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SEGURITECNIA Mayo 2014 19 Seguridad en Puertos no es común que nos dotemos de estos medios físicos y tecnológicos que nos permitirían disponer, al menos, de cierta capacidad de detección de intrusiones, procedentes desde la normalmente am- plia bocana o de otros muelles con insta- laciones de menor nivel de seguridad. A modo de ejemplo, podríamos disponer de fronteras virtuales dotadas de cáma- ras “inteligentes” con tecnología óptica y térmica combinada, barreras acuáticas móviles para cerramientos temporales en casos de elevados riesgos, detectores de presencia submarina o, lo que podrá ser tal vez lo más importante y efectivo, dotarnos de la capacidad de vigilan- cia y actuación subacuática , mediante equipos de buzos de las policías por- tuarias que proporcionarían un inme- diata capacidad de reacción de la que no se suele disponer por otros medios. Hay que destacar aquí que esta capaci- dad, además de proporcionar seguridad a las instalaciones y buques, es un activo del que podrían depender las vidas que se encontrasen en peligro a causa de un accidente con caída al mar o la zozobra de cualquier embarcación. Esto también es seguridad y así se ha demostrado con la gran cantidad de actuaciones de éxito que han realizado las policías portuarias de todo el mundo que disponen de es- tos simples, eficaces y no muy costosos medios. Y para cerrar el tema acuático, no podemos obviar la crucial importan- cia de disponer de alguna embarcación portuaria que nos permita ejercer la pe- queña parcela de talasocracia que nos cilidad que existe para poder defender- las. La verdadera vulnerabilidad de la lámina de agua radica en el ninguneo que se hace de ella . A modo de ejem- plo, podemos encontrarnos con zonas de fondeo exteriores, bocanas, canales interiores, ríos que desembocan dentro del puerto, desagües y otros posibles accesos que miramos de soslayo como quien mira a un bosque oscuro espe- rando que no salga de él ningún lobo aterrador, pero sin poner ningún medio para evitarlo. Una vez más, el excesivo respeto a lo desconocido crea la tendencia de dejar- las casi al margen de los cerramientos de seguridad, aunque existen multitud de medios y medidas que serían bastante efectivas, y a un coste no demasiado ele- vado, en comparación con el nivel de se- guridad al que son capaces de elevar el conjunto del puerto. Mención aparte, aunque relativa tam- bién al medio marino, está la posibili- dad de la intrusión subacuática que representa un elevado riesgo de se- guridad , sobre todo a causa de la pro- fusión de medios actualmente dispo- nibles en el mercado, de coste muy asequible y que permiten al intruso un sigiloso y cómodo paseo por las some- ras aguas del puerto, prácticamente sin límites hasta cualquier punto de los lar- gos muelles o las amuras de los barcos atracados o en los fondeaderos. Como hemos comentado, la vulnera- bilidad es enorme, pero los medios para contrarrestarla también existen; eso sí, que los responsables de operaciones y seguridad traten de ayudar a aliviar esa presión, con toda la flexibilidad necesa- ria, antes que perder totalmente el con- trol de los accesos. Pero, aun controlando las fronteras, no se podría garantizar el control de este complejo territorio, compuesto de múlti- ples y diversos espacios con muy diferen- tes necesidades en cuestiones de segu- ridad, sin tener en cuenta las “puertas in- teriores” que se suman a las fronterizas, y tratar de reforzar las defensas de las zo- nas catalogadas como de mayor peligro- sidad o especial importancia, mediante un sistema de anillos concéntricos de se- guridad. Estos accesos suelen disponer también de unos eficaces sistemas de control pero, igual que sucede con los ac- cesos exteriores, es muy común limitarse a la línea de separación con el resto de las otras zonas, dejando un poco de lado la línea colindante con la lámina de agua. Las puertas del mar La obviedad de las puertas físicas, tan claramente perceptibles, nos puede ha- cer olvidar la existencia de otras puer- tas más extensas, amplias y accesibles que permiten el acceso al interfaz de forma bastante subrepticia y que, a pe- sar de su enorme extensión, no parece que se les preste la atención que mere- cen. Así, además del espacio fronterizo terrestre, sobre el que se suelen enfo- car prioritariamente los planes de segu- ridad, revisten gran importancia los es- pacios de contacto de los muelles con el mar que, aparte de lo relacionado con la seguridad del interfaz buque- puerto ya nombrado, pueden conver- tirse en la vía de acceso más permea- ble, y relativamente sencilla de traspa- sar, para quien no tenga reparos en usar este húmedo camino. Estas enormes puertas se apoyan en la lámina de agua que, a la postre, es el elemento normal- mente más abundante en estas estruc- turas. A este respecto, nos encontramos con diferentes zonas de agua que sue- len tener como elemento común la fa- cilidad de poder ser usadas para pene- trar en zonas no autorizadas y, aunque suene paradójico, también la relativa fa-

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