Tras unas palabras de bienvenida por parte de Ana Borredá, directora de Seguritecnia y presidenta de la Fundación Borredá dio paso a Emilio Sidera Leal, subdirector general de Ordenación y Normativa de Transporte Terrestre del Ministerio de Fomento, quien destacó que en la citada cartera se tiene muy en cuenta la seguridad en una modalidad de transporte que, en el caso de España, acapara en torno al 90 por ciento de la movilidad tanto de personas como de mercancías.
“Tal es la importancia del transporte terrestre”, advirtió, “que en el ámbito de la UE, que es el que más afecta a nuestro país, se han impulsado políticas específicas para dicha actividad basadas en tres pilares fundamentales: la eficiencia, la sostenibilidad y la seguridad”.
Sobre esta última cuestión, Sidera observó que, al hablar de seguridad en el transporte terrestre, “lo primero que viene a la mente es la posibilidad de que se perpetre un acto terrorista. Pero, más allá del terrorismo, también es preciso preocuparse del robo de mercancías o equipajes, del contrabando, del tráfico de sustancias tóxicas, de la inmigración ilegal… Por ello, hace años que se analizan en el seno de la UE estas y otras cuestiones a través de grupos de expertos”.
“Es preciso y conveniente considerar esas orientaciones que surgen desde el ámbito internacional, pero siempre teniendo presente que cada país posee sus propias peculiaridades en lo referente a la relación de las operaciones, las infraestructuras y las propias personas con el transporte”, concluyó el representante del Ministerio de Fomento ante un auditorio repleto por los cerca de 200 asistentes a la jornada.
Complejidades y retos
A continuación, Ana Borredá dio paso a un panel en el que representantes del transporte ferroviario, por carretera y urbano expusieron las complejidades que plantean dichas modalidades y los retos que tienen ante sí los responsables de velar por su seguridad.
El primero en intervenir fue Mariano Olivares, coordinador de Autoprotección de Renfe, quien, al igual que otros ponentes a lo largo de la jornada, empleó el término “complejo” para referirse al transporte terrestre. Y con el fin de dar muestra de la relevancia de la entidad pública empresarial adscrita al Ministerio de Fomento, recordó que, anualmente, Renfe transporta más de 471 millones de pasajeros y 1,6 millones de toneladas métricas de mercancías, controla un volumen de circulación de trenes que supera los dos millones de itinerarios y gestiona más de 800 estaciones pertenecientes a las redes de Cercanías y Renfe Ancho Métrico.
En cuanto a los recursos del departamento de Seguridad y Autoprotección, Olivares esclareció que el mismo cuenta con 1.800 vigilantes, cerca de 5.500 cámaras y la colaboración de nueve empresas de seguridad privada que prestan servicio en una red de lo más dispersa. “Gestionamos las emergencias, la autoprotección, la ciberseguridad, la seguridad física y la lucha contra el terrorismo, que, desde el punto de vista de la seguridad, es lo que más nos preocupa”, reconoció el ponente.
“En lo que al terrorismo respecta, prestamos mucha atención a sus distintas modalidades y nuestras medidas se adecúan a los niveles de alerta terrorista. El objetivo es dar una respuesta eficaz y eficiente a través de una relación muy estrecha con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. Sin su colaboración, la explotación ferroviaria sería harto difícil”, enfatizó el representante de Renfe Operadora.
Una explotación, por cierto, en la que mucho tiene que ver Adif en calidad de administrador de las infraestructuras ferroviarias de nuestro país. En sintonía con Mariano Olivares, Antonio Bertomeu, director de Seguridad de Adif, calificó al sistema ferroviario de “complejo y muy vulnerable”. “Conviene no olvidar los atentados del 11-M de 2004 y que continuamos estando en el punto de mira de los terroristas. Pero, además del terrorismo, la delincuencia, los robos o la conflictividad social son problemas que nos afectan”, apuntó en un discurso plenamente coincidente con el de Emilio Sidera Leal.
Para acentuar la complejidad del transporte ferroviario, Bertomeu hizo referencia a la Ley sobre Protección de Infraestructuras Críticas (Ley PIC). “Dicha norma trata de servicios esenciales e infraestructuras críticas que requieren un tratamiento especial al tener una supervisión y un control por parte de la Secretaría de Estado de Seguridad. Pero para poder cumplir objetivos como los inspirados por la Ley PIC, es preciso que exista una cultura de empresa que absorba la seguridad como el garante de la continuidad del negocio”, expuso.
“Sin la seguridad entendida desde una perspectiva integral nos encontraremos a merced de cualquier amenaza que se pueda presentar, produciéndose entonces una vulnerabilidad extrema que podría propiciar unos riesgos de improbable evitación y unos resultados absolutamente negativos. Con esto no quiero decir que nuestro departamento sea el más importante, pero está claro que la seguridad es necesaria”, reivindicó.
Evolución del riesgo
Sobre estos últimos, pero en el ámbito del transporte por carretera, Alfonso Pastor, director de Seguridad de TNT, aludió a una destacada evolución en los últimos años. “Comenzamos registrando problemas de pérdida desconocida en nuestras instalaciones, que, posteriormente, empezaron a ser objeto de los amigos de lo ajeno. Y a medida que fuimos mejorando la seguridad, el problema se trasladó a la calle con los asaltos a los vehículos. Ahora lo que más nos preocupa es que esos ataques se están dirigiendo a los conductores”, explicó.
¡Sigue Leyendo!
Aquí te hemos mostrado tan solo un resumen de este reportaje.
¿Quieres leer el reportaje completo?
Archivado en: