La inteligencia de seguridad es una herramienta imprescindible actualmente para que las empresas hagan frente a las amenazas que se ciernen sobre ellas. La inteligencia puede definirse, de manera muy sencilla, como el proceso de obtención, análisis y difusión de información procesada para la toma de decisiones.
En definitiva, la inteligencia puede ayudar a los profesionales de seguridad a anticiparse y saber reaccionar frente a las amenazas a las que está expuesta la compañía. Esa toma de decisiones se debe convertir en un pilar a través de medidas efectivas por parte de los responsables de las distintas áreas de una empresa.
Para estas organizaciones, la inteligencia de seguridad se debería entender como un ciclo, donde la parte fundamental de las operaciones resida en los profesionales que analizan la información. La labor de estos analistas cobra máxima importancia, ya que procesan los datos e información recibida para obtener conclusiones que aporten una ventaja competitiva al negocio. De esta manera, el responsable de seguridad podrá decidir de manera más sólida qué medidas debe adoptar.
Información ‘versus’ inteligencia
Para comprender el concepto de inteligencia, es fundamental diferenciarla de la información. Según el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), información equivale a la noticia de un hecho en su sentido más amplio, mientras que la inteligencia es información ya analizada para poder hacer frente a los distintos tipos de conflicto.
Es por ello que un análisis inadecuado o inexistente de la información podría tener como consecuencias predicciones o conclusiones erróneas. Por tal motivo, la información debe entenderse como el elemento de partida para la elaboración de un plan de inteligencia que reduzca la incertidumbre al mínimo. Y por eso, todas las labores del ciclo de inteligencia son importantes.
Tipos de inteligencia de seguridad
Para comprender los beneficios que puede aportar la inteligencia de seguridad, es conveniente distinguir entre:
- Inteligencia estratégica: está orientada a la consecución de la estrategia corporativa. Cuando nos referimos a inteligencia de seguridad, en este caso se trata de aquellas actividades relacionadas con esta materia que van encaminada a lograr los objetivos a largo plazo de la organización.
- Inteligencia táctica: permite un análisis de las necesidades de la organización a medio plazo, con el objetivo de conocer al detalle el impacto de las amenazas y acciones que adoptar en materia de seguridad.
- Inteligencia operativa: está orientada a preservar el día a día de la operación y su continuidad mediante análisis que permitan a las empresas anticiparse a los riesgos.
Beneficios de la inteligencia de seguridad
Por todo lo mencionado, la inteligencia aplicada a la seguridad es un elemento facilitador del negocio. No en vano, algunas compañías (sobre todo grandes) están implantando metodologías de Inteligencia de Seguridad. Los responsables de esta labor son conscientes de la importancia de la evolución de estos procesos y de su influencia en tecnología, mercados, clientes, etc.
Podemos mencionar como principales beneficios de la inteligencia de seguridad los siguientes:
- Permite anticiparse a las amenazas de las empresas en un mundo VUCA como el actual.
- Es una disciplina que, bien aplicada, facilita el acierto en la toma de decisiones.
- Proporciona una ventaja competitiva freten a la competencia, pues permite adelantarse a la posible evolución del mercado.
- Permite establecer las medidas de seguridad necesarias para la empresa frente a riesgos mal evaluados o minimizados.
- Supone una monitorización constante de la realidad en la que se desenvuelve la empresa.
- Aporta valor al departamento de seguridad como pieza importante para que la organización alcance los objetivos estratégicos.
- Facilita la resiliencia de la compañía, pues establece los escenarios ante los cuáles debe estar preparada.
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