Desde su punto de vista, ¿qué nuevas actividades cree que pueden surgir para los servicios de vigilancia tras la salida de la crisis del COVID-19?
Aunque lo evidente sería hablar de controles de accesos con soluciones termográficas protocolizados a través de un vigilante de seguridad, la realidad es que la crisis sanitaria ha puesto en valor la importancia de las personas guiando las transformaciones tecnológicas. Las tendencias como el smartworking, el digital workplace, la economía circular, la humanización y la habitabilidad de todos los entornos darán un impulso a los servicios de vigilancia. Los adaptará a las necesidades de cada sector productivo en concreto y hará que aumente la integración de estos servicios en la cadena de valor de las organizaciones.
Para ello, debemos adaptar nuestros servicios de vigilancia buscando la especialización de los vigilantes de seguridad a través de formación. También tenemos que apoyarnos en las herramientas tecnológicas adecuadas, con el fin de ofrecer un elevado valor añadido a los procesos productivos de nuestros clientes. Como en todo servicio o producto, demanda y oferta deben ir alineados con las necesidades del comprador.
¿Cómo cree que afectará esta crisis sanitaria a los servicios de seguridad privada, en términos generales?
La seguridad privada, junto a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, han dado respuesta a la gestión del orden y la seguridad ciudadana en momentos de gran incertidumbre. Por esta razón, se ha visto reforzada tras la crisis del COVID-19. Ahora es incuestionable su función social y su valor como servicio esencial.
Dentro de este marco hemos de tener en cuenta que las organizaciones ya no deberán ser solo sólidas y resilientes. Además, tendrán que añadir la antifragilidad a través de un proceso de innovación que las lleve a salir reforzadas tras este periodo de volatilidad y estrés. La transformación será tanto en las estructuras de dirección y mandos intermedios, cada vez más horizontales y cercanas a la toma de decisiones, como en la tecnología necesaria para buscar la excelencia en nuestras operaciones, así como en la capacitación de nuestros equipos operativos a través de una formación sólida y de valor.
Todas las actividades asociadas a un servicio de seguridad privada (vigilancia física, verificación presencial de alarmas, central receptora de alarmas, ciberseguridad, videovigilancia y unidades de inteligencia) deben estar centralizadas y coordinadas a través de un centro avanzado de servicios de seguridad que proporcione la respuesta inmediata y adecuada a las necesidades de los clientes.