Este año ha asumido la presidencia de la Federación empresarial Española de Seguridad (FES). ¿Cuáles son los principales temas que le ocuparán durante su permanencia al frente de la entidad?
Es un honor y una satisfacción acceder a la presidencia de la federación con el respaldo y confianza de nuestros asociados y miembros, extremo que aprecio y agradezco. Espero que mi trayectoria y experiencia en el sector de la seguridad privada me permitan contribuir en la apropiada orientación futura de FES.
De nuestra federación me gustaría destacar que no ha cesado nunca la actividad, reuniéndose en ella un gran capital humano y empresarial, constituido por profesionales con diversos perfiles de formación y experiencia en el campo de la seguridad, tanto física como electrónica, centros de formación, etcétera, lo cual genera importantes expectativas en el mundo asociativo, cuyos retos nos siguen apasionando.
En ese sentido, desde la Junta Directiva nos proponemos seguir estrechando lazos con otras asociaciones, federaciones, confederaciones…, así como con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad para mantener e incrementar nuestra presencia en los órganos asesores, consultivos y de participación con influencia en la orientación del sector. De hecho, actualmente estamos atravesando una transformación digital mundial de la que nuestro sector no es ajeno, por lo que debemos trabajar para adaptarnos a los nuevos tiempos en lo que respecta a la ciberseguridad e inteligencia artificial, entre otros retos.
¿Qué acciones concretas van a llevar a cabo para hacer frente a dichos retos en los próximos años?
Sin lugar a dudas, FES es y será un pilar básico para garantizar la supervivencia de todas sus empresas asociadas, velando siempre por sus intereses. Será primordial desarrollar actividades en aras del fomento de la calidad en la empresa y del personal de seguridad, de sus mandos intermedios, técnicos y directivos y, por supuesto, del personal operativo.
Entre estas actividades, podríamos destacar la de fomentar la formación y cualificación del personal o la de asesorar a las pequeñas y medianas empresas en su trayecto empresarial, aportándoles el valor añadido, información y conocimiento técnico y profesional basado en la experiencia adquirida desde 1991 (año en el que se constituyó FES). Actualmente, la federación cuenta con presencia en todo el territorio nacional, representando a casi un centenar de empresas de seguridad privada con una plantilla global de más de 20.000 trabajadores.
¿Cuáles diría que son los principales problemas y retos que a los que tiene que hacer frente el sector de la seguridad privada?
La industria de la seguridad privada se enfrenta a una serie de tendencias que están alterando el entorno económico, social y tecnológico en el que opera. La digitalización, la evolución demográfica y la migración, así como un entorno de amenazas de seguridad cambiante, son algunos de los factores que propician estos cambios que deben ser afrontados por el sector.
Estos factores resultan de una combinación de transformaciones incrementales y disruptivas en el entorno empresarial para los proveedores de seguridad privada, tanto en términos de cambios en la demanda del mercado como en los modelos de negocio y operaciones. En concreto, el sector tendrá que enfrentarse al reto y desafío de acelerar la integración de la protección tradicional en el sitio con la protección remota y móvil respaldada por las nuevas tecnologías, del cambio demográfico y el envejecimiento de los trabajadores del sector, y por último, de atraer y potenciar entre los jóvenes la importancia de la seguridad privada, así como atraer talento femenino al sector.
«El sector debe hacer frente a retos como la integración de las nuevas tecnologías, el envejecimiento de los trabajadores o la atracción de talento»
¿Cómo ve usted la normativa actual de la seguridad privada, teniendo en cuenta la falta de un reglamento adaptado a la ley vigente, así como otras normas que impactan de lleno como la Directiva de Resiliencia de Entidades Críticas y otras similares?
Los tiempos que vivimos son vertiginosos y han hecho que quede totalmente desfasada la Ley 5/2014, de Seguridad Privada. Es un despropósito que, a 10 años vista, no haya tenido un adecuado desarrollo reglamentario y que estemos a expensas de lo dispuesto en el Real Decreto 2364/1994, por el que se aprueba el Reglamento de Seguridad Privada. En este contexto, FES ha mantenido y seguirá manteniendo un diálogo constante con los distintos grupos políticos de nuestro parlamento para que se trabaje en una Ley de Seguridad Privada acorde con los tiempos que vivimos.
Nuestra sociedad está en permanente evolución y cambio, y la seguridad jurídica es necesaria en todas las facetas productivas, más si cabe en la nuestra. Además, carecemos de una regulación concreta y específica que afronte esos cambios tecnológicos y sea compatible con la Ley Orgánica de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales, que tanto influyen y afectan a la prestación de servicios de seguridad. Por tanto, es necesario integrar las distintas seguridades en un concepto de seguridad integral que tenga una base sólida y que afecte a servicios, instalaciones, medidas, funciones y productos, incluyendo la certificación de productos de todos los elementos que forman parte de la seguridad física y electrónica de las instalaciones.
El actual Convenio Colectivo de Seguridad Privada está vigente hasta 2026, lo cual garantiza dos años de estabilidad en este sentido. No obstante, ¿qué cambios cree que deberían producirse de cara al próximo pacto laboral?
Efectivamente, el convenio tiene vigencia hasta el 2026, pero la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas semanales es un asunto que lleva meses preocupando a los empresarios de nuestro país. Y no es para menos, si tenemos en cuenta el importante número de trabajadores y de empresas a los que afectará.
Todavía no sabemos cuál puede ser el coste económico definitivo que tendrá la adaptación a la nueva jornada laboral, pero en los sectores de la vigilancia y de servicios en general, la mano de obra representa más de un 80 por ciento del importe del coste necesario para generar la facturación, por lo que cualquier variación en la misma repercute directamente en dicho coste y en sus resultados.
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