El Gobierno decretó el estado de alarma por la pandemia el 14 de marzo del año pasado. Desde entonces, muchas cosas han cambiado en el sector de la seguridad privada por el impacto del coronavirus en los servicios, tecnologías y gestión de riesgos corporativos. Desde aquellos primeros momentos marcados por el confinamiento, las empresas se enfrentaron al reto de redimensionar sus políticas de seguridad, así como la implantación de nuevas medidas de protección.
Uno de los aspectos que más destacaron en los albores de la pandemia fue el papel desarrollado por el personal de seguridad privada, que actualmente sigue siendo esencial para combatir al coronavirus. Profesionales como los vigilantes de seguridad o los directores de seguridad estuvieron en muchos casos en primera línea, en instalaciones de alto riesgo como las sanitarias o la red de transportes. La pandemia ha dejado patente la importancia de la seguridad privada.
Aún así, cabe destacar también el negativo impacto económico de la pandemia para las empresas de este sector. Incluso los servicios de vigilancia cayeron durante el año pasado, a pesar de ser el segmento más activo. Sin embargo, empresas proveedoras de tecnologías, de protección contra incendios o de transporte de fondos han visto mermada su facturación.
La pandemia del coronavirus ha provocado muchos cambios en las actividades de la seguridad privada, pero especialmente lo ha hecho en cuatro aspectos: la gestión de riesgos, implantación de nuevas tecnologías, ciberseguridad y formación.
Gestión de riesgos
La función de la gestión de riesgos ha comenzado a dar más importancia a aspectos que anteriormente quedaban en un segundo plano. Las pandemias, aun formando parte de los análisis de riesgos, no estaban en los primeros puestos de preocupación para los responsables de seguridad. Desde el año pasado, acontecimientos como el que estamos viviendo han adquirido mayor protagonismo.
Además, las organizaciones han comenzado a orientar más sus políticas y planificación de seguridad hacia la continuidad del negocio y la resiliencia. Las primeras reacciones en este sentido se materializaron en acciones como el teletrabajo o la protección de la salud de los profesionales en las oficinas, como la instalación de mamparas o el control de accesos con medición de temperatura.
Implantación de tecnología
Esto último ha dado pie a otro de los grandes cambios de la seguridad privada: la tecnología. Las empresas proveedoras reaccionaron a la pandemia desarrollando nuevas soluciones para la seguridad privada en las empresas. Ejemplos de ello fueron los controles de acceso sin contacto, cámaras de videovigilancia con medición de temperatura, controles de aforo, etc. Medidas de las cuáles está por ver cuáles sobrevivirán tras la pandemia o si volverán a los formatos anteriores.
Ciberseguridad
Lo que es muy probable que se mantenga es el teletrabajo, al menos que aumente respecto a los años previos a la pandemia. El trabajo en remoto ha permitido a multitud de empresas continuar su actividad y sufrir un menor impacto por la pandemia. Sin embargo, los ciberdelincuentes han aumentado su actividad precisamente al saber que muchos sistemas eran entonces más vulnerables al estar fuera de la protección de las organizaciones.
No obstante, las empresas se han equipado para ampliar su perímetro de seguridad y buscar nuevas fórmulas para incorporar nuevas capacidades de ciberseguridad, independientemente de dónde estén los trabajadores. Esas mejoras también han modificado las políticas y procesos de ciberseguridad corporativa.
Formación en seguridad privada
Finalmente, cabe destacar la formación. Una de las medidas adoptadas por las autoridades a causa del coronavirus fue suprimir la formación presencial del personal de seguridad privada. Aunque la situación ha vuelto a una relativa normalidad, parece que la formación presencial no despega por la confusión en torno a este asunto o el miedo a los contagios. Por contra, la situación ha impulsado el formato online, si bien hay pruebas que requieren inevitablemente la participación presencial de los candidatos, como las pruebas físicas.
Son los grandes aspectos que ha cambiado la pandemia del coronavirus, pero la seguridad privada tiene muchos retos por delante. Algunos han comenzado ya a gestarse, habrá que ver si otros fueron solo fruto de esta situación.
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