Seguritecnia 356
22 SEGURITECNIA Septiembre 2009 Artículo Técnico de esta manera la inteligibilidad de los mensajes. Sin ánimo de entrar en explicaciones exhaustivas, se describe a continuación uno de los métodos utilizado con más frecuencia para determinar el espacia- miento de los altavoces, con el tipo de altavoz más habitual en aplicaciones de evacuación para interiores de edificios, el altavoz de techo. Teniendo en cuenta que, con este tipo de altavoces, el volumen de cober- tura se interpreta como un cono con su vértice en el propio altavoz, una de las topologías de espaciamiento más ha- bituales, aunque no la que garantiza la mejor cobertura, es la distribución “borde a borde” (ver figura 2). Si tomamos como criterio que esta distribución debería darse a la altura media de un oyente (habitualmente 1,5 metros, definido como la media de al- tura entre un oyente sentado y erguido), para tratar de mantener la uniformidad riores, se hace patente la diferencia que existe entre un sistema de megafo- nía clásico y un sistema de alarmas por voz para evacuación. En definitiva, mientras que un “sis- tema de megafonía”, dado que carece de todas estas funciones de supervi- sión y seguridad, no puede ser utilizado para aplicaciones de evacuación, un sis- tema de alarma por voz sí es apto para aplicaciones de megafonía clásica. Diseño acústico De acuerdo con lo expuesto en apar- tados anteriores, los equipos que con- forman un sistema de alarmas por voz para evacuación deben cumplir toda una serie de requisitos de seguridad y funcionalidad y son los altavoces los dispositivos periféricos encargados de suministrar los mensajes de información que se generan en estos sistemas. La distribución de estos equipos, de manera que se puedan llegar a cubrir los requisitos de inteligibilidad y pre- sión sonora que definen las diferen- tes normativas, depende de cada caso en particular. Sin embargo, en térmi- nos generales, podríamos decir que, a diferencia de los criterios de diseño utilizados para un sistema de megafo- nía convencional, la distribución de al- tavoces en un sistema de alarmas por voz para evacuación debe realizarse no sólo para “que se oiga” sino para “que se entienda”. Por esta razón, el número de altavoces utilizado en sis- temas de esta índole, suele ser ligera- mente mayor que en una distribución para megafonía clásica, ya que lo que se pretende es mantener la uniformi- dad de la señal acústica a lo largo de las rutas de evacuación, garantizando emergencia, por lo que nos sirve de re- ferencia para el diseño acústico de las zonas de cobertura. ▪ De acuerdo con el apartado A.6.6.2.1, las señales acústicas deben cumplir los siguientes requisitos: ▪ El nivel del sonido de las señales de alarma deberá ser de al menos 65dB(A) o 5dB(A) por encima del ruido ambiente. ▪ Si la alarma tiene por objeto desper- tar a personas que se encuentren durmiendo (hoteles, residencias, et- cétera), el nivel será como mínimo de 75dB(A) en la cabecera de cama. ▪ El nivel de presión sonora no supe- rará nunca los 120dB(A) en ningún punto situado a más de un metro del foco del sonido. ▪ Por otro lado, en lo que respecta a los requisitos para los mensajes de alarma hablados, descritos en el apar- tado A.6.6.3, pueden resumirse en los siguientes puntos: ▪ Los mensajes de voz deberán ser cla- ros, breves, inequívocos y, en la me- dida de lo posible, planificados pre- viamente. ▪ Se deberá garantizar la inteligibili- dad del mensaje mediante un diseño adecuado de los equipos emisores del sonido (altavoces), teniendo en cuenta que el mensaje hablado de- berá tener, al menos, un nivel de pre- sión sonora 10dB(A) superior al nivel del sonido ambiente. ▪ El intervalo de tiempo entre mensa- jes sucesivos no deberá ser superior a 30 segundos. De acuerdo con todos los criterios de seguridad, supervisión y redundan- cia relacionados en las normativas ante- Figura 2 Figura 3
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