José Ramón Ferrandis, analista.
José Ramón Ferrandis Muñoz Analista Analista

Llamar a Draghi… para que todo siga igual

Unión Europea

Ustedes conocen seguramente el fenómeno conocido como lampedusianismo1, por el nombre de gatopardismo. Este término se refiere a una cualidad de las élites flexibles (por inmorales) de toda organización política, perfectamente capaces de adoptar no importa qué postura para seguir disfrutando de su posición.

El gatopardismo goza de excelente salud y brilla en todo su esplendor en la cúpula directiva de la Unión Europea, las de muchos de los Estados miembros, las de los partidos políticos que sustentan el tinglado, las direcciones empresariales y sindicales asociadas y, en conjunto, de quienes disfrutan del hipertrofiado sistema de Estado de bienestar que se ha instrumentado en las últimas décadas. Y, para apuntalar este gatopardismo galopante, Ursula von der Leyen ha encargado un informe a Mario Draghi.

Recordemos el informe Draghi

Repasemos lo indicado en la primera parte2 de estos dos artículos3. El “Informe Draghi” (ID) señala tres causas para el retraso relativo de la Unión Europea frente a sus socios mundiales, es decir, los Estados Unidos y la República Popular China. Son el fin de la energía barata, la demografía suicida y los socios, que han devenido “no fiables”. De hecho, dicho informe ha asegurado: “we have to scale back some, if not all, of our ambitions4”. Se trata de una afirmación seria que viene a decir que “o resolvemos o nos quedamos para administrar”.

Pero la Unión Europea no se limitará a administrar, pues su objetivo es hacerse con el control total de la vida de los ciudadanos de los países de la Unión, a través de la vía jurídico-administrativa, con la aquiescencia obsecuente de un Parlamento Europeo afín, mientras lo sea.

Pero, ¿qué se encuentra en medio del camino de la Unión Europea frente a naciones y ciudadanos, según la segunda parte del ID?

Primero, la falta de adecuada comunicación sobre las prioridades. El ID percibe un desenfoque entre el establecimiento de objetivos, las prioridades subsiguientes y las políticas que deberían ponerlos en práctica. Pone como ejemplo el objetivo de la innovación. Se pretende competir con los Estados Unidos y con la República Popular China, pero la regulación ahoga a las pymes5 que podrían operar como agentes de la innovación.

Segundo, el despilfarro de los recursos comunes a la Unión Europea, refiriéndose fundamentalmente a financiación. El ejemplo del ID se refiere a la industria de defensa, extremadamente dispersa entre las naciones cuyos Estados integran la Unión6.

Tercero, la falta de coordinación en materia de política industrial, política fiscal7, política comercial y política de relaciones internacionales en la persecución de una estrategia industrial común.

Si no se da prisa la Comisión, corre el riesgo de implosionar, como lo hizo la Unión Soviética en su día al llegar a un límite económico y político irremonatable

Problema financiero

Llama la atención poderosamente que el ID no insista tanto en resolver los tres grandes problemas de la Unión Europea: el exceso de burocracia e intervencionismo que el propio ID ha detectado, la estúpida8 y suicida política energética9 que está llevando al cierre a diversos sectores (no solo los intensivos en energía, aunque éstos están directamente condenados), y una demografía que no repunta en modo alguno y que condena a la irrelevancia a sus sociedades.

Y tras recordar estas tres consideraciones de pura mercadotecnia (es decir, no esenciales; es decir, irrelevantes para el problema que nos/les ocupa), el ID pone la lupa en la gigantesca financiación necesaria para llevar a cabo la estrategia que propone10.

En este sentido, ¿cómo obtendrá la Unión Europea los recursos financieros precisos para materializar los objetivos que se supone ha establecido? Antes de contárselo recuerden la teoría: la financiación llega vía liquidez disponible, por endeudarse, por incrementar los impuestos (el endeudamiento aboca a esta solución a largo plazo), por ampliar artificialmente la base monetaria sin equilibrio contable y por la llegada de un financiador externo con o sin contrapartidas11.

Por ello, una de las vías que ofrece el ID es acudir a los mercados de capitales, es decir, endeudarse de las diferentes maneras que existen al respecto. El segundo camino que sugiere es crear un espacio fiscal propio, es decir, absorber la política fiscal de los Estados miembros12.

¿Falta de soluciones?

No hay más soluciones en el documento, y no es porque el señor Draghi no sepa proponer otras. Lo que sí hay es una clara inducción para actuar sin demora. Es lógico, pues la Unión Europea se está descomponiendo políticamente. Cada vez más países ven crecer en su interior a fuerzas políticas opuestas a la pertenencia a la Unión, a la que ven como una agrupación excluyente con intereses globalizantes propios. Por lo que, si no se da prisa la Comisión corre el riesgo de implosionar, como lo hizo la Unión Soviética en su día al llegar a un límite económico y político irremontable.

Si la Unión Europea no recupera una senda de eficiencia energética aceptable por sus bajos precios relativos, que permita incrementar la competitividad empresarial y mejorar su situación en el mercado global, todo lo demás que intente es inviable.

Si la Unión Europea no confiere libertad a sus empresas para adoptar sin interferencias los caminos de investigación y desarrollo que le son propios, no habrá ni objetivos, ni prioridades ni políticas que valgan.

Si la Unión Europea no arbitra medidas para incrementar la natalidad y educar a sus vástagos en la cultura del esfuerzo, reduciendo el alcance de la absorción de recursos ajenos vía impuestos, ese muro se interpondrá en su camino.

Y por encima de todo, si la Unión Europea no revierte inmediatamente la invasión (la llaman inmigración) que se viene produciendo desde hace décadas y se ha hecho insostenible, los Estados nación tomarán un camino distinto. El ID no dice nada de esto porque no tenía este encargo, pero es clave en la supervivencia de la Unión Europea.

Unión Europea, UE

¡Sigue leyendo!

Aquí te hemos mostrado tan solo una parte de este contenido.

¿Quieres leer el artículo completo?

Leer Completo
Contenido seleccionado de la revista digital
Aplicar filtros
¡Inscripción abierta para el Curso Superior de Inteligencia y Empresa!
¡Inscripción abierta para el Curso Superior de Inteligencia y Empresa!
La Fundación Borredá abre el periodo de inscripción para el nuevo Curso Superior de Inteligencia y Empresa.