Desde su punto de vista, ¿qué nuevas actividades cree que pueden surgir para los servicios de vigilancia tras la salida de la crisis del COVID-19?
En estos ya más de dos meses de estado de alarma estamos viendo cómo los vigilantes de seguridad privada están realizando servicios hasta la fecha impensables, tales como controles de aforo en superficies de alimentación, control en el cumplimiento de medidas sanitarias en espacios públicos o privados o más recientemente la toma de temperatura en controles de acceso. Es evidente que, a futuro, aparecerán nuevos servicios y productos que darán respuesta a las nuevas normas de convivencia a las que nos enfrentaremos.
Desde nuestro punto de vista, en ese futuro cobra especial relevancia la tecnología. Productos como cámaras termográficas o los sistemas de control de acceso con reconocimiento facial y detección de temperatura corporal, entre otros, serán habituales como soluciones adaptadas a esta nueva realidad.
En cualquier caso, nuestro sector debe ser capaz de adaptarse con rapidez y eficiencia a las nuevas necesidades.
“Haber sido declarados servicio esencial nos ha dado la oportunidad y responsabilidad social de estar en primera línea de esta batalla”
¿Cómo cree que afectará esta crisis sanitaria a los servicios de seguridad privada, en términos generales?
En primer lugar, de la misma manera que afecta al conjunto de la sociedad. Nuestra prioridad es cumplir con las medidas de prevención, dotando a nuestro personal de los equipos de protección individual necesarios. Haber sido declarados servicio esencial nos ha dado la oportunidad y responsabilidad social de estar en primera línea de esta batalla. Aprovecho estas líneas, en este sentido, para reconocer la labor de todos y cada uno de los profesionales de la seguridad privada.
Al margen de lo que pueda afectar la crisis sanitaria, nos preocupa también la ya real crisis económica a la que nos enfrentamos. Al igual que en otras coyunturas ya superadas, nuestro sector no es ajeno a ellas. Y con total seguridad nos afectará en la misma medida que pueda impactar a nuestros clientes en base a su actividad.
Por ello, creemos que debemos estar preparados para saber reaccionar y ser flexibles a la hora de adaptarnos a esta circunstancia.
La incertidumbre en la que estamos instalados hace que sea difícil medir el impacto real sobre sectores tan relevantes en nuestra actividad, como el del transporte (especialmente el aéreo), transporte de fondos o tratamiento de efectivo.