Desde su condición de servicios públicos plasmada en la oferta de contenidos de calidad y en su contribución a la cohesión social, los medios de comunicación públicos hicieron y seguirán haciendo una aportación decisiva a la construcción de un país como proyecto colectivo en un ámbito tan crucial para las sociedades contemporáneas como son la cultura audiovisual y la comunicación.
Las nuevas condiciones de los mercados y el fuerte incremento de la competencia han provocado que las empresas adopten nuevos modelos organizativos que les aporten flexibilidad, favoreciendo la acumulación y el uso del conocimiento en todas las actividades desarrolladas. Fomentar la flexibilidad en la organización permite su rápida adaptación al nuevo entorno y el desarrollo de estrategias competitivas perfectamente diseñadas.
Sin embargo, en la actualidad, los ciudadanos se sienten parte activa de la Administración. Por tanto, reclaman la eficacia de los servicios que pagan. Incluso demandan y exigen su mayor calidad y que estos sean diseñados siguiendo las necesidades específicas de a quien van dirigidos.
En el lado opuesto a los ciudadanos, la Administración se encuentra con que los recursos disponibles son menores y las demandas de la ciudadanía son cada vez mayores.
Nuevas tecnologías
A partir de las nuevas tecnologías que cuentan con un avance dinámico y cambiante, los medios de comunicación son elementos importantes en el proceso de socialización. Deben mantener su actividad. Así quedó de manifiesto durante la pandemia, en la que ofrecieron servicios máximos cuando se podía pensar que solo eran necesarios los mínimos para mantener informada a la sociedad.
Igualmente, los medios también destacan por ser el sector que más empresas digitalizadas tiene, mencionando entre todos los indicadores el uso del Big Data y del cloud computing.
Son organizaciones complejas que despliegan sus efectivos en varios centros y en una multiplicidad de lugares de trabajo fuera de estos. Además, tienen una localización geográfica dispersa y un elevado número de trabajadoras y trabajadores de colectivos diferentes, con las consiguientes diferencias de riesgos y de exigencias preventivas. Y cuentan con la necesidad de proteger sus activos materiales e inmateriales. Todo ello representa un escenario demasiado complejo.
Salud, seguridad y protección
La salud, la seguridad y la protección son valores sin los que no se entiende una gestión responsable de cualquier organización. La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social. Asimismo, las empresas siempre pretenden proporcionar a sus empleados y compañías auxiliares un lugar de trabajo seguro manteniendo las operaciones, los activos, la información con la que se genera el conocimiento de la organización y la reputación a buen recaudo contra las amenazas intencionadas. Con todo esto, nos encontramos ante el escenario en el que la empresa debe gestionar de manera conjunta las tres áreas indicadas al inicio del párrafo, y que tradicionalmente se consideraban independientes.
Los múltiples lugares de trabajo a los que acuden los diferentes equipos corporativos hacen necesaria una gestión única y controlada de las diferentes áreas que tiene la seguridad dentro de la organización. Los operativos de protección pueden colaborar perfectamente con la parte de seguridad y de salud. Y esto se realiza a través de las herramientas de control de acceso a las que se le implementa el cumplimiento de las obligaciones de la coordinación de actividades empresariales. Este cumplimiento
ayuda a controlar los recursos presentes en los lugares de trabajo, además de los diferentes controles rutinarios ya conocidos e implantados por las empresas.
Enriquecimiento
El enriquecimiento efectivo de la seguridad corporativa empieza con la participación del departamento de Seguridad en los estudios y proyectos de la organización que van a generar cambios de tareas, procesos y productos. A continuación se establecerán los criterios que deberán cumplir todos los actores de la propia empresa y de las compañías auxiliares para garantizar la seguridad de la actividad corporativa.
Este desarrollo conjunto permite dar visibilidad a todas las actividades que se promueven desde el departamento de Seguridad y fomenta una cultura de respeto y sentido de pertenencia por parte de toda la organización y de su entorno. Un sentido de pertenencia que repercute positivamente en la percepción que se tiene de la propia entidad como entorno seguro en el que desarrollar cualquier actividad.
Calificar el concepto de seguridad como un único término a la hora de entender la protección de las personas y los activos de la organización ayuda a implementar las mejoras necesarias con el paso del tiempo. Y estas, apoyadas en la mejora continua, hacen más plausible la implantación e integración de la seguridad corporativa entre todas las operaciones de la organización.
Mejora de la seguridad corporativa
No es fácil hacer entender a las diferentes partes de la organización que el trabajo conjunto y el desarrollo de tareas compartidas va a repercutir de forma positiva en la seguridad de la organización. En estas sinergias buscadas debe estar muy presente el control de las mejoras recibidas para evitar no conformidades inducidas por alguno de los segmentos de la organización interesado en buscar visibilidad sobre otros a los que considera competidores internos.
No obstante, cuando se tratan cuestiones de seguridad corporativa no existen competidores dentro de la organización. La seguridad de la empresa está por encima de los egos de determinados elementos que lo único que buscan son reconocimientos individuales. La reputación pasa a un segundo plano.
Además, con la seguridad organizada y controlada dentro de la compañía no deben olvidarse las relaciones con los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y con las agencias de emergencias correspondientes. La coordinación con todos los miembros partícipes de una posible emergencia es fundamental para minimizar las pérdidas. Una empresa como la que nos ocupa siempre está expuesta a amenazas y reivindicaciones externas de cualquier tipo. Unas reivindicaciones que no tienen relación con la actividad que desarrolla y que generan situaciones inesperadas en las que la rapidez de actuación es fundamental para controlarlas.
La seguridad corporativa, como un elemento más de la organización, ha de adaptarse a los modelos organizativos adoptados por la empresa, donde la flexibilidad favorece la acumulación y el uso del conocimiento. Se trata de adaptarse a un entorno dinámico y cambiante y cada vez con unos recursos menores debido al aumento de las demandas de los consumidores, los cuales desean todos los productos en todos los dispositivos.
Por último, dentro de la flexibilidad demandada por la organización, el departamento de Seguridad, además de concentrar la salud, la seguridad y la protección, también debe tener la capacidad de adquirir conocimiento fundamentado en el compliance y en la gestión directiva que le permita estar al más alto nivel de decisión.