¿Cuándo se incorporó al mundo de la seguridad y cuál es su trayectoria en él?
Comencé en el sector en 1999, en el Departamento de Marketing de Ademco. Allí conocí el mundo de la seguridad electrónica, el aspecto tecnológico y profesional de nuestra industria. Posteriormente, y ya en Honeywell, desarrollé labores de marketing y planificación para España y Portugal. Los últimos años estuve presente en ADI Global, la distribuidora del grupo, como responsable de Marketing y Comunicación para el sur de Europa.
En 2006 me incorporé al equipo de Bosch como responsable de Marketing y Canal de partners hasta 2017, año en el que me uní a la nueva división comercial Sony Video Security como responsable comercial para el sur de Europa. Desde 2020 soy responsable de Distribución para Bosch Security & Safety España y Portugal.
¿Cómo valora la incorporación cada vez mayor de las mujeres a la seguridad y su contribución al sector?
En general, como el resto de sectores tecnológicos. Cuando yo me incorporé, ya los porcentajes de licenciadas en carreras técnicas estaban cambiando de manera definitiva, pero no se reflejaban en las compañías, que fomentaban la figura de la mujer en departamentos generalistas como Administración o Secretariado. Hoy, los puestos evolucionan junto con la propia esencia de las empresas, y la selección se basa más en conocimientos, méritos, perfil del candidato y experiencia, que por género.
Sin embargo, la realidad es incontestable, y todavía hay un gran diferencial entre el porcentaje de mujeres en nuestras empresas, más pronunciado si cabe en puestos técnicos o gerenciales.
La incorporación es algo necesario y natural. No me lo planteo de otra manera.
Desde su punto de vista, ¿cuáles diría que son los principales retos a los que se enfrenta el sector de la Seguridad?
Diría que la adaptación a la normativa, la adecuación tecnológica y el conflicto gasto/inversión son los principales retos actualmente.
En normativa me refiero específicamente a la novedosa para nuestro sector, la regulación en materia de ciberseguridad de los sistemas de vídeo. Y es que nuestros sistemas, a día de hoy, son elementos de seguridad física, pero expuestos a ataques y vulnerabilidades del mundo cíber. Fabricantes, instaladores, desarrolladores e incluso usuarios debemos observar los requisitos y normativas que afectan concretamente a los dispositivos de videovigilancia conectados a una red.
En cuanto a la adecuación tecnológica, históricamente, el destinatario final de un sistema electrónico de seguridad se ha visto ‘atado’ por la tecnología que adquiría. De esta manera, su instalación, independientemente de sus necesidades o exigencias, se veía afectada por la evolución tecnológica de los propios fabricantes, esclavo de una tecnología. Los usuarios deben ser libres para escoger en cada momento la combinación óptima de sistemas para su proyecto. Y estos sistemas deben cumplir la normativa, evolucionar a la vanguardia de la técnica y ser interoperables entre sí.
«Los usuarios deben ser libres para escoger en cada momento la combinación óptima de sistemas para su proyecto»
Por último, la seguridad, y la videovigilancia en concreto, se sigue percibiendo como un gasto, algo costoso y con una fiabilidad mejorable, que principalmente representa una carga para el almacenamiento y la capacidad de la infraestructura de red en lugar de un sistema que puede ofrecer un gran retorno de la inversión cuando podemos utilizar el potencial de los datos capturados para aplicaciones más allá de la seguridad, como el control de la operativa o el rendimiento de una instalación.
¿Qué soluciones de seguridad adquirirán una mayor importancia en el devenir del segmento en el que opera su compañía?
Destacaría la sensorística, la Inteligencia Artificial y los sistemas de plataforma abierta.
En sistemas de vídeo, el presente del segmento es la utilización de las cámaras como sensores y la posibilidad de adaptar las capacidades actuales de analítica de vídeo del sensor para cumplir con otros requisitos específicos de cada cliente o proyecto, que se convierten en únicos.
Con la llegada de la Inteligencia Artificial, la cámara es capaz de aprender de manera automática, lo que permite a los integradores de sistemas adaptar el análisis de vídeo inteligente integrado para detectar situaciones de relevancia para los usuarios. Así, las cámaras se pueden usar de formas distintas a las previstas originalmente. Al ofrecer la posibilidad de agregar aplicaciones de software no de serie, los clientes pueden decidir qué información les gustaría reutilizar.
Esto nos lleva a las cámaras basadas en plataforma abierta. Con ellas, los clientes pueden definir qué cámaras serán y cómo les funcionarán. Serán un sensor con una utilidad concreta, además de la capacidad de seguridad de la cámara o la tecnología de analítica de vídeo y la Inteligencia Artificial. El cliente puede dotar de funcionalidad adicional a la cámara utilizando una de las múltiples aplicaciones de software. Estas aplicaciones se pueden desarrollar por sí mismas o seleccionarlas a través de un marketplace de aplicaciones para cámaras. Es un modelo fruto de la convergencia entre nuestro mercado y el de la informática, que nos lleva años mostrando el camino en este sentido.
Por otro lado, destacar que en Bosch presentamos en SICUR 2020 Inteox, la avanzada plataforma de vídeo con sistema operativo abierto disponible para desarrolladores que quieran crear e implementar soluciones específicas para el cliente. Estos desarrollos para cámaras Inteox están disponibles ya en Security & Safety Things, la tienda de aplicaciones donde se comercializan.