Wuhan, provincia de Hubei (China), se ha convertido desde el pasado 31 de diciembre de 2019, cuando la Comisión Municipal de Salud y Sanidad de la ciudad informó sobre 27 casos de neumonía de etiología desconocida, en el epicentro de una ya declara -por la Organización Mundial de la Salud (OMS)- emergencia de salud pública de importancia internacional (ESPII), a 30 de enero de 2020.
Según explica la OMS, una ESPII es “un evento extraordinario que, de conformidad con el presente Reglamento, se ha determinado que constituye un riesgo para la salud pública de otros Estados a causa de la propagación internacional de una enfermedad, y podría exigir una respuesta internacional coordinada”. El organismo redactó unos consejos a seguir por la República Popular China, así como esperaba que se declarasen más casos exportados en otros países. Por ello, al resto de gobiernos les alertaba de estar preparados para “adoptar medidas de contención, como la vigilancia activa, la detección temprana, el aislamiento y el manejo de los casos, el seguimiento de contactos y la prevención de la propagación del 2019-nCoV, así como proporcionar a la OMS todos los datos pertinentes”.
La prevención frente a la propagación es clave para frenar su expansión tanto a nivel local, nacional como internacional y lograr así controlar la enfermedad y erradicarla. Los primeros síntomas, de la nueva infección que causa neumonía, en los primeros 27 casos, se iniciaron el 8 de diciembre, entre los que se incluían siete casos graves que habían tenido una exposición común en un mercado mayorista de marisco, pescado y animales vivos en la ciudad de Wuhan, pero no se identificada la fuente del brote (aún mientras se redacta este reportaje se desconoce).
Las autoridades chinas, el 7 de enero de 2020, identificaron el agente que está causando la alerta a nivel mundial. Se trata de un nuevo virus de la familia Coronaviridae, conocido en la actualidad como novel coronavirus 2019 o 2019-nCoV.
Las cifras oficiales, a 6 de febrero de 2020, que se han visto incrementadas en los últimos días son: diagnosticados en China más de 28.000 casos (en la provincia de Hubei es donde se encuentran la mayoría de los casos, 20.000), los medios de comunicación informan ya de más de 30.000 casos; notificados fuera de China hay 200 casos, se han comunicado más positivos, recientemente, por ejemplo, en los cruceros puestos en cuarentena. Todos estarían relacionados con casos importados de China. La proporción de fallecidos entre los casos confirmados ha oscilado entre el 2% y 3%, aunque las autoridades aseguran que estas cifras deben analizarse con cautela por la rapidez con la que evoluciona la epidemia.
Según el informe oficial del Ministerio de Sanidad español, “la distribución por grupos de edad refleja una escasa afectación entre la población infantil, en la cual parece que el cuadro clínico es más leve (2-3). Según las series hospitalarias publicadas hasta el momento, una alta proporción de los pacientes ingresados y casi todos los fallecidos presentaba comorbilidades (4-5). Hasta el momento, se desconoce la fuente de infección y hay incertidumbre respecto a la gravedad y a la capacidad de transmisión”.
Precauciones preventivas
Los Coronavirus “son una familia de virus que comprende virus ARN de cadena única con cubierta viral”, nos explican desde la compañía fabricante y comercializadora de especialidades químicas, Proquimia. “Los virus de esta familia son causantes de enfermedades respiratorias como el resfriado común, bronquitis y síndromes respiratorios agudos como el SARS-CoV o el MERS-CoV”. Al ser similar a estas epidemias que se produjeron en 2003 y 2012, respectivamente, se piensa en una semejanza respecto a su transmisión. Principalmente su contagio se pudiera producir por “las gotas respiratorias de más de 5 micras y por el contacto directo con las secreciones de personas infectadas”, según fuentes oficiales. También podrían transmitirse por aerosoles en procedimientos terapéuticos que los produzcan. La transmisión vía contacto con superficies contaminadas con el virus también es posible, nos alertan desde Proquimia. “En estos casos, el contagio suele producirse cuando la persona toca la superficie contaminada y luego se toca la nariz, la boca e incluso, posiblemente, los ojos. Las investigaciones siguen en curso y todavía pueden aparecer nuevas vías de contagio”. Entre 2 y 14 días se ha estimado el periodo de incubación, pero la evidencia sobre la transmisión del virus antes del comienzo de los síntomas no se ha podido verificar aún.
Actualmente, según informa el Ministerio de Salud en su informe oficial, “no existe un tratamiento específico frente al 2019-nCoV. Basándose en la experiencia previa de brotes por otros coronavirus, actualmente se está empleando en algunos casos y de forma experimental el tratamiento con una combinación de inhibidores de la proteasa (lopinavir/ritonavir) con o sin interferón β, o tratamiento con un inhibidor de la ARN polimerasa (remdesivir)”.
Por todo lo expuesto, se hace necesario tomar las correspondientes precauciones preventivas que incluyen tanto protocolos de higiene, limpieza y desinfección como prevención y protección individual.
La mejor forma de prevención frente al coronavirus es evitar el contacto con el mismo. Existen varias medidas preventivas de fácil aplicación para minimizar el riesgo de transmisión o infección por virus respiratorios, que recomiendan desde la compañía Proquimia:
- Evitar el contacto con gente enferma, con síntomas de gripe o resfriado.
- Evitar tocarse ojos, nariz y boca con las manos sucias.
- Cubrirse la boca y la nariz al estornudar/toser con el codo flexionado o un pañuelo de papel, tirarlo inmediatamente y lavarse las manos
- En caso de fiebre, tos y dificultades respiratorias, acudir al médico e informar en caso de que se haya viajado al extranjero.
- En áreas con casos de novel coronavirus, evitar el contacto directo y sin protección con animales y superficies en contacto con animales.
- Es recomendable evitar el consumo de carne y derivados, crudos o poco cocinados.
- Lavarse las manos con jabón y agua durante al menos 20 segundos.
- Aplicar un desinfectante de manos hidro-alcohólico.
- Limpiar y desinfectar de forma concienzuda superficies y objetos de contacto frecuente.
La higiene en lo que respecta a las manos es fundamental, bien lo saben todas las empresas del sector de la limpieza e higiene profesional que en numerosos artículos, noticias, etc. insisten en dedicar no solo el tiempo necesario a esta acción, si no seguir las recomendaciones de los fabricantes y profesionales y realizar un correcto lavado de manos, que debe durar al menos 20 segundos. Se deben, además, mojar desde el principio de los dedos hasta las muñecas, frotando las uñas, los dedos, las palmas, el dorso y las muñecas. Tan importante es el enjabonado como el aclarado y siguiente secado de las extremidades. Con la alerta sanitaria producida con la Gripe A (H1N1)- una pandemia causada por una variante del Influenzavirus A del subtipo H1N1, que surgió en el año 2009- el mercado puso a disposición de profesionales y ciudadanos higienizadores para manos. Hoy en día aún a la venta y muy en uso
Las recomendaciones, en este sentido, de Proquimia son: al llegar a casa o al trabajo, tras el contacto con superficies de uso frecuente como interruptores, pomos, grifos…, y tras el contacto con otras personas, debemos lavarnos las manos con agua y un producto higienizante, durante un tiempo mínimo de 20 segundos. Es recomendable aplicar un desinfectante hidro-alcohólico tras el lavado. Es importante matizar que, “estos productos no sustituyen el lavado de manos y pierden efectividad si se aplican sobre manos sucias”.
Desinfección de superficies
Las superficies de contacto habitual (interruptores, botones, teléfonos, pomos…) deben limpiarse y desinfectarse de forma frecuente, por lo menos dos veces al día, con un producto eficaz contra coronavirus.
Según la compañía Diversey, este brote “ha planteado preguntas sobre cómo se desenvolverán los desinfectantes de superficies frente a este nuevo virus en pruebas estándar o cuando se usan en aplicaciones del día a día”, en su caso en concreto dos productos de su amplio portfolio. La firma, en los Estados Unidos, prueba la eficacia de los desinfectantes frente a organismos patógenos utilizando métodos estandarizados aprobados por la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (US-EPA). En Europa, las pruebas estandarizadas EN se utilizan para el mismo propósito. “Estos métodos de prueba se desarrollan para estandarizar la evaluación del desempeño de un desinfectante químico frente a microorganismos patógenos”, según explican.
A veces, falta la muestra del organismo para poder realizar las pruebas. “Cuando se identifican nuevos microorganismos patógenos, no siempre es posible realizar estas pruebas estandarizadas durante un período de tiempo, ya que se debe decidir un organismo de prueba o cepa de organismo ‘estándar’, y luego los laboratorios de pruebas deben adquirir muestras del organismo. Incluso si se realizaran pruebas, el proceso de registro del gobierno generalmente evita que un fabricante de desinfectantes promueva la eficacia contra un patógeno emergente hasta que el gobierno haya revisado y aprobado la prueba”. Éste ha sido el caso del coronavirus de Wuhan. Diversey asegura que “ningún desinfectante comercial en el mercado tendrá un registro de eficacia frente al coronavirus de Wuhan porque actualmente no es posible probar este virus y es poco probable que un fabricante de desinfectantes pueda promover dicho test en por lo menos un año”.
Como vemos en la tabla que Diversey nos ha facilitado, se colocan los virus encapsulados (donde se enmarca el virus de Wuhan) en la parte inferior, es decir, “la clase de microorganismo más fácil de eliminar” en superficies. “En consecuencia –afirma la compañía-, esperaríamos que cualquier desinfectante de superficies pudiera eliminar el coronavirus de Wuhan cuando se usa de acuerdo con las instrucciones del fabricante relativas a la concentración, el tiempo de contacto y si las superficies requieren limpieza previa, entre otros factores”.
Con el surgimiento del virus del Ébola en 2014, la US-EPA desarrolló un documento llamado «Borrador de orientación para los solicitantes de registro: proceso para hacer registros frente a patógenos virales emergentes que no figuran en las etiquetas de desinfectantes registrados por la EPA, a 29 de marzo de 2016». Este documento “también reconoce una jerarquía de efectividad, y describe el registro de efectividad actual sobre un desinfectante y cómo un fabricante de desinfectantes puede solicitar una exención de etiqueta”. La utilidad de esta guía reside en que demuestra que un enfoque jerárquico sirve para evaluar la eficacia potencial de un desinfectante químico en patógenos emergentes.
“Diversey vende desinfectantes para uso sanitario a base de peróxido de hidrógeno acelerado (AHP), hipoclorito de sodio, cloruros de amonio cuaternario y ácido peracético. Se esperaría que cualquiera de estos desinfectantes eliminara el coronavirus de Wuhan usando métodos de prueba estandarizados para virus encapsulados. Muchos de los desinfectantes de uso sanitario de Diversey tienen registros frente a coronavirus humano, lo que demuestra una eficacia específica contra esta familia de virus”.
Por lo tanto, incluso, sin este registro específico para el coronavirus de Wuhan, se espera que este tipo de desinfectante sea eficaz -hasta que se puedan realizar las pruebas de laboratorio y el posterior registro específico para este tipo concreto de virus-, ya que sí se sabe que son eficaces por la baja resistencia química de los coronavirus, en general, y porque muchos de estos productos, de ésta u otras compañías que operan en el mercado, sí tienen un registro frente a virus grandes o virus pequeños sin encapsular, que son más difíciles de eliminar.
Asimismo, Diversey insiste en que “puede haber diferencias en el rendimiento de los desinfectantes entre los métodos de laboratorio y la aplicación en la vida real. A menudo, la presencia de suciedad, la aplicación inconsistente, las condiciones ambientales y otros factores, reducen la efectividad de los desinfectantes cuando se usan en la vida diaria”. La mejor manera de minimizar cualquier diferencia en el rendimiento, según Diversey, es seguir las instrucciones del fabricante del desinfectante. Y finalmente aseguran que, aunque sea costoso, la toma de muestras de las superficies puede proporcionar la validación de la eficacia.
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