En algún momento de nuestras vidas conocemos a alguien que ha sufrido fraude por Internet. Incluso nosotros mismos hemos temido alguna vez por nuestra seguridad cibernética cuando navegamos por la Red. El phishing o la suplantación de identidad es, en este sentido, aquel método a través del cual un ciberdelincuente consigue las contraseñas o los números de las tarjetas de crédito de su víctima haciéndose pasar por una organización o persona de confianza.
La manera más común es la siguiente: el ciberdelincuente envía un mensaje de texto o un correo electrónico suplantando la identidad de un organismo conocido. En él alerta a la víctima de algún acontecimiento que le afecta y que normalmente debilita su sentido común. En el cuerpo del correo le solicita, a través de un enlace, que se dirija a un sitio web y complete o indique su información. En estos sitios web, que son una perfecta imitación del original, se piden los datos de tarjetas, las contraseñas… Si eres ingenuo y caes en la trampa, tu identidad y tu dinero se verán vulnerados.
¿Cómo podemos evitar esto?
Lo primero de todo es tener instalado un buen antivirus que evite en todo momento que se descarguen virus, troyanos y toda clase de software maligno que haya por el ciberespacio en nuestro ordenador.
También es importante que prestes atención a tus búsquedas en Internet. Siempre que visites un portal en Internet, revisa que la dirección de la página web empieza por https. Esto indica que es un sitio que sigue unos protocolos de seguridad y que protege tu información.
Cuando hagas tus compras por Internet, asegúrate de que sea un comercio conocido. Y no te fíes de los sitios que ofertan productos buenos a un precio demasiado barato. Si, por ejemplo, te gusta el juego online, recuerda escoger casas de apuestas que estén homologadas por la Dirección General del Juego. Que sean páginas que ofrezcan información veraz sobre los distintos deportes o eventos para los que presentan cuotas, como el fútbol, una de las disciplinas deportivas que más seguidores acumula.
Por último, bajo ningún concepto compartas tu información bancaria, envíes fotografías de tus tarjetas mostrando todos los números o indiques la clave de seguridad de tu banco.
Varias maneras de reconocer el ‘phishing’
Lo primero que debes tener claro es que ni tu banco ni ninguna organización gubernamental te va a escribir un correo electrónico pidiéndote que accedas a una página web para que indiques tus datos bancarios o realices pagos extraños de dinero.
Normalmente, estos mensajes de correos electrónicos suelen tener faltas de ortografía o errores gramaticales como si se hubiera escrito con un traductor automático. ¡Estate pendiente! Además, no te olvides de revisar la dirección de quién te lo envía. ¿Encuentras alguna contradicción? ¡Ten cuidado!
Suele ser muy común que te pidan dinero, te feliciten por ser el ganador de un premio o te hagan falsas ofertas de trabajo. Así que, ¡ojo! Si en algún momento recibes algún tipo de correo como los que te hemos indicado, ¡sé más listo que ellos! Denúncialo a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, y deja que su departamento contra el fraude por Internet tome cartas en el asunto.
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