¿Cómo califica el papel que están desempeñando los servicios de seguridad privada durante la crisis sanitaria del COVID-19?
Son esenciales, tal como los clasificaron las autoridades del país desde el inicio de la crisis sanitaria.
Han quedado en un segundo plano a nivel visual en comparación con los servicios sanitarios, pero qué duda que sin estos servicios complementarios a la seguridad pública hubiese sido mucho más difícil mantener las actividades vitales del Estado a pleno rendimiento.
No obstante, esto es lo que más o menos se ve. Lo que no se ve son las prestaciones mantenidas al más alto nivel en la protección de las infraestructuras críticas. En un momento muy difícil para la sociedad, el hecho de tener las espaldas bien guardadas y que nadie ni siquiera pensara que le podía fallar el suministro eléctrico, gas, agua, transportes, comunicaciones, etc., es de un valor incalculable. Buena parte de esa responsabilidad está en esos servicios de seguridad privada.
¿Cuáles cree que serán las principales consecuencias, tanto positivas como negativas, de la crisis sanitaria para las empresas de servicios de seguridad?
La parte positiva es el reconocimiento público que estamos teniendo, tanto por parte de la Administración y la seguridad pública, como de la gente en general.
Las consecuencias negativas forman parte del contexto en el que todos nos encontramos. La incertidumbre no es buena para nada, tampoco para el desarrollo empresarial. La consecuencia inmediata ha sido la paralización de nuevas instalaciones y de proyectos, con la consiguiente reducción del empleo. Esperemos que sea solo coyuntural y que, una vez se normalice la vida de una manera u otra, volvamos a la senda de crecimiento que tímidamente habíamos iniciado tras la crisis económica anterior.
Pero quiero volver a la parte positiva. Para las empresas de seguridad se han abierto las puertas a nuevos paradigmas de gestión de presencia, aforos, controles de acceso, etc. Todos ellos están asociados a la alta tecnología, que debe permitirnos aportar soluciones a la sociedad para la convivencia que se nos anuncia. Sin duda, surgirán oportunidades que se sabrán aprovechar.
¿Qué asuntos les preocupan más en AES en el contexto de crisis sanitaria actual, por su impacto en la actividad de las empresas a las representan?
Algunas de las preocupaciones ya quedan implícitas en la respuesta a la pregunta anterior. Caída de facturación a corto plazo e incertidumbre en los proyectos a medio plazo. Desde luego, la posible retracción del mercado clásico.
También hay un impacto en la salud de los empleados, clientes y usuarios. De una manera u otra, la forma de trabajar tanto en instalaciones, como en mantenimientos, en oficinas y en CRA se verá condicionada. Las nuevas formas de relacionarse y el contacto entre personas que todos deberemos adoptar, la composición del personal, los turnos y disposición de locales… Todo eso incidirá en los costes empresariales.
Por último, una gran preocupación, directamente asociada a las oportunidades ligadas con los nuevos paradigmas de gestión de personas, es la incidencia que tiene en ello la gestión, adaptación e interpretación que se haga de la reglamentación de protección de datos. Sin ello, este ámbito de desarrollo será mucho más dificultoso. Necesitamos que se despejen las dudas legales para avanzar sobre una seguridad jurídica.