Desde su punto de vista, ¿qué nuevas actividades cree que pueden surgir para las centrales receptoras de alarmas (CRA) tras la salida de la crisis del COVID-19?
Todos los nuevos servicios de CRA estarán orientados a la supervisión y control de datos telemétricos. Siempre de la mano de los nuevos avances tecnológicos y en función de la necesidad y demanda de los clientes y de la sociedad, se podrá controlar el tránsito, el aforo y la temperatura de las personas sin necesidad de la intervención física en el propio lugar. Desde la CRA se controlarán y gestionarán las señales que se generen en los dispositivos de control. Incluso se podría realizar un control de acceso remoto para aquellas personas que tuviesen en vigor el llamado pasaporte sanitario si, llegado el caso, se implantase finalmente.
Pero hay que ver qué enfoque legal sobre la protección de datos se les da a todas estas cuestiones y la aceptación que todos tendremos sobre ellos, ya que es información muy sensible e íntima. Por supuesto, siempre teniendo en cuenta la normativa en protección de datos, sobre todo por los datos de salud de las personas a registrar.
¿Cómo cree que afectará esta crisis sanitaria a los servicios de seguridad privada, en términos generales?
Quiero empezar con una reflexión. La seguridad privada, España y el mundo nos hemos visto obligados a modificar hábitos. Algunos serán temporales, y otros se quedarán. Se apuesta por el teletrabajo (yo también… con matices, claro). Entonces, ¿por qué no se estudia la posibilidad de que los servicios de CRA se puedan prestar en este formato, por lo menos en casos de excepción? Partiendo de la base que ya mucha información se encuentra externalizada en las famosas nubes… Lo que viene siendo un servidor que se encuentra ubicado en el exterior de la propia CRA.
Por otro lado, habrá que ver cómo va evolucionando la pandemia. Porque si bien está claro que las consecuencias económicas están provocando que algunas actividades de seguridad no sean necesarias por cierres de negocios y empresas, igualmente todo aquel sector que siga funcionando demandará servicios de seguridad, en algunos casos más concretos, específicos y seguramente nuevos. Las empresas y el personal de seguridad deberemos adaptarnos y formarnos, ajustando procesos y protocolos en función de la evolución de esta situación en la que nos encontramos.