La crisis sanitaria del COVID-19 ha puesto a prueba la capacidad de respuesta de las empresas españolas. Desde que comenzó el estado de alarma, el 14 de marzo, muchas de ellas han tenido que adaptarse a las circunstancias estableciendo medidas extraordinarias, como el teletrabajo. Sin embargo, esto no ha sido posible en todos los casos, por lo que el gran reto ha sido garantizar la labor del personal de manera segura. La gestión de la crisis ha tenido muchas aristas, pero lo fundamental es garantizar la continuidad del negocio.
La gestión de crisis sirvió de trasfondo para la primera tertulia virtual organizada por la Fundación Borredá, que tuvo lugar el 14 de mayo. La entidad ha puesto en marcha un ciclo de encuentros a través de la Red para tratar “lecciones aprendidas, análisis de la situación y prospectiva para acercar una visión de futuro de los cambios”, explicó la presidenta de la organización, Ana Borredá.
Para ello, la organización contará con la participación de sus socios protectores y de los miembros de su Comité Técnico, con César Álvarez, coordinador de proyectos de la Fundación Borredá, como moderador.
Telefónica: fortaleza en las comunicaciones
Uno de los invitados fue Miguel Sánchez, director de Seguridad Global de Telefónica, quien explicó cómo la tecnológica puso en marcha un Comité Global de Crisis cuando la pandemia daba sus primeros avisos. Concretamente, tras anunciarse la anulación del Mobile World Congress, en el que la multinacional iba a participar.
Una de las decisiones clave fue enviar al 95 por ciento de los empleados a teletrabajar durante la pandemia. “Se han tomado medidas para garantizar el trabajo y que se pusiera coto a las vulnerabilidades que pudieran producirse”, aseguró Sánchez. Asunto aparte han sido los empleados desplazados a otros países, a los cuales fueron repatriando al inicio del estado de alarma, añadió este profesional.
Tal como explicó el responsable de Seguridad de Telefónica, el COVID-19 no ha supuesto un fuerte impacto para la compañía. No en vano, ha mostrado la fortaleza de la multinacional española a la hora de prestar sus servicios. “En menos de un mes, se han consumido los datos de un año, pero las redes estaban dimensionadas para un consumo superior del que teníamos. En España tenemos una red muy potente”, expresó.
Uno de los grandes retos iniciales estaba en la ciberseguridad, dado el aumento de la actividad en la Red. Sin embargo, “los incidentes de ciberseguridad relacionados con el coronavirus no han llegado a un 3 por ciento de incremento». Aún así, Sánchez advirtió: “debemos exigir a los proveedores de herramientas, como las de videollamadas, garantías de privacidad, porque siempre que nos conectamos estamos dejando muchos datos”.
GMV: el valor de las personas
Otra compañía que puso en marcha sus planes de contingencia con las primeras noticias procedentes de China sobre el coronavirus fue GMV. “El 25 de febrero pusimos en marcha nuestro sistema de gestión de negocio, que está planteado para partir de un guion cuando nos enfrentamos a una situación como esta”, explicó Luis Fernando Álvarez-Gascón, director general de la división.
A partir de ahí, la compañía adoptó medidas como el teletrabajo o el acopio de material sanitario. Según explicó Álvarez-Gascón, una de las cuestiones más complicadas para la compañía fue continuar con los proyectos en el extranjero. Para ello, la empresa aportó soluciones como “manos remotas” a través incluso de la incorporación de profesionales en aquellos países que lo requirieran.
La vuelta a las instalaciones de la compañía pasará por respetar las medidas sanitarias y de distanciamiento entre empleados. “Estamos estableciendo itinerarios unidireccionales, sin zonas de uso común, una app propia para garantizar que las personas que entran en nuestras instalaciones están sanas…”, enumeró el directivo. Por normas como esta, el director general de GMV Secure eSolutions opinó que la pandemia supondrá un refuerzo para las áreas de seguridad sanitaria y prevención de riesgos de las organizaciones.
Durante su intervención, Álvarez-Gascón puso también en valor al personal de la compañía. “Gracias a su trabajo hemos tenido un impacto muy bajo en las operaciones y por ello vemos con optimismo la situación”.
Mapfre: trabajar en la contingencia de la contingencia
En un ejercicio de franqueza, Guillermo Llorente, subdirector de Seguridad y Medio Ambiente de Mapfre, reconoció que no previeron el impacto que tendría el coronavirus. Sin embargo, la situación ha servido “para aprender mucho”. “Tuvimos que improvisar porque nunca nos planteamos este escenario, pero gracias a la colaboración de proveedores como Telefónica o GMV conseguimos que todo funcionase”, expresó.
Aunque la compañía opera en China, donde puso en marcha su plan de continuidad, no fue hasta que el virus llegó a Italia cuando comenzaron a ver la situación con preocupación. Tras algunas decisiones que calificó como equivocadas, la compañía implementó otras medidas para reconducir la situación, que sirvieron para España. “Cuando se aplicó el estado de alarma en España, el día 16 de marzo ya estaba teletrabajando el 95 por ciento del personal de Mapfre”, aseguró.
El aumento del trabajo en remoto implica, sin embargo, algunos inconvenientes en materia de seguridad. “El teletrabajo nos ha aportado una gran solución, pero la vulnerabilidad ha aumentado porque hemos salido de la protección que ofrecía la arquitectura de red de la empresa. Hemos aumentado la superficie de contacto a Internet enormemente”, sostuvo Llorente.
“Además, la capacidad de respuesta fuera de las oficinas está más limitado, por lo que hemos tenido que trabajar en la contingencia de la contingencia. Hemos aumentado riesgo y vulnerabilidad, a la vez que ha disminuido la capacidad de respuesta; pero tenemos que garantizar el funcionamiento y reforzar nuestra situación”, sentenció al respecto el responsable de seguridad de Mapfre.
La seguridad privada, en primera linea
Para la empresa de seguridad privad Pycseca, el teletrabajo por parte del personal de oficina o de los operados de sus centrales receptoras de alarmas también supuso una tabla de salvación para la gestión de la crisis. “El departamento de sistemas se puso en marcha para que todo el que pudiera se pusiera a teletrabajar y que los que tuvieran que tener contacto con cliente pudieran hacerlo”, explicó David Amorós, gerente nacional de la División de Sistemas de Pycseca Seguridad.
La labor del servicio de prevención de riesgos laborales también resultó fundamental en el caso de Pycseca. “Tuvimos que ponernos en marcha para proveernos de EPI, y actualizar todos los procedimientos y protocolos que tenemos. El servicio de prevención nos dice qué tenemos que hacer y tuvimos que distribuir entre todos los empleados una serie de normas».
Sin embargo, más complicado fue proporcionar EPI a todo el personal que trabaja en calle, como los técnicos de sistema o los vigilantes de seguridad. “Tuvimos problemas de suministro para que las mascarillas llegaran rápidamente a todos, lo que provocó una situación bastante delicada a la hora de poder dotar a todas las personas de los EPI necesarios. Pero los empleados han estado al frente de la situación y han trabajado profesionalmente”, comentó Amorós.
Precisamente esa labor en primera línea contribuirá a mejorar la visión de la sociedad sobre la seguridad privada. “La gente está concienciada de que los vigilantes están para velar por su seguridad. Ellos están en los focos de posibles infecciones. Creo que, poco a poco, se les va reconociendo; para nosotros son unos héroes”.
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Tertulias de la Fundación Borredá: lecciones aprendidas en seguridad durante el coronavirus
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