Desde que murió el papa Francisco el lunes 21 de abril, el Vaticano y las autoridades italianas han activado un dispositivo de seguridad sin precedentes. De hecho, 200.000 personas irán al funeral del sábado en la Plaza de San Pedro. Los equipos de seguridad deben gestionar la afluencia masiva de fieles y la presencia de líderes internacionales con delegaciones de 170 países.
El Pontífice falleció el lunes a los 88 años tras sufrir un derrame cerebral después de una neumonía. Según sus deseos, el féretro está dispuesto sin catafalco y a ras del suelo, custodiado por la Guardia Suiza y la Gendarmería Vaticana.
Hoy jueves 24 de abril, la fila humana para ver al Papa, expuesto en un ataúd abierto, iba desde la Plaza de San Pedro hasta la calle, la más larga desde el traslado del cuerpo para el velatorio. Los horarios de acceso a la iglesia de la Ciudad del Vaticano se han ampliado para dar cabida a las multitudes. En las últimas 24 horas, 50.000 personas han acudido a presentar sus respetos al Papa Francisco. La basílica de San Pedro ha estado abierta toda la noche para que los fieles rindan homenaje al pontífice, con colas de hasta dos kilómetros y tiempos de espera de largas horas.
El operativo de seguridad también cubre el traslado del ataúd a la basílica de Santa María la Mayor, donde será enterrado, con cortes de tráfico y medidas adicionales. Este despliegue refleja la magnitud del evento y la necesidad de garantizar la seguridad en un momento de profunda conmoción para la Iglesia y sus fieles.
Seguridad del Cónclave para elegir al nuevo Papa
El dispositivo de seguridad del Cónclave combina tradición y modernidad para garantizar tanto la solemnidad como la confidencialidad durante la elección del nuevo Papa en uno de los enclaves religiosos más importantes del mundo. En efecto, el Vaticano es un ejemplo de eficiencia pese a sus reducidas dimensiones territoriales.
Celebrado en la Capilla Sixtina, decorada con los célebres frescos de Miguel Ángel, el Cónclave está sujeto a estrictos protocolos de confinamiento. Durante este evento se aplican rigurosas medidas de vigilancia físicas y tecnológicas, incluyendo la desconexión total de dispositivos electrónicos, el uso de inhibidores de señales y la supervisión por parte de la Guardia Suiza y la Gendarmería Vaticana. La Capilla Sixtina es revisada minuciosamente para detectar micrófonos o cámaras ocultas, asegurando así que ninguna información se filtre al exterior.
Contramedidas electrónicas evitan escuchas ilegales e interferencias, con el objetivo de bloquear comunicaciones no autorizadas. Estas precauciones reflejan la importancia del Cónclave como acto espiritual y político de gran trascendencia para la Iglesia Católica. Adicionalmente, equipos de ciberseguridad monitorean las redes digitales para frenar posibles ciberataques contra las deliberaciones de los cardenales.
El Vaticano: una fortaleza moderna en el corazón de Roma
El gobierno italiano ha declarado el Nivel 1 de alerta, desplegando 15.000 agentes de seguridad. Este dispositivo incluye francotiradores, drones de vigilancia y zonas de exclusión aérea sobre el Vaticano. Durante todos estos días los controles de acceso son intensos, con corredores de seguridad para garantizar el orden durante las ceremonias.
Un plan integral de seguridad y protección afronta los desafíos singulares del periodo de sede vacante, la fase de transición que precede a la elección de un nuevo papa. Dos son las principales fuerzas de seguridad del Vaticano: la Guardia Suiza y el Cuerpo de Gendarmería Vaticana. La Guardia Suiza, reconocida por su histórica tarea de protección del pontífice, vigila el Colegio Cardenalicio y lugares críticos como el Palacio Apostólico y la Capilla Sixtina. Entre sus responsabilidades destacan la protección personal, el control de acceso y la integridad del cónclave. Mientras tanto, la Gendarmería, la fuerza policial del Vaticano, supervisa el orden público, el control de multitudes. Esta unidad trabaja con agencias externas, garantizando un funcionamiento fluido durante eventos de alta afluencia, como el funeral del papa y la afluencia de peregrinos.
Recordemos que el Vaticano, el Estado más pequeño del mundo, alberga no solo al Papa, líder de la Iglesia Católica, sino también innumerables tesoros artísticos e históricos. Por ello su seguridad es altamente sofisticada, diseñada para proteger tanto a sus residentes como a los millones de peregrinos y turistas que lo visitan cada año.
¿Cómo es la seguridad tecnológica del Vaticano?
El Vaticano también cuenta con avanzados sistemas tecnológicos: cámaras de vigilancia, sensores de movimiento, control biométrico de accesos y comunicación encriptada forman parte de su red de protección. En coordinación con los servicios secretos italianos e Interpol, el Vaticano se mantiene alerta ante posibles amenazas terroristas, ciberataques o intentos de intrusión.
La seguridad durante eventos masivos, como la Semana Santa o la Navidad, implica el despliegue conjunto de fuerzas vaticanas e italianas. En estas fechas se instalan detectores de metales, se cierran accesos, y se realiza un monitoreo constante con equipos de francotiradores y agentes encubiertos.
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