Seguritecnia 379

62 SEGURITECNIA Octubre 2011 Seguridad en Museos y Patrimonio Histórico Desde el Capitel A la hora de referirme a las difi- cultades que puede encontrar un departamento de Seguri- dad para planificar y proporcionar la pro- tección del patrimonio histórico, me gus- taría empezar por introducir una frase sobre la que reflexionar: “A la larga, lo que no es difícil no nos gusta” (Voltaire). Creo que ha llegado el momento de romper con estereotipos alejados de la realidad y fijados en tiempos pretéri- tos, que carecen de validez en la actualidad. Deberíamos cam- biar el enfoque y buscar, o crear, uno común, válido para los pro- fesionales de la Seguridad. Todos los departamentos de Seguridad queremos que los recursos organizativos, técnicos y humanos estén compenetra- dos y actualizados según nues- tros riesgos/amenazas. Previa- mente a emprender cualquier proyecto de seguridad activa- pasiva, se debe realizar una eva- luación de riesgos. El objetivo del departamento de Seguridad y de su director es velar por las personas y los bienes. Soy un defensor de la pedagogía y del diálogo como sistema para buscar espacios de trabajo, reflexión e innova- ción. Son estos espacios los que unen a los profesionales y, por tanto, a las personas, creando sinergias en pos de un obje- tivo común: garantizar el per- fecto estado de los activos y las instalaciones, así como procurar el de- leite del público ante su contempla- ción. Los responsables de estas institu- ciones tienen que confiar plenamente en la figura del director de Seguridad, al tiempo que ser conscientes de su valía, entrega, formación, experiencia y adap- tación a la política y misión del museo. Al fin y al cabo, el director de Seguridad es un profesional que está vinculado a la institución con una premisa clara: ayudar a minimizar las contingencias del daño, las amenazas y las vulnerabi- lidades, tanto de las personas como de los bienes que protegen. Permítanme una metáfora: es importante que el di- rector de Seguridad perciba fragancias positivas de la institución. Personalmente, no me gusta utilizar el concepto “dificultad” a la hora de planificar y proporcionar la seguridad del patrimonio cultural de una institu- ción. Prefiero articular otros ar- gumentos en la hoja de ruta, como “inversión”, para que nuestro patrimonio esté se- guro, bien preservado y mejor conservado. Quiero recordar que en el patrimonio hay una palabra que valora la impor- tancia del objeto (activo pa- trimonial); ésta se denomina “ criticalidad ”. A mayor critica- lidad, mayor vulnerabilidad. La vulnerabilidad mide el riesgo a que está sometido. Por eso decimos que, en el patrimonio histórico, riesgo = criticalidad x vulnerabilidad. Las tres funciones básicas que diferencian los museos de otros equipamientos expositi- vos son la conservación, la di- fusión y la investigación. En cualquiera de ellas se hace im- prescindible una política, y pos- terior actuación, en términos de prevención y protección. Con s i de r o f undamen - tal la tríada “c onceptualiza- Jesús Alcantarilla Díaz / Vicepresidente segundo de PROTECTURI Una tarea de toda la institución La seguridad de un museo no depende únicamente del departamento específico sino de todos los actores implica- dos en el funcionamiento de la institución, aunque es el equipo de Seguridad el encargado de implantar esta cultura dentro de la organización. Así lo manifiesta Jesús Alcantarilla, vicepresidente segundo de PROTECTURI, en este artículo, en el que este profesional de la protección del patrimonio histórico expone su opinión sobre la situación actual en que se encuentra dicha materia.

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