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78 SEGURITECNIA Marzo 2015 Opinión guntar: ¿nadie ve lo que esto significa?, ¿problema estructural, ignorancia, ce- guera… además de un torpe derroche de los conocimientos adquiridos con esfuerzo? Moraleja Deseo que la industria de la seguridad salga con la mayor rapidez posible del laberinto en que se halla inmersa. Es de suma urgencia que desaparezca la ex- cesiva regulación del sector, la desco- munal burocratización, pues con tanto control hemos llegado a un punto en el cual nuestro mocerío siente miedo a embarcarse en este sector. Si alguien alberga la menor duda sobre lo dicho acuda a la “Fábula del águila, la gata y la jabalina” de Samaniego, cuya moraleja 1 va dirigida en especial a los jóvenes. A los gobernantes les instamos a que se decidan a dar la vuelta a la tortilla, es necesaria la libre competencia, la imagi- nación, la ilusión tanto como la innova- ción, para establecer nuevas empresas con la tecnología adap- tada al sector. Los jó- venes están prepara- dos; como suele de- cirse: “la barca está muy segura en la playa, pero no se hizo para eso”. Por ello es esencial la entrada en los negocios de jó- venes empresarios- emprendedores. Se ha vivido demasiado tiempo fuera de la realidad, sin desarrollar los elementos precisos para normalizar el li- bre mercado. La crisis, casi siempre, se soluciona con el trabajo de buenas empresas y su especializada mano de obra, ellos son a fin de cuen- tas quienes más sufren las secuelas del paro y producen la riqueza. Las asocia- ciones empresariales deben compartir experiencias, arropar a los nuevos em- prendedores para que inicien su anda- dura solos, libres de cuotas y gastos du- rante unos años. Como dijo Pablo de Tarso, “sólo se puede cosechar algo de lo que se siembra”, sin olvidar que aña- dió: “Si alguno no quiere trabajar, que no coma”. Quizás ciertos sectores de la socie- dad, por su lejanía, son incapaces de percatarse de los problemas que atena- zan a la industria de la seguridad, o tal vez porque se dejan llevar por la iner- cia del pasado. Nunca los arrincone- mos en el cajón de los olvidos pues se trata de un colectivo con amplia partici- pación de ingenieros, informáticos, téc- nicos instaladores, asesores y un largo etcétera de especialistas cualificados. Es un mercado cambiante, vertiginoso en adoptar las nuevas tecnologías, asu- miendo sus costos, dejemos pues al emprendedor en su diaria lucha por adaptarse sin someterle a exigencias de un mayor personal del necesario, discu- rramos, seamos conscientes de que el futuro de las empresas está en manos de los jóvenes y de cómo éstos se inte- gren en la vida laboral. S C on el flamante otoño a cues- tas, desaparecido el ímpetu del sol, bajan las tempera- turas. Ello permite mi paseo habitual entre las sendas de la huerta. Sumido en mis meditaciones, con el caminar pausado, preso de los recuerdos, miro el tiempo como un capricho que na- vega por el inmenso mar de la memo- ria, mientras especulo sobre la estú- pida y larga crisis que pagan tanto jus- tos como pecadores. Pienso que quizás lo más grave sea la falta de competen- cia, rechazo del talento, de las actuacio- nes integrales para identificar, desen- trañar, razonar y solucionar problemas con idoneidad y ética. Asistimos pasivos de modo inconsciente a la pérdida de jóvenes generaciones, marcadas para siempre por el desánimo; descorazo- nados, nunca encontrarán un empleo –y no es una opinión personal, lo pre- dice la Organización Internacional del Trabajo–. Ante tal situación cabe pre- Antonio Ávila Chuliá Nuevo otoño “Las iniciativas de la juventud valen tanto como la experiencia de los viejos.” Josephine Knorr 1 Moraleja : Dar oído a las habladurías es labrar nuestro propio mal. Jóvenes, ojo alerta, gran cuidado; que un chismoso en amigo disfrazado con copa de amistad cubre sus trazas, y así causan el mal sus añagazas.
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