Hoy lunes 24 de febrero se cumplen tres años desde que la Rusia de Vladímir Putin invadió Ucrania. El conflicto está en el foco del escenario global, con giros en las dinámicas militares y políticas que afectan la percepción de quién lleva la delantera en esta guerra.
Rusia y Ucrania: ¿Quién va ganando la guerra?
En el plano militar Rusia ha reforzado sus operaciones en el frente oriental de Ucrania. El presidente Putin usa tácticas agresivas, que implican grandes sacrificios de personal para ganar terreno estratégico. La prensa internacional ha bautizado este método «la picadora de carne«, por su desprecio a las vidas de los soldados de ambos bandos. Este modus operandi busca fortalecer la posición rusa en las negociaciones de paz con Estados Unidos, que se están llevando a cabo en Riad. A pesar de las elevadas bajas, estimadas en más de 430.000 soldados rusos en 2024, Moscú ha logrado avances territoriales, incluyendo la toma de ciudades como Kurajove y Velika Novosilka. Además, Rusia ha aumentado su contingente militar gracias al apoyo de Corea del Norte, manteniendo una superioridad numérica sobre las fuerzas ucranianas.
Por su parte, Ucrania ha demostrado tener una notable resistencia y capacidad de adaptación en el campo de batalla. Recientemente el ejército de Volodimir Zelensky ha usado drones para destruir los sistemas de artillería norcoreanos M1989 Koksan en la región de Luhansk, en la frontera con Rusia. Estas maniobras eficaces no solo representan victorias tácticas, sino que ponen en evidencia las debilidades del equipamiento militar ruso.
La intervención de Donald Trump
En el terreno político, el escenario global atraviesa sacudidas casi diarias en cuanto al enfoque del conflicto Rusia-Ucrania. Hace apenas unas horas el presidente estadounidense Donald Trump ha cambiado drásticamente su postura. En este nuevo relato Ucrania es el país antagonista y Zelensky un dictador, mientras que Vladimir Putin —aborrecido por la comunidad occidental— se alza como el heroico líder de una gran nación. Este viraje ha influido de manera instantánea en el posicionamiento global ante la invasión rusa, generando una oleada de ansiedad planetaria, sobre todo en Europa, donde se contempla con espanto el acercamiento entre Trump y Putin.
Casi como en una película distópica, las negociaciones de paz son entre Estados Unidos y Rusia, sin la presencia física de Ucrania. En estos debates incalificables ya se habla de concesiones territoriales, sugiriendo que Ucrania ceda territorios ocupados por Rusia desde antes de 2014, zonas estratégicas y ricas en recursos minerales como litio, cobalto, tantalio, escandio, grafito. Esta posibilidad habría producido en la población ucraniana un mix de sentimientos ambivalentes: deseos de paz mezclados con indignación ante la idea de que el futuro del país se decida sin su participación.
Determinar quién va ganando la guerra entre Rusia y Ucrania es complejo y depende de múltiples factores militares y políticos. Mientras Rusia ha logrado avances territoriales y mantiene una posición de fuerza en las negociaciones, Ucrania continúa mostrando resistencia y recaba el apoyo firme de la Unión Europea. Hace apenas unas horas, Zelensky dijo estar dispuesto a dimitir como presidente si a cambio Ucrania logra entrar en la OTAN. El desenlace del conflicto sigue sumido en la incertidumbre, pese a ser el foco central de un escenario político occidental cuyas alianzas están cambiando precisamente en torno a la invasión rusa de este país hace tres años.
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