seguritecnia 406

18 SEGURITECNIA Marzo 2014 Protección del PatrimonioHistórico Cartuja para celebrar la fiesta de PRO- TECTURI. Yno es casual, nopuede serlo, que el congreso arranque el día 21 de marzo, nacimiento de la primavera, ya que por las venas de nuestro presidente –don Jesús– corre sangre sevillana y su ADN le traicionó malamente, por más que él insista en que “fue por casua- lidad”. Pisar albero, queridos amigos, obliga a mucho. Los organizado- res y ponentes lo saben y recono- cen que Sevilla nos reclama –por su pasado cultural– rigor y com- promiso, alturademiras ydefensa del interés general, propuestas y soluciones en defensa y protec- cióndel patrimoniohistórico. No hay atajos para esta tarea ingente, se necesita de todos – personas y valores– sin excep- ción para garantizar el éxito del proyecto, aunque éste sea, por su esencia misma, inagotable en el tiempo. “Las tresbes” Y dicho lo anterior, me viene a la cabeza la anécdota queme contó un buen amigo sevillanomientras E l albero es una roca sedimen- tada y de tono amarillento, usada con profusión –una vez pulverizada- en los parques y jardines, en los recintos feriales y en el piso de los cosos taurinos de esa tierra bendita deMaríaSantísima llamadaAndalucía. En Sevilla, se emplea también como pigmento la cal para obtener un color blanco rotoen las fachadas de las casas, una moda importada desde China, ya que estematerial abunda en la cuenca del rioAmarillo. No hay evento cultural importante que se celebre en Sevilla que no tenga por suelo el albero. Sobre estas polvo- rientas alfombras amarillas han rendido estación de penitencia las centenarias cofradías de Semana Santa. Han hecho el paseíllo, vestidos de luces, Joselito el Gallo y Juan Belmonte. Han bailado –con lamúsica de la Feria deAbril–mi- llones de almas vestidas de corto o de faralaes. Se ha cabalgado camino del Rocio y se ha vivido la vida, en sorbos cortos de vino fino, como sólo en Sevi- lla se sabehacer. Sobreestemismo albero sevillano ca- minaron monstruos del pincel como Velázquez, Murillo o Zurbarán, que lle- varon a sus lienzos la luz que se de- rrama en esa ciudad de forma tan ge- nerosa. También empolvó de albero su calzado Don Juan Tenorio cuando en Sevilla asaltaba conventos y raptabano- vicias. Al ras de ese tapete amarillo se levantaron mezquitas, giraldas, sinago- gas y catedrales, conventos y alcázares, casas palacio, casas nobles y otras más humildes. Y bajo este mismo albero – como no podía ser de otra forma– ya- cen los restosdeCristóbal Colon. Fiel a su alegría y a su hospitalidad, este bendito albero sevillano –testigo de tantas historias– nos recibirá a to- dos los congresistas a las puertas de la El alberodeSevilla AndrésMartínLudeña / VicepresidentedePROTECTURI

RkJQdWJsaXNoZXIy MTI4MzQz