¿Cuáles son los grandes retos que tienen por delante los centros sanitarios en materia de seguridad, más allá de las amenazas?
En los últimos años ha cambiado la percepción de la seguridad en los centros hospitalarios. Hemos tenido una pandemia, el COVID-19, que nos ha hecho ver la protección de la salud o la atención a los pacientes de una forma distinta. Con esto no quiero decir que no hayamos tenido amenazas de la salud antes –me viene a la cabeza el ébola–, pero yo creo que la gente de mi generación no nos habíamos enfrentado hasta entonces a un reto como ese. A esto le han seguido sucesos como Filomena y otros que han puesto a prueba todo lo que sabemos en cuanto a infraestructuras, movilidad, suministros, apoyo logístico…
Por otro lado, la ciberseguridad se ha convertido en algo fundamental, que ha estado ahí desde hace tiempo, pero no teníamos tan presente como ahora. Igualmente, seguimos teniendo otro tipo de amenazas, como las intrusiones, los robos, las agresiones, etcétera; sin embargo, ahora tenemos que tener más cuidado, más formación y más preparación para otro tipo de amenazas, como las relacionadas con la ciberseguridad.
En definitiva, seguimos teniendo un concepto de seguridad global, pero que se ha matizado muchísimo, sobre todo en los últimos años. Creo que se podría resumir en una frase, y es que tenemos que estar preparados para todo.
¿Cuáles son las amenazas específicas que más les afectan y las que más les preocupan por su impacto hoy en día?
Aparte de las amenazas habituales de cualquier centro sanitario, tenemos que tener en cuenta que los servicios son cada vez más críticos y exigen una mayor atención porque cada vez son más específicos y utilizan más tecnologías para su función. En ese sentido, una cuestión que destaca es el valor de los datos gestionados, pues ahora los datos personales o el historial clínico tienen un valor negociable, son moneda de cambio para los malos y, por tanto, este es un factor que nos preocupa.
Además, ahora todo está hiperconectado e interconectado, lo cual está muy bien porque facilita el trabajo del día a día de un hospital, pero también representa un punto vulnerable si no se cuida.
A todo esto se suma que el volumen de datos que manejamos es cada vez más grande. Es decir, antes tenías un archivo con historias clínicas, pero ahora todo ha pasado a la red o incluso a la nube en algunos casos.
Acaba de asumir la responsabilidad de la seguridad del Hospital Universitario de Getafe. ¿Cuál es la estructura del departamento a la que aspira y cuáles los pilares de su política de seguridad?
Lo cierto es que he llegado en un momento apasionante, porque tenemos una nueva directora gerente y un nuevo director de Gestión, que se suma al apoyo de la dirección de seguridad corporativa del SERMAS. Veo en ellos tres pilares fundamentales, que coinciden con los que yo asumo en el cargo: transparencia, formación e innovación. A estos añadiría otro, que es el fomento del trabajo en equipo. Para alguien como yo, que acaba de llegar, esta base es muy importante porque me veo respaldado con esos pilares básicos.
Creo además que es fundamental que el resto de los profesionales del hospital vean al personal de seguridad, al vigilante, como parte de la organización. Para mí esa es una de las bases de la creación de una cultura de seguridad dentro de la organización, y que además esté apoyada en la formación.
«Frente a las agresiones al personal, desde los propios centros tenemos que aportar formación, información y acompañamiento”
Los centros hospitalarios incorporan cada día más tecnología para todo tipo de usos. En concreto, ¿qué tecnologías le gustaría incorporar para la función de seguridad?
Hay muchas, pues evidentemente tienes que actualizar los accesos, el CCTV, el control de vigilancia… Constantemente surgen nuevos parámetros, cosas distintas, mejoradas, que no necesariamente suponen mucho más coste, pero que ofrecen mejores prestaciones.
Una de las cosas que a mí me gustaría incorporar es la tecnología de ubicación en tiempo real. Creo que poder localizar en tiempo real dónde está el paciente, dónde tienes tus efectivos de seguridad o cuáles son los puntos débiles es algo básico. Esto se puede hacer, por ejemplo, para seguir a un sospechoso por las instalaciones. En conclusión, me gustaría poder detectar la amenaza en todo momento, en tiempo real, y así neutralizarla.
Por otro lado, la tecnología juega un papel importante para cumplir con nuestro compromiso de sostenibilidad. Por ejemplo, hemos conseguido eliminar el papel y ahora cosas como los partes de los vigilantes están en la red.
La tecnología se aplica ahora en todas las áreas, tanto las de gestión interna como las de tratamiento de los pacientes u otras. Más allá de la ciberseguridad, ¿qué otros problemas de seguridad pueden surgir a partir de la instalación de tantas tecnologías?
Nuestro objetivo no debe ser poner remedio cuando algo ha pasado, sino intentar que lo que pueda suceder no suceda. Con la tecnología es igual. Sirva de ejemplo que nosotros cambiamos las baterías de las centrales de alarma y de las cerraduras electrónicas de manera programada, sin esperar a que se agoten. Estos dispositivos dependen de la red, pero también de cosas básicas como el cambio de las baterías para que sigan funcionando. Por eso, es importante la comunicación con los proveedores y con profesionales de confianza.
En el Hospital Universitario de Getafe tenemos un departamento de mantenimiento que trabaja fantásticamente y que conoce muy bien la normativa, en el que podemos confiar al cien por ciento. Igualmente, está el departamento de informática, que está compuesto por un grupo de gente muy joven, que además siempre está dispuesto a todo. De este modo, apoyándote en profesionales que creen en lo que haces y que trabajan muy bien, es posible ir siempre un paso por delante frente a cuestiones como la obsolescencia tecnológica.
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