¿Cómo ha sido su trayectoria dentro de la seguridad corporativa?
Me incorporé al Grupo Santander, como directora de Seguridad e Inteligencia, en marzo de 2018. Por tanto, mi recorrido en la seguridad corporativa es el que he realizado en estos tres años. Mi experiencia previa era la de 30 años trabajando para el Estado, en el Centro Nacional de Inteligencia, donde ocupé distintas posiciones en inteligencia y tuve responsabilidad sobre la División de Seguridad.
Desde su perspectiva como directora de Seguridad, ¿cuáles cree que deben ser los pilares de la seguridad corporativa de las organizaciones?
En mi visión, los tres pilares fundamentales de la seguridad corporativa son la ética, la conexión y la capacidad de transformación. Para mí, es obvio que los principios éticos deben gobernar las actuaciones de los equipos de seguridad e inteligencia de toda organización, que apoyan la toma de decisiones en cuestiones sumamente sensibles y tienen, por consiguiente, que estar a la altura de una responsabilidad personal y profesional que no permite atajos.
Por otra parte, considero que la seguridad y la inteligencia han de estar alineadas con la estrategia, los objetivos y la cultura del grupo en que se integran y que sus expertos deben trabajar en red, conectados y coordinados con sus pares, tanto dentro como fuera de su organización.
Además, creo firmemente que la capacidad de transformación permanente de un equipo es la que determina si su existencia tiene sentido. En un entorno de cambio exponencial, si el equipo de seguridad es capaz de evolucionar con la organización de la que es parte, e incluso adelantarse, siempre la hará más fuerte y resiliente. En la gestión activa de la crisis de seguridad sanitaria vinculada a la pandemia por COVID-19 estamos mostrando cómo somos de adaptables, y deberemos volver a hacerlo en otras situaciones inéditas.
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¿Cómo está organizado el Departamento de Seguridad en su compañía?
Nuestra organización es sencilla. Tres departamentos (Seguridad Física, Gobierno y Coordinación, e Inteligencia y Amenaza Interna) conforman el Área de Seguridad e Inteligencia. Esa es nuestra estructura formal, pero lo cierto es que abordamos nuestros proyectos de forma transversal. Somos un grupo de personas pequeño, lo que nos permite ser ágiles y flexibles.
En términos generales, ¿cuáles diría que son los principales retos a los que se enfrenta la seguridad corporativa en la actualidad y en el futuro?
Destacaría dos sobre qué debemos hacer y otro sobre cómo debemos hacerlo. El primer reto es la integración de los sistemas, de las capacidades y de la propia información que ya tenemos en las organizaciones, muchas veces de forma atomizada.
«La diversidad y la inclusión son clave en el éxito de todos los equipos; los de seguridad no somos una excepción»
El segundo es superar la asignatura pendiente de incorporar capacidades de inteligencia a los equipos de seguridad de las empresas. Aún se conoce poco el valor que aporta tener inteligencia elaborada in-house, accionable, adaptada a las necesidades informativas de una organización.
Y el tercero es un desafío con dos iniciales: D&I. La diversidad y la inclusión son clave en el éxito de todos los equipos; los de seguridad no somos una excepción, y no lo digo porque sea correcto hacerlo, sino por pura constatación empírica. Por supuesto, la D&I es mucho más que una cuestión de género, pero si ya a esta, cuyos beneficios están sobradamente documentados, solo le dedicamos algo de tiempo en marzo significará que los 11 meses restantes del año estamos perdiendo oportunidades en la gestión del talento y del negocio.