Seguritecnia 396

48 SEGURITECNIA Abril 2013 Seguridad en edificios y espacios abiertos necesario. Lamentablemente, ni lo pri- mero ni lo segundo se suelen cumplir en este tipo de eventos. Finalmente, para que la implantación del Plan sea efectiva, no debe dejarse de considerar la necesidad de realizar un simulacro con periodicidad anual como mínimo. Este es otro problema para este tipo de actividad: la ocupa- ción es en ocasiones tan elevada que no es posible realizar un simulacro que se aproxime a la ocupación máxima es- perable, con lo que el resultado que se pueda obtener no es siempre realista. Hay que tener en cuenta que un simu- lacro realizado en las condiciones ade- cuadas es una herramienta muy pode- rosa para detectar la problemática que en una emergencia real pueda surgir en materia de intervención, evacuación, o comunicación. En definitiva, corresponde a la pro- piedad o al promotor del evento velar por la seguridad del personal reunido en el establecimiento, tanto en lo re- ferente al cumplimiento de las medi- das de protección requeridas, como en cuanto a la existencia e implanta- ción de un Plan de Autoprotección. Eso sí, no es admisible el uso negligente de las instalaciones, por ejemplo incre- mentando la ocupación por encima del aforo admisible, clausurando las salidas existentes o permitiendo la entrada al recinto con elementos pirotécnicos u otros que puedan generar una situa- ción de emergencia. Nuestro deber como técnicos es hacer las cosas bien en materia de prevención, pero nues- tra labor como ciudadanos es exigir el cumplimiento de estas medidas de se- guridad para que nosotros y nuestros hijos podamos disfrutar de un ocio se- guro. Para que no tengamos que la- mentar más muertes inútiles. S recursos de evacuación diseñados para tres posibles usos: feria de muestras, concierto/espectáculo y uso deportivo. Con diferentes hipótesis de cálculo de ocupación para cada una de ellas y con unas salidas dimensionadas para la más desfavorable de estas actividades. Una planta de un centro comercial puede estar diseñada como una zona de venta con una ocupación relativamente baja, supuesto que no tiene nada que ver con la ocupación correspondiente a un evento en dicha planta en el que el ídolo de las quinceañeras se encuentra firmando discos. Considerar estos dife- rentes escenarios en el Plan y establecer cuál es el aforo máximo para cada uno de ellos en función de los recursos dis- ponibles es función del redactor. Como sucede con cualquier actividad dotada con un Plan de Autoprotección, debe existir una organización de emer- gencias, compuesta al menos por jefe de Emergencia, jefe de Interven- ción, equipos de primera intervención y equipos de ayuda a la evacuación. Este personal debe estar al tanto de las consignas del Plan de Autoprotección, habiendo sido formados en sus fun- ciones específicas. En las actividades de elevada ocupación, es habitual que se contrate personal de forma especí- fica para el evento en cuestión: perso- nal de seguridad, de control de accesos, camareros, etc. Es importante que este personal esté instruido en el Plan de Autoprotección existente: que conozca las características del edificio, las vías de evacuación a utilizar en función de la localización del siniestro, los procedi- mientos de actuación y de comunica- ción con el exterior. Además, este per- sonal debe ser proporcional en número al aforo esperado para poder guiar y co- ordinar una evacuación masiva si fuera de emergencia saca lo mejor y también, desgraciadamente, lo peor de cada uno. Aquí juegan factores como el instinto de conservación, que nos hace pasar por encima de quien sea si nuestra vida está en juego; y la tendencia al conta- gio del pánico. Además se ha de tener en cuenta que el usuario no suele co- nocer el recinto. Esto genera desorien- tación, desconcierto, duda. No se sabe dónde se encuentra la salida, y en la si- tuación de pánico se sigue el recorrido del grupo mayoritario, que no siempre es el camino de la salida, pero que con certeza es el camino opuesto al lugar donde se ha generado el incidente que ha causado la emergencia. Detectar carencias L a r e d a c c i ó n d e l P l a n d e Autoprotección debe considerar en pri- mer lugar una auditoría seria, concien- zuda, de las medidas de seguridad del local o recinto en relación con el aforo y con la tipología de la actividad desa- rrollada. Esto puede detectar carencias que deberían ser resueltas con la ma- yor rapidez. Pero el objetivo del Plan no es conseguir la adaptación del esta- blecimiento a una reglamentación en materia de seguridad, adaptación que en muchas ocasiones no es posible al- canzar, al tratarse de edificios existen- tes. Por ejemplo, si un edificio necesita para su adaptación a la actual legisla- ción de dos escaleras protegidas para la evacuación, pero sólo dispone de una de ellas, está claro que la instalación de la segunda escalera no será viable en la mayoría de los casos. A la hora de re- dactarse el Plan deberá comunicarse y reflejarse esta carencia, pero el capítulo específico del Plan de Emergencia de- berá ajustarse a los medios disponibles, y plantear la evacuación del edificio a través de la única escalera existente. También deberá reflejarse claramente cuál es el aforo máximo admitido, en función de las salidas existentes. El Plan de Autoprotección deberá considerar para el establecimiento to- das aquellas hipótesis de actividades o usos posibles, con sus especificidades. Por ejemplo, el Madrid Arena tiene unos Para que la implantación del Plan de Autoprotección sea efectiva, no debe dejar de considerarse la realización de un simulacro anual

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