Seguritecnia 379
Retablo de la Seguridad SEGURITECNIA Octubre 2011 91 Seguridad en Museos y Patrimonio Histórico Retablo de la Seguridad lidos para una situación de emergen- cia? Hablando con algunos de ellos, les hacía ver, aunque sin mucho convenci- miento, que se debe prever el traslado de obras de arte a causa de una emer- gencia, en cuyo caso lo que se ha de elaborar y seguir es una metodología y procedimientos concretos para que la obra sufra lo menos posible, dando tiempo a su evacuación. Con respecto a los riesgos naturales de inundaciones, terremotos, etc., en más de un año; o los atentados con- tra el David de Miguel Ángel a lo largo de los siglos, principalmente en el XVI, como afrenta a la familia Médici, y más recientemente, en 1991, cuando un tal Pietro Cannata destrozó a martillazos un dedo de la famosa escultura. De robos y expolios sabe desgra- ciadamente mucho el arte. En agosto de 1911 fue robado de la forma más “tonta” el cuadro de la “Mona Lisa” de Leonardo da Vinci, y más reciente- mente lo fueron del Museo de París la “Paloma con guisantes” de Picasso y la “Pastoral” de Matisse, entre otras pin- turas. Famoso fue también el robo de “El Grito” de Munch, el 12 de febrero de 1994. Asimismo, la irracionalidad del hom- bre y su fanatismo han provocado graves daños al patrimonio histórico, siendo paradigmática la destrucción de los gigantescos budas de Bamiyán, llevada a cabo por los talibanes en Pa- kistán al considerar que la preserva- ción de las estatuas era comparable con la adoración de dioses, lo cual es- taba expresamente prohibido por la religión musulmana. El expolio a pequeña y gran escala se ha cometido a lo largo de los siglos y en todas las regiones del mundo. Egipto y las culturas precolombinas han sufrido este robo masivo cultural, pero incluso en nuestras propias ciu- dades hemos asistido a esta práctica, viéndose piezas de incalculable valor por su antigüedad en las casas de los ciudadanos de Málaga o Segovia, por poner dos ejemplos conocidos. Los conservadores de las obras de arte han sido casi los únicos que han tenido voz y voto en la preservación del Patrimonio Histórico, pero ¿son vá- trucción y quema de numerosas obras de arte. Como muestra, el "Cristo de la Buena Muerte" del escultor Pedro de Mena (hermandad malagueña), según decían los críticos, la mejor talla de to- dos los tiempos representando a Jesu- cristo en el momento de su muerte. En agosto de 2002 unas terribles inun- daciones asolaron la República Checa afectando directamente a la riqueza ar- quitectónica de sus ciudades: Praga, Ceský Krumlov, Ceské Budejovice y Pí- sek fueron las que sufrieron más daños, principalmente Ceský Krumlov, decla- rada Patrimonio Cultural de la UNESCO. Sobre los terremotos y derrumba- mientos tenemos la reciente muestra de la ciudad de Lorca, en donde las igle- sias de Santiago, San Diego, San Mateo, o el convento de la Virgen de las Huer- tas, entre otros centros religiosos, han quedado destruidos, siendo algunos de ellos reliquias del barroco español. Las guerras han ocasionado la des- trucción del mayor patrimonio histórico a lo largo del tiempo, aunque han exis- tido excepciones de su preservación por parte de los contendientes, como ocurrió en la Segunda Guerra Mun- dial con las ciudades de Roma y París. Pero no siempre ha sido así, y reciente- mente el mundo ha visto sobrecogido cómo la ciudad croata de Dubrovnik o Ragusa, declarada Patrimonio de la Hu- manidad por la UNESCO, fue arrasada entre 1991 y 1995 por la guerra a varias bandas que asoló los Balcanes. En cuanto a atentados y sabotajes, sean del matiz que sean (ideológico, social, político, religioso, etc.), se han realizado de forma puntual, como la agresión que sufrió la talla de "Jesús del Gran Poder" (hermandad sevillana) del imaginero Juan de Mesa hace algo Cristo de la Buena Muerte de Pedro de Mena. Destruida en los incendios de Málaga de 1931. Una pérdia irrepara- ble, al ser considerada la mejor escul- tura del mundo de Cristo muerto. La Gioconda de Leonardo de Vinci. Museo del Louvre (París). La irracionalidad del hombre y su fanatismo han provocado graves daños al patrimonio histórico, siendo paradigmática la destrucción de los gigantescos budas de Bamiyán
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