Usted asumió la presidencia de CEUSS en el mes de mayo. ¿Cuáles son los principales temas que preocupan a la asociación respecto al sector?
El principal objetivo de nuestra asociación es defender los intereses del usuario de servicios de seguridad. En más de una ocasión hemos de recordar que todo el ecosistema de la seguridad privada en España tiene una única razón de ser, que es que los usuarios contratemos servicios porque veamos en ellos una herramienta que aporta valor a nuestra actividad, ya sea como ciudadano particular o como empresa. Nuestro principal objetivo es que esa idea fundamental siga siendo válida a medida que se transforma tanto la realidad social como la legislación.
¿Qué acciones concretas van a llevar a cabo para conseguir sus objetivos en los próximos años?
Queremos visibilizar más al usuario en el ecosistema, participando en aquellos foros relevantes para el sector, aumentando y mejorando nuestro nivel de interlocución con la Administración y, en definitiva, haciendo que la opinión del usuario sea algo tan intrínseco a la seguridad privada como lo es en la actualidad la opinión de las empresas de servicios y los fabricantes de productos.
La calidad de los servicios de seguridad privada es una de sus preocupaciones constantes, pues los socios de CEUSS son grandes usuarios de ellos. En términos generales, ¿cómo valoran los servicios que reciben en la actualidad?
En general pensamos que, en la actualidad, los servicios de seguridad se prestan con un nivel correcto de calidad, fundamentalmente por la profesionalidad del personal de seguridad privada. Pero al mismo tiempo vemos que podrían y deberían dar más de sí, de forma que la contratación de estos servicios aporte al usuario mucho más valor. Estamos asistiendo a una transformación tecnológica muy rápida, que como todos los grandes cambios trae aparejada una serie de amenazas y también de oportunidades para el mundo de la seguridad. En ese sentido, los delincuentes ponen en funcionamiento las amenazas, mientras que el sector de la seguridad pone en marcha las ventajas; sin embargo, vemos que cada vez va más rápido lo primero y más lento lo segundo.
¿Cuáles son las principales virtudes y las carencias que se encuentran en relación con los servicios de seguridad?
A nuestro modo de ver hay dos problemas relevantes. Por un lado está ser capaces de articular formas de prestar los servicios de seguridad que hagan un mayor uso de los avances tecnológicos y que, por tanto, aporten mucho más valor al usuario. En esto, creemos que la Administración debería dar un paso adelante desde el punto de vista normativo. A modo de ejemplo: la neutralización de amenazas en el espacio aéreo circundante a una instalación, el uso de algoritmos, machine learning, inteligencia artificial en los sistemas de seguridad electrónica o el tratamiento de la amenaza interna en infraestructuras críticas, son materias en las que creemos que se debería dar un paso adelante desde la seguridad privada.
El otro gran problema tiene que ver con la disponibilidad de servicios. Nuestras empresas tienen cada vez más problemas para cubrir servicios en cada vez más zonas de España, y esto se convierte en oportunidades perdidas para el sector y pérdida de valor para los departamentos. Más allá de las condiciones macroeconómicas, entendemos que el sector debe encontrar la manera de aumentar la oferta de recursos para satisfacer la demanda antes de que esta última busque otra manera de satisfacer sus necesidades.
¿Cómo está evolucionando la dirección de seguridad, teniendo en cuenta que el entorno es cada vez más complejo y hay más tecnología?
Las direcciones de seguridad acompañan esta gran transformación a la que nos referíamos antes, y ellas mismas también son cada vez más tecnológicas.
Nuestros sistemas de seguridad son cada vez más extensos y complejos técnicamente, además de que están integrados en el ecosistema TI de nuestras empresas. Esto nos obliga a abordar la seguridad de los sistemas también desde la óptica tecnológica, más allá de las políticas de ciberseguridad que obligan a toda la organización. Esto provoca que los directores de seguridad cada vez tengamos que estar más formados en seguridad tecnológica si queremos estar a la altura de las amenazas a las que nos enfrentamos.
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