Seguritecnia 351
Artículo Técnico 75 SEGURITECNIA Abril 2009 políticos (Estonia, Georgia, Rusia…), pasando por la in- mersión total de bandas de crimen organizado de diferen- tes puntos del globo. El grado de avance es tal, que nos encontramos en un punto sin retorno, que seguramente dictará los aconte- cimientos venideros. No sólo las grandes empresas pri- vadas han visto las orejas al lobo y se están preparando para prevenir y neutralizar cualquier ataque del exte- rior, sino que la mayoría de los países están haciendo lo mismo. Este hecho es francamente relevante porque re- quiere un esfuerzo muy grande debido a la naturaleza di- námica de estas amenazas. La empresa privada lo com- prendió hace tiempo, pero las organizaciones públicas han tardado más en reaccionar. Esta frenética actividad que se está produciendo en la mayoría de los países viene dictada por la fragilidad de las infraestructuras de Internet. Hace pocos meses, eran noticias alarmantes la aparición de fallos de seguridad en dos de los protocolos más importantes: la resolución de nombres (DNS) y el tráfico en Internet (BGP). Ambos protocolos son imprescindibles para el funcionamiento la Red, y también ambos fueron diseñados en la década de los 80 y principios de los 90, antes de la Expo 92, cuando nadie aún hablaba de Internet. Aun cuando las vulnera- bilidades no son tan graves como parecen, pueden ser fa- tales si no las entendemos y no contamos con ayuda y ex- periencia, interna o externa, que nos permita establecer todo tipo de contramedidas para mitigar, o mejor, neu- tralizar, el riesgo al que estamos expuestos. Unir fuerzas La sensación que nos queda con este tipo de vulnerabili- dades es que nos han dado gato por liebre. Confiábamos y confiamos a ciegas en ciertas infraestructuras que, pese a que cuentan con pocos años de funcionamiento, consi- deramos “de toda la vida” (la Web, el correo electrónico, las comunicaciones…) y, poco a poco, nos damos cuenta de que estamos construyendo gigantes con pies de barro. Internet y todo lo que le rodea aún es muy joven y nece- sita un fuerte rediseño para que realmente sea un lugar seguro. Por supuesto, siempre es complicado juntar las palabras seguridad y privacidad, pero todos tendremos que hacer un pequeño esfuerzo para que esos dos térmi- nos combinen. En definitiva, al igual que en 1992 nadie se imaginaba lo que ha significado la revolución, en todos los sentidos, de nuestra forma de vivir, trabajar y, lo que es más im- portante, relacionarnos, ahora tampoco somos capaces de imaginar lo que pasará dentro de otros 16 años. De lo que sí que tenemos que ser conscientes es que hay que renovarse o morir en el intento. Seamos conscientes de las amenazas reales para que entre todos, podamos cons- truir un lugar seguro.
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