¿Cómo califica el papel que están desempeñando los servicios de seguridad privada durante la crisis del COVID-19?
Antes de contestar directamente, quiero rendir un sentido homenaje a los miles de fallecidos por esta terrible pandemia, transmitir el deseo de recuperación a los miles de contagiados y el ánimo para las familias de todos ellos. Recordar de forma especial a los pertenecientes a la familia de la seguridad privada.
Debo decir que, a mi juicio, el papel más importante en esta durísima crisis lo han desempeñado de forma ejemplar y con mucho sacrificio el personal del entorno sanitario y los ciudadanos. Para ellos deben ser las mayores muestras de reconocimiento y agradecimiento.
En lo que se refiere nuestro ecosistema, la seguridad pública y la privada han contribuido con profesionalidad, entrega, coordinación y empatía a salvar vidas y evitar la propagación del contagio.
Dicho lo anterior, me atrevería a decir que los ciudadanos han descubierto una faceta nueva en los servicios de seguridad privada. Han podido apreciar que, en una situación tan grave como la del COVID-19, es de vital importancia el trabajo de los vigilantes de seguridad. Han podido comprobar cualidades muy importantes que han distinguido la labor de los vigilantes, como la humanidad, la entrega, la generosidad, la ayuda, la integración en los equipos hospitalarios, en la cadena de distribución de alimentos y el sistema de suministros…
¿En qué sentido podrían cambiar los servicios de seguridad privada a consecuencia de la pandemia?
Partiendo de la base de que esta dramática crisis ha tenido una evidente mejora, es aconsejable prepararse para posibles rebrotes o nuevas crisis. Debemos estar ya inmersos en el análisis de cómo hemos gestionado la crisis en cada ámbito, con valoración autocrítica, y ver qué hoja de ruta hay que poner en marcha para estar mejor preparados y que la siguiente se pueda afrontar con mejor capacidad de respuesta.
Un aspecto a resaltar es la necesidad de la interconexión efectiva entre los servicios de prevención de riesgos de clientes y de proveedores. Es muy importante tratar la gestión del riesgo desde una óptica integral. En los diferentes planes y procedimientos se aborda un catálogo de riesgos, incluidos los nucleares y bacteriológicos. Es el momento de hacer el encaje de la pandemia. Todavía está ahí y puede rebrotar en cualquier momento. Hay que darle un lugar específico y actualizado. Es una cuestión urgente.
También es importante valorar nuevas funciones que desempeñe la seguridad privada, en función de las necesidades y tecnología que vayan apareciendo.
¿Cómo estima que afectará la emergencia del COVID-19 al negocio de las empresas de seguridad privada?
Esta gravísima pandemia está afectando a todos los sectores del país, entre ellos por supuesto la seguridad. Desde el mes de marzo, las medidas más urgentes han sido las sanitarias, las de confinamiento y las de protección del empleo. Cuando se recupere la normalidad, empezaremos a visualizar y a sufrir los graves efectos que ha ocasionado el COVID-19.
Cuando la crisis afecta negativamente a la mayor parte de los sectores del país, impacta también en la seguridad privada. Por tanto, las perspectivas no son buenas. Pero tenemos que superar todas las adversidades. A partir de ahora toca sacrificio, esperanza, suma de esfuerzos y muchísimo trabajo.