Lluis Marín.
Lluis Marín Coordinador del Comité de Fabricantes de Detección Tecnifuego

La nueva normalidad y el cambio tecnológico en detección de incendios

Cambio tecnológico en detección de incendios.

Desde el día en que nacemos acumulamos pequeños o grandes retos. Retos que nos parecieron inabordables o complejos en su momento. Retrasamos, por algún tiempo, la incorporación de las soluciones de conectividad remota en nuestro trabajo, persistimos en el modelo tradicional y, sin ninguna duda, rechazamos adaptar nuestros procedimientos a lo que ya era un hecho.

Solo un hecho terrible que ha modificado nuestras vidas de forma radical y que amenaza la seguridad física y económica de tanta gente en todo el mundo nos ha obligado a cambiar, y de aquello a lo que renunciábamos hemos hecho virtud.

En muy breve espacio de tiempo hemos pasado a teletrabajar, a realizar reuniones y visitas virtuales, a realizar cursos, a atender consultas o a resolver la mayor parte de los problemas de forma remota. Nos hemos esforzado en aplicar las herramientas que ya teníamos, hemos aprendido e incluso las hemos desarrollado o figuran ya en nuestros planes estratégicos.

Aunque disfrutamos estos días de una aparente tregua, nadie puede creer que se ha escrito el último capítulo. Y, no obstante, más allá de lo que tardemos en recuperar definitivamente nuestras vidas, no podemos permitirnos no estar preparados para lo que ha de venir. Hemos visto las posibilidades, y afectará en gran medida al modelo de nuestras actividades y negocios.

Definitivamente, es probable que, al finalizar la década, las nuevas tecnologías habrán modificado completamente la manera en que operamos los sistemas o los mantenemos. Y ello requerirá una fuerte transformación y la adquisición de nuevas competencias por parte del personal de soporte.

Pero no debe haber excusa. No podemos aceptar entornos de trabajo u ocio desprotegidos y debemos realizar el máximo esfuerzo para ofrecer alternativas de protección a los hogares, ahora también convertidos en centros laborales por virtud del teletrabajo.

Así, para adaptarnos a la nueva realidad es preciso abordar tres aspectos: la incorporación de las nuevas tecnologías, la integridad de los sistemas y componentes y la renovación de los sistemas.

Nuevas tecnologías

La tecnología de detección ha realizado algunos progresos debido a la mejora en el rendimiento de los sensores o la incorporación de técnicas de detección. Pero fue la incorporación de los procesadores y el software lo que realmente produjo una mejora significativa en el rendimiento de los sistemas.

La incorporación de la tecnología nos ha llevado a una impresionante mejora en la fiabilidad. Del mismo modo, la conectividad y especialmente la incorporación de la gestión en la nube o el Internet de las Cosas (IoT, por sus siglas en inglés) supondrán un cambio aún más significativo. Dará la oportunidad para mejorar la protección mediante el uso de bases de datos y aplicaciones en la nube, facilitando la gestión para proveer servicios remotos más eficientes con ahorros significativos, y permitirá llegar a más clientes con menor coste.

Las ventajas pueden ser infinitas: proveer nuevas soluciones para el mantenimiento, la gestión del riesgo, la comunicación de la alarma, la evacuación o la participación de las brigadas de bomberos que podrían obtener información veraz sobre la localización del foco del incendio, el plan de la planta, la progresión o la intensidad del incendio. Algo que permite adecuar las acciones y el equipamiento de las brigadas de intervención a la situación real.

Hoy existen múltiples soluciones IoT para el entorno doméstico, sensores conectados a aplicaciones accesibles al usuario mediante un terminal móvil. También existen baterías conectables que permiten conocer con anticipación su estado y así prever el momento adecuado para el reemplazo o la recarga.

Es preciso, sin embargo, pensar en cómo incluir en códigos o normas la posibilidad de incorporar sensores IoT para aplicaciones de áreas de infraestructuras, edificación o la industria. La normativa europea no contempla hoy este escenario.

Entretanto, esto no se produce. Se incorporan a los sistemas de detección y alarma soluciones de servicios adicionales, por ejemplo, desde la nube. Con los cambios incluidos en el Reglamento de Instalaciones de Protección Contra Incendios, es posible desarrollar servicios adicionales asociados. Servicios que deberían permitir un mantenimiento más efectivo de los sistemas y un mayor aprovechamiento de sus recursos. Es de esperar que estos servicios mejoren sistemáticamente la disponibilidad de los sistemas, acortando los tiempos de interrupción del sistema de detección y alarma.

Estos servicios facilitarán la transparencia y el desempeño de las acciones realizadas, así como los tiempos de ejecución, y serán fácilmente auditables. También serán absolutamente trazables las acciones realizadas por el usuario o propietario, con la finalidad expresa de mantener la protección de los ocupantes.  El usuario tendrá el control de su instalación y será más consciente de las acciones a realizar o de cómo y qué trabajo realiza su proveedor de mantenimiento.

Integración

La proliferación de soluciones que son posibles interrelacionar o conectar crece constantemente. La complejidad de los sistemas que se integran requiere una automatización de los procesos y una gestión del flujo de datos. Es fácil comprender que, en algunas ocasiones, los elementos integrados serán suministrados por diferentes proveedores o fabricantes, pudiéndose generar ciertos conflictos de compatibilidad. Podríamos suponer que esto no sucederá cuando el fabricante del producto es el mismo; no obstante, los certificados de aprobación particulares para cada producto no establecen ensayo alguno que verifique la consistencia de un sistema que debe ser eficaz en su conjunto.

El aplicador del sistema en estas circunstancias puede encontrarse con dificultades al asumir en primera persona la compatibilidad de las diferentes partes en el sistema. Pero, sobre todo, puede encontrarse en un serio aprieto cuando todos estos elementos se unen en un único sistema tal vez en red, seguramente integrado a un Building Management System o con la responsabilidad de gestionar innumerables procesos de control tanto en la gestión de alarma y evacuación como en la gestión de los fallos o de los procesos de mantenimiento.

Cambio tecnológico en detección de incendios.

El mejor sistema puede resultar ineficaz, y por supuesto entrañar un enorme riesgo si no se describe un método que establezca la compatibilidad de cada una de las partes, la prioridad en su repuesta con relación a otros elementos o su comportamiento en caso de fallo, también con el resto del sistema.

Para ello, los fabricantes deben apoyarse en los requerimientos de la EN54-13 y establecer claramente los tipos y los límites. Esta declaración determina qué elementos y con qué dimensión rendirán sin limitar la seguridad ni la estabilidad del sistema, respondiendo o actuando dentro de unos tiempos operativos mínimos y respetando los criterios de seguridad en caso de fallo acordes con su tipo y las reglas de tolerancia a fallos y supervisión habituales para los sistemas de detección y alarma de incendio.

Podemos fácilmente cometer el error de dar por supuesta la compatibilidad de sistemas. Sin embargo, la impresionante oferta de componentes de diferentes fabricantes y la complejidad de los sistemas generan innumerables dificultades sin una clara responsabilidad sobre la integridad del sistema y, lo que es peor, con un alto riesgo en caso de una alarma real.

Renovación de los sistemas

No es posible obtener todos los beneficios del modelo sin abordar la renovación de los sistemas. El sistema debe estar constantemente en condiciones de uso.

Es muy probable que desaparezcan los sistemas convencionales, ya que no ofrecen precisión y no permiten un tratamiento posterior de la información

Auguramos un futuro inmediato con sistemas conectados y proveyendo información constante del estado de cada uno de los elementos del sistema, dando fe de una protección efectiva verificable por parte de cualquiera de los responsables del sistema: usuario, propiedad, mantenedor o Administración. No será suficiente la verificación trimestral del sistema, sino que deberemos disponer de métodos que permitan un cotejo constante de sus variables.

La mantenibilidad del sistema será garantizada por una empresa homologada que tendrá acceso al sistema en tiempo real, y podrá resolver cualquier incidencia de forma remota y al instante o decidir la intervención inmediata si es preciso, tal vez reemplazando las revisiones trimestrales o semestrales.

Esto es hoy posible con los nuevos sistemas que se incorporan al mercado en combinación con la gestión en la nube o a través de un proveedor de servicios como un centro receptor de alarmas de incendios. En estas condiciones es muy probable que los sistemas de tipo convencional desaparezcan del mercado, como ya lo han hecho en algunos casos. Estos no ofrecen precisión alguna y no permiten un tratamiento posterior de la información. Las diferencias de costes entre sistemas, y más aún, la diferencia en la calidad de la información, no justificarán su existencia.

En este contexto, y como resumen, es imprescindible planificar la renovación, los cambios como la migración a sistemas analógicos, la adopción de protocolos de integración bidireccionales, el uso de plataformas en la nube, la incorporación de servicios y métodos para la actualización o los tests en remoto o la conexión al centro receptor de alarmas de incendio, entre otros; algo que puede suponer una diferencia crítica en un futuro cercano y será imperativo para asegurar la protección.

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