Seguritecnia 336

38 SEGURITECNIA Diciembre 2007 Foro EFITEC E n el año 2001, la Unidad Central de Seguridad Privada realizó los primeros estudios sobre la problemática que estaba generando el impor- tante incremento de las conexiones de los sistemas de seguridad, tanto en establecimientos obligados a dispo- ner de ellos como en aquellos otros que, de forma vo- luntaria, optaron por incorporar a sus empresas o do- micilios este tipo de dispositivos y que, conectados a las empresas de seguridad autorizadas para esta actividad, les permitieran una mayor seguridad en los mismos. En aquellas fechas, y según los datos obtenidos del propio sector, el número total de conexiones se esti- maba en torno a las 550.000, repartidas entre las distin- tas provincias españolas y conectadas a las 166 Centra- les Receptoras de Alarma (CRA) que en ese momento se encontraban autorizadas. dadana en general y para las Fuerzas y Cuerpos de Se- guridad en particular y, por tanto, se hacía necesario y urgente buscar soluciones que permitieran corregir el problema que, como estaba ocurriendo en otros países del entorno, se iba agudizando de forma exponencial. La problemática de las falsas alarmas en relación con la seguridad pública Rafael Navarro García Unidad Central de Seguridad Privada “No es aceptable que, a estas alturas, todavía se esté discutiendo sobre el número de elementos que componen un sistema de seguridad” En la comparativa realizada, se explicaba de forma pormenorizada lo que en aquellos momentos estaba su- poniendo para la seguridad pública, no sólo desde el punto de vista económico sino, lo que generaba mayor preocupación, desde el punto de vista de recursos huma- nos, el empleo de éstos, siempre limitados, en labores in- necesarias. La prioridad que supone para las fuerzas po- liciales atender una alarma producida por la supuesta comisión de un delito obliga a dejar de atender otras si- tuaciones que, en principio, se consideran de menor im- portancia, pero que por el resultado suponen un detri- mento de la seguridad para el resto de los ciudadanos. De las conclusiones del estudio se podía prever, sin ningún género de dudas, que el problema que se plan- teaba era de suma importancia para la seguridad ciu- Para ello, la Comisaría General de Seguridad Ciuda- dana promovió la iniciación de una serie de reuniones con el sector a las que se invitó a todas las partes que podían estar implicadas. Las asociaciones más repre- sentativas del sector, las empresas con mayor número de conexiones, representantes de la banca y de otros es- tablecimientos obligados a disponer de medidas de se- guridad, de los usuarios y sindicatos e incluso fabrican- tes, fueron invitados a participar en ellas y a colaborar en la búsqueda de soluciones. La iniciativa, que fue muy bien acogida, contó con la participación de todos ellos. Las conclusiones de este importante esfuerzo nos llevaron a reconocer la necesidad de modificar algu- nos aspectos de la normativa de seguridad privada, de forma que se cambiaran algunos conceptos que o bien precisaban actualizarse, bien era necesario aclarar. Pero lo que realmente podría mejorar la situación era la im- plantación de nuevos métodos y tecnologías que permi- tieran una verificación mucho más eficaz, y así poder reducir de forma progresiva, pero drástica, el número de falsas alarmas.

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