El cuestionable compromiso de España con el gasto en Defensa

Gabriela Bustelo

El 13 de marzo de este año el semanario británico The Economist ha publicado un artículo con un llamativo titular: “El pésimo historial de España en gasto de Defensa”. El subtítulo deja pocas dudas respecto a la persona que parece considerar responsable: “Pedro Sánchez acorralado entre la OTAN y sus socios de coalición”.

El déficit histórico de España en inversión en Defensa

Nuestro país, tendente a la singularidad sociopolítica, parece actuar como si sus disfunciones pasaran inadvertidas ante el mundo. Nada más lejos, a tenor de los últimos acontecimientos. “España está muy abajo”, aseguró el presidente estadounidense Donald Trump en febrero, con su característico lenguaje simplista pero eficaz. La frase de cuatro palabras alude al reducido gasto de Defensa de España, en comparación con el resto de los países de la Unión Europea. Con apenas un 1,28% del PIB el año pasado, España se sitúa en el último puesto del ranking de la OTAN.

Desde que Trump inauguró su segundo mandato, Estados Unidos ha cambiado radicalmente su política internacional, retirando el apoyo incondicional a Ucrania y marcando distancias con la OTAN. El excéntrico presidente estadounidense incluso ha manifestado simpatía por el líder ruso Vladimir Putin que, no lo olvidemos, invadió Ucrania unilateralmente en febrero de 2022. Esta transformación drástica del tablero global ha obligado a todos los jugadores a realinear sus fichas. De pronto el presidente español Pedro Sánchez dice querer alcanzar el objetivo de la Alianza Atlántica del 2% del PIB para 2029. Por cierto, esa meta económica mínima o «cuota» se fijó en 2014 y la mayoría de los países miembros de la UE ya la han alcanzado. La cuestión es que esa cifra ya está obsoleta. Ante el creciente temor, por no decir pánico, de que Trump anule el histórico respaldo estadounidense, los socios europeos presionan a España para que aumente su inversión militar, deprisa y sin excusas.

¿Cuándo empezó el déficit presupuestario militar?

El artículo de The Economist plantea si el exiguo presupuesto militar es cosa reciente o si puede considerarse una tradición española. La parquedad económica vendría de «la época de Francisco Franco, dictador del país entre 1939 y 1975, que tras llevar al Ejército al poder, se pudo permitir ignorarlo». La modernización militar llegaría con la democracia. A partir de la entrada en la OTAN en 1982, desapareció el servicio militar y se creó un ejército profesional. Pero el electorado español es poco partidario de gastar sus impuestos en asuntos militares, explica el texto. Tras la crisis de 2008, el presupuesto llegó a quedarse en el 0,9% del PIB en 2014, año en que Rusia atacó por primera vez a Ucrania. Y en 2025, España es el país de la UE que todos los países miembros señalan como el último de la fila en gasto defensivo.

 

 

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