Existe una especie de árbol que siempre ha generado grandes controversias entre los botánicos de todo el mundo por desplazar a otras especies y por su increíble capacidad de subsistencia: el eucalipto. Un árbol nativo de Australia con raíces que pueden alcanzar los 20 metros de profundidad. Pues bien, si mirásemos la Internet actual con los ojos de un botánico nos encontraríamos sin duda frente a un inmenso eucalipto: una estructura poderosa, soberbia en su superficie, pero con unas raíces recónditas y subterráneas de difícil acceso. Ahí nos toparíamos con la denominada hidden web o web oculta, capaz de absorber información de todo tipo, saltándose todas las normas de legalidad, privacidad y seguridad imaginables. Un lugar donde se esconde la parte más criminal y oscura de la sociedad a la que, aunque nos sorprenda, acceden diariamente miles y miles de personas sólo en España.
La mayoría que navega por Internet conoce lo que se denomina clearnet, es decir, la parte ‘limpia’ de la Red, la que es accesible fácilmente desde cualquier buscador. Esta parte de Internet, a pesar de su nombre y de que es la zona que se halla, por así decirlo, bajo “control”, la que todo el mundo utiliza y conoce –los consumidores para comprar productos, los profesionales para gestionar y buscar información, los adolescentes para realizar sus tareas escolares –, ya genera de por sí una serie de riesgos y problemáticas propias.
La clearnet como tal nos obliga a estar siempre alerta: sitios web maliciosos que se hacen pasar por páginas legales, correos electrónicos que nos redirigen a páginas falsas donde pueden tomar nuestra información personal, etc. En general, los usuarios que navegan limpiamente ya de por sí tienen que preocuparse, y mucho, de cambiar las contraseñas de manera periódica y de no usar la misma en más de un lugar, de realizar las compras online en sitios de prestigio, de actualizar el software y proteger sus redes domésticas, teléfonos móviles y cada vez más dispositivos IoT (Internet of Things) para salvaguardarlos de ataques específicos.
Si en la parte ‘limpia’ de Internet tenemos que tomar ya todas estas precauciones y es mucha la información ilícita la que se maneja, muchos se preguntarán: ¿qué peligros esconde esa otra parte invisible de la web? Y lo que muchos navegantes más temen: ¿puedo toparme con esa parte sin ser consciente de ello o por accidente?
En primer lugar, hay que señalar que la parte oculta de Internet, es decir, esa zona invisible a los buscadores y a la que no se puede acceder de forma pública, es inmensa. Concretamente, se estima que supone un 90 por ciento del contenido total de la Red. No obstante, lo más importante es aclarar que dentro de ese 90 por ciento de la deep web, como también se conoce, no todo es criminal y oscuro como tal. Se calcula que la parte más profunda y la que en realidad debe preocuparnos de esa inmensa estructura en forma de árbol (el final de las raíces, por así decirlo) es solamente un 0,1 por ciento del contenido, la conocida como dark web.
Diferencias
Por tanto, las diferencias entre deep y dark web son notables, siendo la principal la intencionalidad de su uso. En la deep web nos encontramos con páginas que en muchos casos son convencionales, simplemente que están protegidas de un modo especial –paywalls– o que atienden, por ejemplo, a datos almacenados en servidores como Google Drive, Dropbox, etc. En la profunda dark web, sin embargo, nos encontramos con contenido intencionalmente oculto. Como la transferencia de datos es anónima y directa, al amparo de esta circunstancia se concentra un amplio mercado negro donde el ciberdelito está a la orden del día: tráfico de armas, órganos, historiales médicos, drogas, pornografía, etc.
Si queremos contratar un sicario, aprender a fabricar una bomba casera o a enviar droga por correo, no tenemos más que acudir a consultar en este inmenso repositorio de contenidos que se valen del anonimato y de la dificultad de rastreo para adoctrinar, divulgar o realizar todo tipo de actos delictivos, imprudentes o temerarios.
La forma más utilizada para entrar en la deep web pasa por emplear un navegador específico, siendo TOR uno de los más populares y utilizados con este fin. Existe un directorio, denominado Hidden Wiki, que funciona como un índice para acceder a estas páginas específicas y que los usuarios usan como guía de cabecera.
Pero la pregunta sigue en el aire. ¿Podemos acceder con facilidad a la dark web? ¿Puede hacerlo, por ejemplo, un adolescente sin el debido control o seguimiento parental? Tristemente, la respuesta es sí, por supuesto. La parte más oscura de la web no presenta grandes dificultades para acceder a ella. En realidad, podríamos decir que es relativamente sencillo y que se haya al alcance de cualquiera. Este es el verdadero peligro que entraña, que entrar puede resultar fácil, pero, por decirlo de algún modo, en salir ileso de ella es donde radica la tremenda dificultad.
Contenidos peligrosos
Ya de por sí, como se ha comentado, la dark web presenta una cantidad ingente de contenidos peligrosos que debería preocuparnos que parte de la sociedad pueda intercambiar de forma impune. Además, también nos debe alertar el hecho de que personas movidas por la curiosidad o por cierta imprudencia, como puede ser un colectivo de usuario de Internet muy joven o adolescente, podría penetrar en una red que no le dejará impasible. Delincuentes, estafadores y manipuladores estarán detrás de los foros que se les mostrará y en las páginas por las que navegarán. Las contraseñas, la webcam o la información personal de estos jóvenes podría ser comprometida más que en ningún otro sitio virtual conocido.
Asimismo, no olvidemos que la policía está siempre detrás de estos contenidos y que, por tanto, usarán todas las herramientas a su alcance para saber quién vende, quién intercambia y, por supuesto, quién está accediendo de forma explícita a estos servicios.
¿Estamos seguros de que queremos abrir esa caja de pandora? Esa es la pregunta que muchos usuarios temerarios deberían hacerse. Usuarios que creen que controlan la situación, que pueden intentar entrar en la dark web para simplemente descargarse un manual para hackear dispositivos de su expareja o recopilar información sobre cómo burlar a Hacienda.
Los expertos en seguridad hemos visto aumentar y crecer el número de usuarios que se conectan y navegan por estos contenidos en los últimos tiempos. Miles de usuarios sin preparación, miles de vidas digitales que pueden ser seriamente comprometidas. Esto es algo que no para de crecer y que, si no tomamos conciencia de ello, podrá pasar factura y tener serias consecuencias en la vida real de estas personas.