En esta ocasión, el escenario elegido para la celebración del congreso fue el auditorio del Colegio Oficial de Odontólogos y Estomatólogos (COEM) de Madrid, en el que se dieron cita más de 300 profesionales del sector. En sus palabras de bienvenida a los asistentes, Ana Borredá, directora de Seguritecnia y presidenta de la Fundación Borredá, se enorgulleció de ser partícipe de la organización de un evento que calificó de muy especial por su relevancia y condición de punto de encuentro para los directores de Seguridad.
Una breve alocución que dio paso a la de Carlos Novillo (en el centro de la imagen superior). El director de la Agencia de Seguridad y Emergencias Madrid 112 manifestó que la seguridad privada es “muy importante” para la organización administrativa que representa de cara a coordinar los diferentes servicios que presta. “Necesitamos el apoyo de todos los actores para ser más eficientes y eficaces”, significó. “Y en ese contexto”, prosiguió, “la figura del director de Seguridad es fundamental. Se trata del primer eslabón de la cadena, de un gran conocedor de su entorno. Por ello, nuestro deseo es potenciar la relación con los directores de Seguridad a través de congresos, jornadas o actividades formativas”, expresó el viceconsejero de Presidencia de la Comunidad de Madrid.
Así daba comienzo el congreso, que contó con el patrocinio de Panda, Grupo Sia, Johnson Controls, Magal S3, Accenture Security y Comstor (distribuidor de Cisco), además del copatrocinio de Axis Communications e Ilunion Seguridad.
Evolución y actualización
Juan Muñoz (CPP) inició el turno de intervenciones de los máximos responsables de las asociaciones organizadoras del evento. El presidente de ASIS España comentó que, allá por 2005, contribuyó decisivamente en la gestación de su primera edición. “Por lo tanto”, razonó, “considero que soy un observador privilegiado que puede opinar sobre la evolución tanto del congreso como de nuestra profesión”. Una labor, la del director de Seguridad, llamada a liderar la que denominó como “seguridad organizacional”, que, a juicio de Muñoz, es un concepto mucho más avanzado que el de seguridad corporativa. “Creo que, de verdad, se están produciendo cambios sustanciales en el enfoque de la seguridad organizacional”, opinó.
En cuanto a Emilio Raduán, presidente de la Asociación Española de Directores de Seguridad (AEDS), también hizo referencia a la transformación de una figura profesional que no estaba contemplada en la primigenia Ley de Seguridad Privada de 1992. “Pero gracias a su texto reglamentario, el director de Seguridad comenzó a cobrar protagonismo. En el ámbito bancario, por ejemplo, contribuyó decisivamente a reducir los delitos. Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad descubrieron que contaban con un socio leal y su reconocimiento definitivo llegó con la Ley de Protección de Infraestructuras Críticas”, ensalzó. Sin embargo, Raduán advirtió sobre la necesidad de mejorar la formación y los conocimientos para que los directores de Seguridad puedan desarrollar con éxito todas sus capacidades.
Y por lo que respecta a Francisco Poley, presidente de la Asociación de Directivos de Seguridad Integral (ADSI), basó su discurso en una actividad, la del director de Seguridad, condicionada actualmente por nuevas normas como el Reglamento de Instalaciones de Protección Contra Incendios (RIPCI), aprobado en 2017, o el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), que entrará en aplicación el próximo 25 de mayo. “Teniendo en cuenta las exigencias del desarrollo normativo, los directores de Seguridad deben implementar un modelo basado en la seguridad integral y tener presencia en los órganos de dirección con el objetivo de implicar a estos últimos en las tomas de decisiones relacionadas con la protección de las organizaciones”, argumentó.
Autocomplacencia
A continuación, Juan Muñoz fue el encargado de inaugurar el ciclo de ponencias y mesas redondas. A través de una enriquecedora exposición, recordó que, en el año 2010, “BP protagonizó uno de los mayores desastres ecológicos de la historia: la explosión de la plataforma Deepwater Horizon provocó el vertido de millones de litros de petróleo en las aguas del golfo de México”.
El informe de una comisión de investigación, apuntó Muñoz, señaló a la autocomplacencia en el seno de la compañía como principal causa de la explosión de la plataforma. Y de cara a evitar que no vuelvan a repetirse sucesos similares, hizo hincapié en la necesidad de poner en práctica un nuevo enfoque en la gestión de los riesgos, clasificando a estos últimos en tres grandes categorías: los riesgos evitables, los riesgos estratégicos y los riesgos externos.
“Pero, sin duda, el mayor de los riesgos es la autocomplacencia. Además del ejemplo de BP, la autocomplacencia condujo al derrumbamiento de Lehman Brothers, la derrota de la Armada Invencible o el incendio del dirigible Hindenburg”, observó.
Riesgos líquidos
Quien también se refirió a los riesgos bajo un prisma sumamente original fue Alberto Ray. En concreto, el consultor venezolano, miembro de ASIS International, se centró en los que bautizó como “riesgos líquidos”. “Cada hora que pasa, el mundo es más complejo y líquido. Pero estamos anclados en el pasado, en lo rígido. Y debemos comprender que las cosas pasan ahora. No podemos abordar el porvenir pensando que mañana será igual a hoy”, subrayó
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