Seguritecnia 378

Carta de José Ramón Borredá 9 SEGURITECNIA Septiembre 2011 JOSÉ RAMÓN BORREDÁ PRESIDENTE DE HONOR DE SEGURITECNIA C uando me dispongo a escribir estas líneas estoy en mi casita de Huelva, frente al mar, intentando disfrutar de la paz de la noche en esta costa marinera de la playa de La Antilla. Como es una playa familiar, aquí no hay mucha bulla y se respira cierta tranquilidad. Sin embargo, como uno no desconecta del todo ni siquiera en vacaciones por aquello de la deforma- ción profesional, siento mi espíritu un punto alterado al leer u oír tanta noticia desagradable en los medios, lo que me lleva a cons- tatar que ni siquiera cuando el país “descansa” por vacaciones hay lugar para la verdadera tranquilidad, esa que se deriva de la se- guridad. Un día nos cuentan que han robado el códice calixtino de la catedral de Santiago de Compostela, otro que nos cambian al minis- tro del Interior; otro que Camps dice adiós; al siguiente nos vuelven a meter más miedo en el cuerpo: que si lo económico, que si lo político. Del terrorismo ya qué hablar… Después de la matanza de Anders Breivik en Oslo ¿qué decir? Lo cierto es que aunque todavía el país esté apurando los últimos días de “relax” de las va- caciones de verano, la percepción de inseguridad es más real que nunca entre la ciudadanía. Se acaba el estío y, con elecciones generales anticipadas o no, los plazos para que sepamos a qué atenernos se hacen eternos e instalada la interinidad, se palpa por doquier. Como con- secuencia, la tendencia a posponer se generaliza, y donde dije digo, digo Diego, y a esperar a ver qué pasa… No, claro, el país no se va a parar, pero aun casi como en agosto sería fatal… Lo cierto es que lo que desde siempre se ha dado en llamar “recargar pilas”, este verano se ha hecho más necesario que nunca para que, de vuelta a los deberes cotidianos del día a día, poda- mos afrontar el último cuatrimestre del año con la presencia de ánimo suficiente que nos per- mita enfrentar las dificultades que seguramente están por venir. Demostrado está que las amenazas siguen ahí. ¡Qué digo siguen! parece que se multiplican; los desgraciados sucesos y aconte- cimientos de los últimos meses nos lo confirman. Razón de más para reafirmarme en mi convencimiento de que en seguridad ni se puede parar ni se puede siquiera ralentizar, por eso me congratulo de que, merced al esfuerzo de muchos colaborando con Seguri- tecnia , se pueda hacer realidad algo tan importante como la celebración de las “Jornadas sobre Protección de Infraestructuras Crí- ticas” en las que, sin lugar a dudas y una vez más, el sector de Seguridad Privada en su calidad de colaborador necesario e insusti- tuible de la Seguridad Pública dará testimonio y dejará constancia de que, ni siquiera en tiempos de interinidad, ni se para ni se ra- lentiza en su actividad de aportar sus mejores recursos, tecnológicos y humanos, para contribuir con la prevención a la tranquilidad de la ciudadanía, esa que se deriva de la verdadera seguridad. Esa seguridad que el Estado tiene que garantizar y que con el es- fuerzo de los profesionales públicos y privados hay que lograr. S Los desgraciados sucesos y acontecimientos de los últimos meses confirman que en Seguridad ni se puede parar ni se puede siquiera ralentizar Seguridad versus Tranquilidad

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