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24 SEGURITECNIA Marzo 2014 Protección del PatrimonioHistórico dos que existe más información en un ejemplar del NewYork Times que la que podía acumular un granjero del Mid- west a lo largo de toda su vida) no sir- viera para seguir avanzando. Para inno- var. DAFOdel patrimonio Ya me perdonará el paciente lector esta larga digresión, pero he creído que se trataba de algo imprescindible para comprender la tarea que nos he- mos impuesto los miembros de PRO- TECTURI. Utilizando una metodología poco española, donde suele comen- zarse por las soluciones para después ir analizando los problemas, decidimos “recluirnos” unos cuantos miembros en unpalaciode SantillanadelMar (cedido por Caja Cantabria al efecto) el verano pasado. En duras sesiones de muchas horas y a través del cristal individual de mirar la realidad (que ya saben que es algo que no existe sino que la construi- mos cada unodenosotros desde el co- nocimiento a través del lenguaje, del relato), logramos aislar y aunar las de- bilidades, amenazas, fortalezas y opor- tunidades que se ciernen sobre la segu- ridad del patrimonio histórico español en laactualidad. Las conclusiones a las que llegamos fuerondiversas, entreellasque: ▪ El empresario tiene tendencia a ges- tionar “lo que suele ir bien” en perjui- cio de “lo que puede ir mal” (se trata de algo psicológicamente consustan- cial a lanaturalezahumana). ▪ La seguridad (cuando existe) se pro- duce al margende los riesgos, suelen caminar separados. ▪ La seguridad suele ser un producto (vigilancia, CCTV, etc.) o un Departa- mento, nuncaunproceso. ▪ Los riesgos son transversales (hori- zontales) a toda la organización, sin embargo, la respuesta de seguridad suele ser funcional (vertical). ▪ La seguridad (condición de sin ries- gos) no es un objetivo estratégico I nnovación es la estación término de nuestra sociedad informacio- nal. Dato, información, conoci- mientohan tenido sus días degloria, su momentoestelar en laetapapostindus- trial. Hemos pasado de la escasa utili- dad individual crítica del dato, alimento natural de los primeros sistemas infor- máticos (mainframe, principios de los setenta) que eran suministrados me- diante cintas perforadas (existían ca- tegorías laborales de “perforistas”), a los denominados sistemas informáticos porqueerancapacesdemanejar losda- tos de tal manera que proporcionaban información con valor añadido para el usuario; y lohacíande forma tan impor- tante, tan profusa, que la información dejó de ser una mercancía para con- vertirse enmotor del cambio social, in- cluso con cambiodenombre (sociedad de la información). La afluencia masiva de las TIC (años noventa fundamentalmente) y, sobre todo, las sociedades-red nacidas al ca- lor de Internet (Manel Castells) resul- taron generadoras de una interacción masiva de la información que terminó por hacer aflorar el conocimiento (con- junto de experiencias, valores, informa- ción, percepciones e ideas que crean una estructura mental para evaluar e incorporar nuevas experiencias, ideas e información; Cabañero Pisa) hasta tal punto quemuchos creyeron que había llegado el momento (principios de este siglo) de cambiar de denominación, de nuevo, a esamisma sociedad (sociedad del conocimiento). Poco sentido tendría esta evolución tan impresionante que se ha producido en poco más de 25 años (que se está produciendo aún) si todo ese profuso conocimiento (se dice en Estados Uni- JoséM. GarcíaDiego / Adjunto al vicepresidentedePROTECTURI PROTECTURI Innovandoengestiónde la seguridad
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