Nos encontramos en una situación de incertidumbre radical que no permite anticipar cuál será el impacto de la pandemia global del COVID-19. Es, por tanto, un nuevo indicador de atención para las organizaciones públicas y privadas de los riesgos, amenazas y oportunidades de la hiperglobalización.
Los modelos tradicionales de seguridad integral e inteligencia de las organizaciones pueden saltar por los aires cuando aparece un cisne negro. Los cisnes negros son acontecimientos muy complejos de anticipar y que tienen tan elevado impacto que, cuando se producen, nos obligan a poner en cuestión cualquier práctica de seguridad integral y de inteligencia prospectiva.
El impacto del COVID-19 al que nos enfrentamos caería en esta categoría de cisne negro. Podría decirse que la posibilidad de una pandemia global siempre está entre los posibles riesgos globales; pero lo cierto es que no puede anticiparse cuándo ocurrirá. Estas no estaban en los escenarios de riesgo ni siquiera con baja probabilidad, y cambiaron la marcha de la historia, en mayor o menor medida.
Mecanismos de protección
Aunque esto no quiere decir que debamos dejar de lado los mecanismos de protección, vigilancia y seguridad integral o de análisis de inteligencia y prospectiva. Pero hay que señalar que los mismos siempre están sujetos a incertidumbre y que, en ocasiones como la actual, conviene ponerlos en cuarentena.
La crisis del COVID-19 ha sacado a la luz las diferencias entre aquellas organizaciones que durante los últimos años han estado trabajando la transformación digital y aquellas organizaciones que no han tenido una visión clara de cómo aprovechar lo digital dentro de su organización. El auge de la dependencia tecnológica para el desarrollo normal de las actividades de las organizaciones ha abierto una ventana hacia (ciber)riesgos, (ciber)amenazas y (ciber) oportunidades.
Resiliencia y gestión de riesgos
El problema es prever cuánto tiempo va a durar la fase de incertidumbre radical y qué daños dejará en las organizaciones. Resulta evidente que, en algún momento, la epidemia quedará controlada a nivel global. Por ello es necesario establecer y reforzar una cultura de riesgos globales con responsabilidades específicas en su gestión y a todos los niveles para consolidar un adecuado gobierno de riesgo organizacional.
La base de cualquier organización pública o privada es entender su capacidad adaptativa y cómo incrementarla para acometer con éxito esta crisis. Con capacidad adaptativa nos referimos a la posibilidad que tiene la organización de mantener su desempeño ante diferentes situaciones, modificando si es necesario los planes, estructuras o procesos inicialmente establecidos con acciones rápidas y flexibles.
Para fortalecer la organización, la resiliencia debe formar parte de su cultura, por lo que esta es medida y resultan comunes las prácticas para prevenir, simular eventos, proteger, adaptarse y recuperarse valiéndose del aprendizaje sobre las experiencias vividas y la colaboración entre sus diferentes unidades.
Liderazgo con inteligencia
En definitiva, se hace necesario un liderazgo fuerte que incorpore los criterios de seguridad integral y de inteligencia de proveedores especialistas. Y siempre homologados en materia de seguridad privada, como Bidaidea, y que coordinen una respuesta para minimizar el daño del COVID-19 en todos los ámbitos. Es especialmente importante también ofrecer una respuesta coordinada entre los distintos actores y las instituciones. Algo que, como sabemos, no es fácil de conseguir.
Para frenar este miedo, comprensible pero a veces exagerado e irracional, es esencial informar adecuadamente a toda la organización, evitar las exageraciones y el sensacionalismo y diseñar de forma adecuada los planes de continuidad de negocio (que deberían ser ensayados y actualizados, al menos, una vez al año) y de los planes de crisis, donde el personal directivo es clave y muy visible a la hora de activar una comunicación relevante a empleados, socios, clientes o medios si fuera necesario.
Desde Bidaidea insistimos en la conveniencia de que estos planes estén escritos, actualizados y disponibles para los interesados. Por lo menos, testeados anualmente. Estos planes se nutren de simulacros de crisis y situaciones inquietantes, como puede ser una pandemia, y son necesarios para que los interesados no se dejen llevar por el pánico en un caso real. Pero también mejoran la actuación general (ya que puede haber situaciones imprevistas o mejorables), con el fin de que el negocio y la actividad puedan operar con la mayor normalidad y a la mayor brevedad posible. Será de gran importancia formar y concienciar a todos los miembros de la organización debido a que, en mayor o menor medida, son los que gestionan sus recursos críticos, así como mejorar sus habilidades, lo que sin duda repercutirá positivamente en la organización.
Prospectiva estratégica
Extraer lecciones de lo que está pasando será fundamental para afrontar otras pandemias, incluidas las imaginables, como el bioterrorismo. Las organizaciones se enfrentan a una difícil disyuntiva. Cuanto antes se impongan medidas, basadas en la prevención, la identificación, la protección, la detección, la respuesta, la recuperación y el mantenimiento de la seguridad corporativa de manera coordinada, mejor. Unas medidas que en escenarios tan interconectados han de ser complementadas con iniciativas a su vez enmarcadas en una estrategia global de la organización.
Bidaidea ha lanzado un paquete de servicios durante el periodo de estado de alarma. De este modo, la compañía pone a disposición de las organizaciones que lo necesiten recursos tecnológicos, servicio de alarmas, sistemas de seguridad y detección temprana a través de la medición instantánea de temperatura, vigilancia y servicios auxiliares, ciberseguridad, inteligencia y conocimientos para hacer frente al impacto causado por el COVID-19.
Y es que Bidaidea es la firma global y multinacional especializada con el propósito de ofrecer la mejor seguridad integral: seguridad física, seguridad electrónica, protección contra incendios, ciberseguridad e inteligencia de extremo a extremo a las organizaciones.