En los últimos años, la frontera entre seguridad física y cibernética se ha vuelto cada vez más difusa. La tendencia global apunta hacia la convergencia Sec-Ciber, un enfoque que busca integrar ambos mundos bajo una misma estrategia de protección, reconociendo que las amenazas actuales ya no distinguen entre el plano físico y el digital. Esta visión unificada permite a las empresas y organismos fortalecer las capacidades defensivas frente a incidentes que pueden tener un origen físico, cibernético o híbrido.
Convergencia Sec-Ciber: integrar dos mundos bajo una misma estrategia de protección
Con la digitalización de infraestructuras y la proliferación de dispositivos conectados (IoT), sistemas tradicionalmente físicos como el control de accesos, videovigilancia, alarmas perimetrales y gestión de visitantes migran a entornos de red, quedan expuestos a riesgos cibernéticos. Esto da lugar a vulnerabilidades informáticas permiten comprometer sistemas de seguridad física, como apagar cámaras de vigilancia o desbloquear puertas de acceso remoto.
La convergencia Sec-Ciber propone una gestión coordinada de ambos entornos, donde los equipos de seguridad física y ciberseguridad colaboran, comparten información y utilizan plataformas integradas para supervisar y responder a amenazas. Esto implica unificar protocolos de incidentes, interconectar centros de control y adoptar herramientas de gestión centralizada que visualizan en tiempo real la situación física y digital de las instalaciones.
Esta integración reduce las brechas de seguridad, mejora la capacidad de respuesta ante incidentes complejos y puede anticipar amenazas híbridas con un análisis combinado de datos físicos y cibernéticos. Por ejemplo, una alerta de acceso no autorizado podría correlacionarse con intentos de intrusión digital simultáneos, permitiendo activar protocolos más precisos y eficaces.
En definitiva, la convergencia Sec-Ciber es una necesidad estratégica para las empresas que buscan proteger sus activos críticos en un entorno donde la seguridad ya no puede entenderse de forma aislada. Integrar la gestión física y digital no solo optimiza recursos, sino que refuerza la postura global de seguridad.
Seguridad física en espacios de trabajo híbridos
La transformación hacia modelos de trabajo híbrido ha planteado nuevos desafíos para la seguridad física de las personas y las empresas. La coexistencia de oficinas tradicionales, espacios compartidos y empleados en formato de teletrabajo obliga a replantear los esquemas clásicos de control de accesos, supervisión de activos y protección de la información física. Es imprescindible contar con sistemas flexibles que permitan gestionar de manera dinámica quién puede ingresar a las instalaciones, en qué horarios y bajo qué condiciones, adaptándose a fluctuaciones diarias en la ocupación.
Además, se vuelve esencial proteger las zonas de manejo de información, como salas de servidores o archivos físicos, frente a accesos no autorizados, especialmente en entornos de coworking o edificios corporativos con múltiples inquilinos. Integrar tecnologías como control de accesos móvil, credenciales biométricas y videovigilancia inteligente permite mantener un entorno seguro, ágil y acorde a las nuevas dinámicas laborales, donde la seguridad debe acompañar la movilidad sin convertirse en un obstáculo operativo.
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