Seguritecnia 379

Expertos en Arte SEGURITECNIA Octubre 2011 35 Seguridad en Museos y Patrimonio Histórico Expertos en Arte que los servicios de Seguridad de la BNE fueron en todo momento perfectos y, si hubo robos, como los hubo en el Minis- terio de Exteriores o en la Biblioteca Bri- tánica o en la de Washington y en tantas otras, fueron actos perfectamente orga- nizados por personas de sobra conoci- das, que encontraron la forma de eludir la seguridad siempre con la ayuda de al- guien, me parece a mí; de lo contrario, habría sido imposible. - En la época en que dirigía usted la Bi- blioteca Nacional le tocó sufrir el robo de dos mapamundis de la Cosmogra- fía de Ptolomeo, incunables de 1482, y de la Hoja XIV del Incunable 793 de Isi- doro Santo, cuya primera edición fue impresa en 1472 por Guntherus Zainer. Auténticas joyas que habían desapare- cido. Con la perspectiva de la distan- cia, ¿qué cree que falló en el sistema de Seguridad? ¿La actuación policial es- tuvo a la altura de la importancia del expolio? Yo no creo que fallara nada; nunca se ha investigado cómo ocurrió el robo y quiénes pudieron colaborar en él y por qué, aunque solo hubiera sido para des- mentir los rumores que corrían y toda- vía corren por la BNE. Creo que todo este asunto se llevó mal, porque al mi- El nivel profesional de los empleados era muy bueno en algunos casos y no tanto en otros, pero, no obstante, la nueva di- rectora técnica montó una serie de cur- sos y conferencias para incrementar los conocimientos en biblioteconomía y dar la posibilidad a los empleados de que adquirieran mayor experiencia. Igual- mente, establecimos intercambios con bibliotecas de otros países y procuramos buscar y promover la participación de todos los trabajadores en las actividades culturales y profesionales que organizá- bamos, a fin de que comprendieran cuál era nuestro objetivo, nuestra “hoja de ruta”, y se sintieran protagonistas en la reestructuración de la recepción y en el control de los fondos, un trabajo ingente que muy pocos conocen y que es una de las bases de la actividad en la BNE. - ¿Qué opinión le mereció el equipo de Seguridad que cuidaba de este cen- tro y de sus fondos? ¿Estaba suficien- temente dotado de recursos humanos, técnicos y económicos? Era muy bueno, con experiencia y crite- rio, y siempre nos aconsejó bien cuando quisimos transformar ciertas barreras que se demostraron inútiles y que pa- recían marcar unos límites para los posi- bles lectores y usuarios en general. Creo blioteca Digital Hispánica. Y, en segundo lugar, acabar de racionalizar el organi- grama, cuya reestructuración habíamos empezado dos años antes de mi dimi- sión gracias a la colaboración que nos prestó el Ministerio de Administraciones Públicas, sin el cual todo intento habría sido imposible. Cuando yo llegué a la Bi- blioteca, me di cuenta con horror de que para dirigir a las casi mil personas que trabajaban en ella, entre personal y ab- surdos e injustificables servicios exter- nos, solo contaba con un gerente y una directora técnica. Crear un equipo direc- tivo fue una labor ingente que no siem- pre fue aceptada por los jefes de depar- tamento, que muchas veces lo entendie- ron como un tijeretazo a su autoridad y reinado. Sí, cuando llegué, la BNE más parecía “los reinos de Taifas” que una bi- blioteca con un organigrama racional. El asunto de los servicios externos era igualmente inconsistente desde todos los puntos de vista. Todo esto me habría gustado dejarlo un poco más acabado. También habría querido reformar el jar- dín según el modelo original y arreglar la escalinata, que hacía aguas por todas partes. Pero cuando yo me marché, el pa- trocinador se retiró y el proyecto murió. Sí, en cambio, pude instaurar un mo- numento a Antonio Machado (el único que hay en Madrid) en los jardines, gra- cias al patrocinio de Endesa, que finan- ció la fundición de la hermosa cabeza de Pablo Serrano, la misma que hay en Baeza. Pero la prensa, siempre tan amable con nuestra labor, ni siquiera mencionó el acto, en el que los recto- res de las universidades de España y los tres poetas de la generación de los 50 que aún estaban vivos (Ángel Gon- zález, Paco Brines y Caballero Bonald) estuvieron recitando poemas de Ma- chado, junto a Joan Manuel Serrat, que nos concedió una hermosa tarde ma- chadiana. “Es que ese mismo día había muerto El Fary”, nos dijeron ciertos me- dios como pretexto de su silencio. - ¿Cuál era, a su llegada, el nivel pro- fesional de los empleados de la BNE y qué políticas procuró poner en marcha para su desarrollo?

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