Seguritecnia 379

64 SEGURITECNIA Octubre 2011 Seguridad en Museos y Patrimonio Histórico Desde el Capitel a las personas, indicadores de la calidad del servicio, etc. Y para concluir, creo conveniente, y diría muy necesario, que por parte de los organismos competentes de la Administración se busquen los cana- les necesarios para determinar la es- pecialización del puesto de trabajo se- gún la actividad. Es decir, la importan- cia de definir “perfiles”. Siguiendo esta línea, los componentes de la institu- ción museológica, las empresas de se- guridad y de servicio, como prestata- rias, tienen que entender la obligato- riedad de crear perfiles adecuados a la especialización del servicio a cubrir, de dotar a los actores de la obra de ins- trumentos eficaces para interpretar la misma con los mejores resultados. En- tiendo siempre que los activos del pa- trimonio necesitan de un cuidado es- pecial y, sobre todo, de una protec- ción. Conceptos que son diferentes pero necesarios. Reconocimiento “Si un árbol, hasta en el terreno más propio, perece, es porque no ha hin- cado sus raíces bastante hondas. Toda la tierra es suya” (Herbel). Esta frase me sirve para introducir el tema del reconocimiento del departa- mento de Seguridad dentro de la insti- tución museística. Aquí, quisiera hacer un llamamiento a todos los profesiona- les de la seguridad del patrimonio his- tórico. Abandonemos tópicos añejos y condicionales sine die que pueden dis- torsionar y lastrar nuestra proyección profesional y sectorial. No entraré en si el departamento está reconocido o no., ya que puede estar reconocido en la institución “X” y no en la “Y”. Dentro del idioma español, existen dos palabras, quizás las más humildes, pero las pronunciamos innumerables veces. Son las palabras “sí” y “no”. En seguridad se utilizan mucho. No todos los actores del patrimonio que trabajan con noso- tros lo entienden. Sin embargo, cuando conseguimos que los argumentos de nuestros mensajes se comprendan, ga- namos todos. En especial, la institución y los activos que protegemos. trol” y buscar complicidades. Ése es un reto que se me antoja apasionante. So- bre todo por los beneficios a múltiples bandas que este cambio de perspec- tiva puede aportar a todos y cada uno de los que integran el sistema de un museo, incluyendo, obviamente, a los visitantes. Las instituciones museísticas necesi- tan una especialización “propia” en la formación para el personal de seguri- dad, auxiliar de salas, etc. Nos interesa tanto velar por la calidad y el rigor de la información y el conocimiento que se transmite como utilizar la metodolo- gía adecuada para conseguir que cada uno de los profesionales adquiera nue- vas competencias. Esto requiere cam- biar el foco del proceso formativo: de un modelo bifocal, en el que lo único relevante es la trasmisión-recepción, pasamos a un modelo plurifocal, en el que la dinámica transmisión-recepción se ve amplificada por la retroalimenta- ción permanente al integrar en el pro- ceso clásico una multitud de recursos formativos que potencia el impacto del mismo entre todos los participantes. Daré una pincelada sobre la última experiencia. Con el grupo de vigilan- tes y auxiliares de la Abadía de Montse- rrat, se ha practicado a través de la si- mulación de un role play una situa- ción real y cotidiana: a lo largo del día, todos somos clientes en más de una ocasión. Se pudo comprobar que to- dos queremos la excelencia en el trato: respuestas, gestos, etc. De esta ma- nera, el proceso de aprendizaje es in- mediato. El entorno y las simulaciones son un nuevo foco de generación de conocimiento. La premisa sería: “nada para los de- más que no quiera para mí”. En este caso concreto, lo más determinante es trabajar la distorsión en el compor- tamiento frente a determinadas reac- ciones, generada por la experiencia acumulada en sentido contrario. Los asistentes a este proceso salen muy sa- tisfechos, y quien lo dirige aún más. A modo de ejemplo, hemos realizado un proceso de formación y aprendizaje para vigilantes y auxiliares sobre el trato cionalidad y l a interactividad s on funda- mentales para obtener resultados con valores añadidos en los servicios. Y este factor diferenciador es crucial en un es- pacio cargado de simbolismo, como son las instituciones museísticas. La formación en todos sus ámbitos es primordial. Todos tenemos que co- nocer los protocolos, procedimientos y normas de actuación, y debemos in- tegranos y responsabilizarnos direc- tamente de los planes descritos (eva- cuación-emergencias), teniendo pleno conocimiento de los sistemas de se- guridad. Todos hemos de implicarnos en el proyecto a seguir. Al igual que dije que nosotros debemos renovarnos, modernizarnos y actualizarnos, es ob- vio que nuestras instituciones lo necesi- tan sin vacilación. Cuanto mejor prepa- rado tengamos el “vehículo”, mejor ren- dimiento nos dará. Abogo por empezar a plantear de manera sistémica el papel del director de Seguridad. Y ello pasa por un cam- bio en nuestra percepción de la segu- ridad. Hay que salir del “centro de con-

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