Seguritecnia 379

Retablo de la Seguridad SEGURITECNIA Octubre 2011 105 Seguridad en Museos y Patrimonio Histórico Retablo de la Seguridad detección y tampoco, salvo que el mu- seo disponga de abundante y diligente personal 24 horas al día, sin algún tipo de sistema automático de extinción. La única excepción a esta última regla la constituyen las salas, debidamente sec- torizadas, en las que bajo ninguna cir- cunstancia se permita la presencia de combustible. Esto también incluye las salas de exposición, siempre que no contengan más combustible que los propios lienzos. En pocas palabras, y con todas las reservas, la regla rezaría así: detección automática en todos si- tios, extinción automática en los espa- cios no sectorizados o con posible pre- sencia de combustible. Menos conocido es el papel desem- peñado por el humo de un incendio. El humo, que suele ir acompañado de ga- ses calientes, es suficientemente corro- sivo para dañar irreversiblemente mu- chas obras de arte, aunque las llamas aún estén lejos. Y el humo, como buen fluido que es, tiene la inconveniente cos- tumbre de colarse por todos los hue- cos y llegar a todos sitios. Por esta razón, es imperioso idear algún método para mantenerlo fuera de las salas de exposi- ción. Sugiero dos mecanismos bastante eficaces y de módico precio: mantener una presión diferencial positiva en las sa- las e instalar cortinas automáticas de tela resistente al fuego, rodeando completa- mente las mismas. El lavado de humos, una solución bastante más costosa, es también muy recomendable. Si del análisis prestacional se infiriese el uso de medios de extinción poten- cialmente dañinos para las obras de arte, como el agua o el polvo, es conve- niente seleccionar una infraestructura que minimice estos daños. Por ejemplo, si el resultado del diseño recomienda utilizar agua como medio de extinción, que son soluciones a medida, no váli- das para otro edificio en el que no se haya efectuado este proceso de estu- dio. A las soluciones de ingeniería a me- dida les ocurre lo mismo que a los tra- jes a medida: sientan mejor y lo hacen a uno más elegante y bien parecido, aun- que son más caros que los prêt à por- ter . Los límites de este símil son obvios: si uno goza de un cuerpo razonable- mente esbelto puede encontrar trajes confeccionados que le sentarán estu- pendamente, por un precio muy ase- quible. Lamentablemente, no existen soluciones de ingeniería pret a porter , al menos no para los edificios que custo- dian patrimonio artístico. Concretando... No obstante, sí hay ciertas reglas y con- diciones que pueden establecerse con carácter general. La primera y más obvia es disponer de medios y procedimien- tos para evitar que el fuego se inicie. Como es imposible separar el combus- tible del comburente, lo más adecuado es alejar el primero de las fuentes de ig- nición, y más lejos cuanto más inflama- ble. Por tanto, en aquellos lugares en los que pueda generarse una ignición (salas eléctricas, salas de calderas, coci- nas, etc.) debe evitarse almacenar com- bustible. En general, debe considerarse un punto de ignición cualquier fuente de energía suficientemente potente, o cualquier combustible suficientemente volátil (gasolina, hidrocarburo, disol- vente, barniz, alcohol, etc.). Un líquido inflamable debe ser tratado como una fuente de ignición móvil. La segunda característica de cualquier diseño, también obvia, es que debe de- tectarse y controlarse el fuego en su fase inicial, cuando aún se puede apa- gar con un extintor de mano. No debe quedar espacio alguno sin sistema de Diseño basado en prestaciones La normativa actual de poco sirve como guía para la correcta selección de los medios necesarios para prevenir incen- dios en los centros de arte. Ésta ofrece unas soluciones normalizadas que es- tán previstas para proteger la vida de los ocupantes, incluidos los bomberos que eventualmente deban entrar a sofo- car las llamas. Poca atención se le presta a la propiedad en sí, al continente, y mu- cho menos al contenido, que es conside- rado mero combustible. Por esta razón, es poco relevante argumentar que un determinado museo dispone de todos los medios exigidos por la normativa vi- gente, porque los reglamentos no tienen en cuenta el valor histórico-patrimonial del contenido de los edificios. En el caso de edificios con patrimonio artístico, la única solución viable con- siste en utilizar técnicas de diseño ba- sado en prestaciones. Para los no inicia- dos, diré que estas técnicas se funda- mentan en imaginar que da comienzo un conato de incendio en algún punto con cierta probabilidad de que se ge- nere (una sala de restauración en la que se deja un hornillo encendido no le- jos de algún producto químico infla- mable, un cuadro eléctrico que se cor- tocircuita junto al que se han colocado cajas de embalaje de algunos lienzos, etc.) y en el que se halla presente una cierta cantidad de producto inflamable, y estudiar cómo se propaga el incendio por el edificio, alimentado por todos los combustibles que encuentre a su paso. Esta simulación no se limita a las lla- mas y gases calientes asociados al in- cendio, y alcanza también al humo ge- nerado en el mismo, que se mezcla con el aire limpio existente previamente en el ambiente. Se repiten estos estudios para cada uno de los posibles escena- rios de incendio que se puedan prever, y quiero hacer constar que los especia- listas saben prever muchos. Ayudados de la abundante informa- ción obtenida con estas simulaciones, los especialistas diseñan los mejores medios de prevención y lucha contra incendios, propios y específicos de cada museo concreto. Debe quedar claro No existen soluciones de ingeniería 'prêt à porter', al menos no para los edificios que custodian patrimonio artístico

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