Desde la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022, la seguridad europea ha dejado de ser un asunto teórico para convertirse en una prioridad urgente. En este contexto, el presidente Pedro Sánchez ha relanzado la idea del ejército europeo permanente, capaz de funcionar de manera autónoma y responder como una unidad coordinada ante las amenazas externas. Esta iniciativa contrasta abiertamente con la postura de la actual jefa de Asuntos Exteriores de la Unión Europea. A comienzos de año Kaja Kallas se opuso públicamente a crear una fuerza militar común, argumentando que “27 ejércitos capaces y colaborativos” son más eficaces que un cuerpo defensivo único.
España reactiva el debate sobre un ejército europeo
La propuesta española asegura que la fragmentación militar y la dispersión de recursos dificultan una respuesta ágil y eficaz ante crisis como la guerra de Ucrania o las amenazas híbridas rusas. Según asegura Pedro Sánchez, un ejército europeo no solo reforzaría la disuasión militar, sino que reduciría la dependencia estructural de Europa respecto a Estados Unidos y la OTAN. Además, permitiría una mayor coordinación en defensa, logística y armamento, optimizando recursos y evitando duplicidades.
Contradice a la jefa de Asuntos Exteriores de la UE y la estrategia de los 27 ejércitos
El argumento de Kallas, basado en la cooperación intergubernamental, defiende un ideal de eficiencia que, en la práctica, ha demostrado sus límites. La respuesta desigual de los países europeos al conflicto ucraniano, tanto en ayuda militar como en sanciones, refleja las dificultades de lograr coordinar 27 ejércitos nacionales operando bajo mandos separados.
Pedro Sánchez, en cambio, cree llegado el momento de avanzar hacia una verdadera defensa europea, dotada de una cadena de mando único. No le falta razón. En un escenario global cada vez más volátil, la UE no debería conformarse con ser una región económica especializada en burocracia, sino asumir de manera efectiva un rol global como garante de su propia seguridad.
El gasto español en Defensa: la OTAN pide más y Podemos pide menos
Durante la reunión en Washington DC del martes 15 de abril del ministro de Economía Carlos Cuerpo con el Secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent recordó que España debe aumentar su gasto en Defensa, asumiendo su compromiso como país miembro de la OTAN. Salta a la vista la paradoja de un Sánchez que promulga crear un ejército europeo, cuando España ni siquiera es capaz de pagar su «cuota» como socio de la Alianza Atlántica.
Pedro Sánchez ha enfrentado serias dificultades internas dentro de su gobierno de coalición para sacar adelante el aumento del gasto militar que exige la OTAN. Mientras el presidente socialista ha defendido reforzar la inversión militar española tras la invasión rusa de Ucrania y en línea con los objetivos atlantistas, sus socios de gobierno exhiben un rechazo frontal a destinar más recursos al Ejército y al rearme militar.
La coalición ha vivido momentos de alta tensión parlamentaria, con votaciones ajustadas y advertencias de ruptura por parte del ala más crítica del gobierno. Unidas Podemos y otros aliados parlamentarios de izquierda consideran que priorizar el gasto en Defensa es incompatible con las urgencias sociales de España, como la vivienda, la educación o la sanidad. Esta fractura ha obligado a Sánchez a negociar apoyos externos y modular sus mensajes públicos, presentando el aumento del gasto militar como un compromiso europeo de seguridad compartida y una oportunidad industrial para sectores estratégicos nacionales. Otra cosa es que —dado el notable desgaste de su credibilidad política— los líderes europeos y sus socios españoles se dejen convencer.
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