Seguritecnia 336
42 SEGURITECNIA Diciembre 2007 Foro EFITEC elementos que forman parte de un sistema, de las Cen- trales de Alarma y, en general, en muchos de los aspectos que tienen relación con esta materia. También es cierto que la mayoría piensa que no van a ser la panacea, que el problema seguirá estando ahí y que la solución está di- rectamente relacionada con el buen hacer de los respon- sables de las empresas dedicadas a esta importante acti- vidad. También con bastante frecuencia pregunto a los profe- sionales del sector cual es el motivo de que se produzcan tantas falsas alarmas. Las respuestas son muy variadas y las causas que me exponen diversas, pero todavía no he encontrado una respuesta convincente que permita in- tentar atajar el problema. En muchas ocasiones se culpa al usuario y no dudo que pueda ser así, pero, ¿qué soluciones se han buscado? Y cuando no es el usuario, ¿cuáles son las causas? ¿Sabe la central dónde y por qué se produce el problema? Son preguntas que todos nos hacemos y nadie nos responde con soluciones que no sean el decir que se verifican con los medios de que se dispone y entonces nos pregunta- mos: ¿Cuáles son esos medios? Todos los sabemos: los mismos que se utilizaban cuando se inició esta actividad, es decir, el teléfono. Es evidente que, por los resultados que se obtienen, no es el medio más adecuado. Otro de los elementos esenciales, y digno de comen- tario, con los que cuenta una central de alarmas son los operadores. De esto también habría mucho de que ha- blar, en lo referente a su número, cualificación, la dificul- tad que entraña manejar los muy variados dispositivos y software que utilizan… En fin, de muchos y variados as- pectos. Sin embargo, respecto de este tema, hace unos días me llamó la atención un comentario que escuché de un empresario que se quejaba de la marcha de uno de sus operadores y de la dificultad que entrañaba encontrar personal cualificado para estas funciones, así como lo laborioso que era formarlo. Entre otras cosas, afirmaba que un operador con experiencia, cuando recibía una se- ñal, era capaz de intuir la veracidad o no de la alarma. En primer lugar, debo decir que no me cabe la más mí- nima duda de la necesidad y la eficacia de un personal capacitado, y más cuando esta información procede de una empresa que, con razón, presume de no tener falsas alarmas. Pero yo me pregunto si, en un sector cuya acti- vidad se fundamenta en la tecnología, podemos permi- tirnos el depender de la intuición de un operador. De las alarmas, reales y falsas, las instalaciones de sis- temas de seguridad, las sanciones a que dan lugar, las po- sibles soluciones que se barajan y de los innumerables as- pectos que rodean a este sector, se podría hablar mu- cho y considero que es necesario hacerlo, pero lo que no es aceptable es que, a estas alturas, todavía se esté discu- tiendo sobre el número de elementos que componen un sistema de seguridad. Por último, considero necesario dar a conocer una pequeña estadística que permita a todos tener una idea clara de cómo están actuando las Unidades Provincia- les con relación a las propuestas de sanción por falsas alarmas. Para ello, es preciso tener en cuenta que no se puede pretender que exista una absoluta unidad de cri- terios en cuanto a esta cuestión, lo que por otra parte podría ser perjudicial para muchos. En general y a pe- sar de que, como dijo la Secretaría General Técnica del Ministerio del Interior y han ratificado diferentes Juz- gados en sus Sentencias, se puede proponer para san- ción por una sola falsa alarma, las Unidades Territo- riales por lo general no suelen actuar con esos criterios sino que, como se puede observar en la siguiente esta- dística, existe una importante tolerancia, que bajo mi punto de vista debería ser motivo, más que de quejas, de tener en consideración. En el año 2006 se produjeron, según la información que consta en esta Unidad, un total de 447.242 alarmas, de las que 34.115 fueron reales y el resto, 413.127, falsas, lo que supone un porcentaje del 92,37% de falsas alar- mas. Durante el presente año se han tramitado novecientos diecinueve expedientes sancionadores por falsas alar- mas, contabilizando entre ellos los que se han sobreseído y los que, por diversas circunstancias, han caducado; por tanto, de cada cuatrocientos treinta y nueve alarmas falsas se ha realizado sólo UNA propuesta de sanción.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MTI4MzQz