La temperatura política mundial está que arde. En los últimos dos años, el sector de la Defensa ocupa el centro de la escena, al alargarse la guerra Rusia-Ucrania y el conflicto Israel-Gaza, generando una rutina diaria de inestabilidad en Europa y en Oriente Medio. A consecuencia de todo ello la la opinión pública está cambiando en cuanto a las dotaciones del ejército y la seguridad nacional. Cada vez es mayor el número de países occidentales cuya población está a favor de aumentar el gasto público en Defensa.
Los puntos calientes en torno al Viejo Continente, considerado el corazón de la civilización occidental, obligan al resto de los países a tomar partido. Las nuevas dinámicas de confrontación están transformando la naturaleza de la actividad militar a gran velocidad. Por ello las Fuerzas Armadas deben estar tecnologizadas y listas para cualquier eventualidad. El escenario de tensión global es, sin duda alguna, un factor determinante.
Seguridad nacional, Defensa y Fuerzas Armadas
La seguridad nacional es la protección de un estado soberano —ciudadanos, economía, instituciones— y se considera una función del gobierno. De su buen funcionamiento dependen la estabilidad, el bienestar y la previsibilidad, esenciales para el desarrollo de un país. Y también la prosperidad, porque una sociedad segura tiene mejores condiciones para progresar. Los recursos y estrategias de seguridad nacional se gestionan a través de la defensa nacional, basada principalmente en las fuerzas armadas. Dado que prácticamente todos los países del mundo han usado en algún periodo de su historia las fuerzas armadas como instrumento de poder interno, en las naciones democráticas se prohíbe legalmente a las fuerzas armadas intervenir en asuntos internos.
Concebida en principio como protección contra ataques militares, la seguridad nacional incluye también dimensiones no militares: la seguridad contra el terrorismo, la minimización del crimen, la seguridad económica, la seguridad energética, la seguridad ambiental, la seguridad alimentaria y la ciberseguridad. De manera similar, los riesgos para la seguridad nacional incluyen, entre otros, la política exterior de otros países, los ataques potenciales de entidades supranacionales, el crimen organizado, la ciberdelincuencia y los desastres naturales.
Los gobiernos dependen de una variedad de sectores, incluidos el político, económico y militar, así como la diplomacia, para salvaguardar la seguridad de un país. También pueden actuar para crear condiciones de seguridad a nivel regional e internacional reduciendo las causas transnacionales de la inseguridad, como el cambio climático, la desigualdad económica, la exclusión política y la proliferación nuclear.
Ciberdefensa: la Defensa en los tiempos de la digitalización
La ciberdefensa tiene un rol fundamental en la seguridad nacional y la gestión del riesgo informático de un país, no solo en cuanto a la protección de sistemas sino en cuanto a la capacidad de reacción ante vulneraciones de infraestructuras digitales. Hoy día todos los Ministerios de Defensa del mundo poseen un Comando de Ciberdefensa.
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