Varias organizaciones europeas han defendido la importancia de garantizar el ciclo de efectivo durante la crisis del COVID-19. La Confederación Europea de Servicios de Seguridad (CoeSS), junto a las asociaciones internacionales UNI Global Union y ESTA, instan a través de un comunicado a los bancos centrales y autoridades públicas a que preserven «la función que cumple el efectivo de proteger la privacidad, la elección y el acceso al pago para todos».
Las tres entidades reaccionan así ante lo que consideran «reclamos infundados» que aseguran que el efectivo podría propagar el COVID-19 y que las tarjetas de crédito lo evitan. «Dado que el efectivo es una infraestructura crítica y un impulsor de la industria, existe el riesgo de que el ciclo de efectivo caiga a un nivel tal que ya no sea sostenible y sea imposible restaurar un ciclo eficiente una vez que su infraestructura haya desaparecido», señalan las tres organizaciones.
Guerra contra el efectivo
Para las tres asociaciones, la «guerra contra el efectivo» que han iniciado algunos grupos de presión «tiene un impacto inmediato en la labor de los trabajadores de servicios de seguridad privada, servicios financieros, impresión, logística y comercio». «Esta es la razón por la que urgimos a los bancos centrales y autoridades públicas a asegurar el ciclo de efectivo y que este continúe cumpliendo su función de proteger la privacidad, la elección y el acceso al pago para todos, y en particular para los más vulnerables que pueden no tener otra opción», argumentan.
CoeSS, UNI Global Uniony ESTA consideran además que si se deja caer el ciclo de efectivo a causa del COVID-19 «miles de puestos de trabajo en los sectores mencionados estarán amenazados». «Las autoridades públicas y los empleadores deberían realizar los máximos esfuerzos para asegurar estos trabajos o volver a capacitar al personal afectado y buscar oportunidades de empleo adecuadas. Si estos trabajos desaparecen, la sociedad se enfrentará a los costes del desempleo», concluyen en su comunicado.
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