Usted cuenta con una dilatada experiencia y trayectoria en la Policía Municipal de Madrid. ¿Por qué decidió dedicar su carrera profesional a la seguridad y cómo fueron sus primeros pasos en el Cuerpo?
Soy una mujer activa, dinámica y con inquietudes. Asumo el riesgo que entraña este trabajo y consideré que esta profesión me podía permitir desarrollar mi personalidad plenamente. Este trabajo te posibilita mantener el contacto con la realidad de la vida, así como conocer, sentir y vivir situaciones que muy pocas personas conocen directamente.
Tener amigos en diferentes cuerpos policiales me permitió ver a sus integrantes como personas muy cercanas a las que acudir cuando se presentan problemas de cualquier naturaleza.
Ingresé en la Policía Municipal de Madrid con la promoción 31, el 20 de enero de 1986. Tuve la suerte de formar parte de ese grupo de seis mujeres que pudo acceder al Cuerpo. Me siento privilegiada por ello.
Tras el periodo de formación fui destinada a Tráfico, la unidad donde tomas verdaderamente contacto con la realidad de la calle y donde empiezas a curtirte como policía porque, además de regular la circulación, se presentaban intervenciones de todo tipo: accidentes de tráfico, robos, atracos, reyertas, etc. Y en la mayoría de los casos las tienes que afrontar solo.
Tengo muy buenos recuerdos de esta etapa. Éramos una piña. Estabas sola en los puestos de circulación, pero no te sentías así. Sabías que ante cualquier requerimiento, los compañeros acudían en tu ayuda rápidamente, parando al primer motorista que pasara o corriendo, porque no teníamos vehículo para desplazarnos.
Mi segundo destino fue la Unidad de Protección Ciudadana, unidad de libre designación y de apoyo al resto de unidades. Una de mis mejores etapas en Policía Municipal, donde encontré a grandes profesionales y maestros de los que aprendí prácticamente todo lo relacionado con la seguridad y donde tomé conciencia de la cruel realidad del mundo de la droga al actuar en los poblados marginales existentes en esa época.
Son años llenos de juventud, de ilusiones, de formación y de adquirir experiencia para afrontar con éxito cualquier situación que te encuentres en tu trabajo diario. Trabajo muy gratificante, en muchos aspectos, pero también con intervenciones muy complicadas y situaciones muy duras a las que te tienes que enfrentar y sobreponerte, como la pérdida de compañeros de promoción, en acto de servicio, al intervenir en un atraco o por sufrir un atropello.
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Hace unos meses se cumplió medio siglo desde la incorporación de la mujer a la Policía Municipal de Madrid. Desde su perspectiva, ¿cómo ha evolucionado la presencia femenina en el Cuerpo?
Por suerte, la sociedad evoluciona. Poco a poco los avances introducidos en el Cuerpo de Policía Municipal a lo largo de estos 50 años han permitido cambios significativos, como poder llevar arma, integrarnos con personal masculino y abordar servicios más complejos no solo centrados en el control de tráfico.
La entrada de la mujer en la Policía Municipal de Madrid supuso un gran avance en la igualdad de derechos. Las primeras mujeres de este Cuerpo son un referente para las que hemos continuado su camino, gracias a su valioso papel de lucha y esfuerzo, en unos inicios que no fueron fáciles. Las que hoy estamos aquí podemos disfrutar del apoyo, respeto y reconocimiento que ellas, en los primeros años, no tuvieron.
«La entrada de la mujer en la Policía Municipal de Madrid supuso un gran avance en la igualdad de derechos»
El medio policial, como otros campos profesionales, está formado por valores y creencias que exaltan la masculinidad de sus miembros. Aunque los requisitos de entrada, la titulación, las pruebas que se realizan, la formación y la exigencia son iguales para ambos, la representación femenina, tanto en acceso como en ascenso está muy por debajo de la del hombre. Las cifras lo demuestran. En la actualidad, solo un 12 por ciento aproximadamente de los agentes de policía, sobre una plantilla de unas 5.600 personas, son mujeres. Todavía no resulta lo suficientemente atractiva esta profesión para las féminas, porque no hay una referencia específica a ellas. La omisión a lo largo de los años ha hecho invisibles a las mujeres y ha dificultado que se sintieran atraídas por las convocatorias.
Es necesario una mayor y adecuada publicidad de tales convocatorias para fomentar una imagen mixta de la policía que rompa con roles y estereotipos de género sobre la profesión policial. En la actualidad, la mujer está integrada completamente en todas las escalas y categorías, pero lo deseable es que alcanzáramos una cuota del 50 por ciento para que nuestra situación fuera fiel reflejo de la sociedad igualitaria.
El esfuerzo realizado por la corporación, la lucha contra diversos estereotipos, la adaptación de la normativa, etc., favorecen la incorporación de las componentes femeninas al Cuerpo de Policía Municipal.
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