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24 SEGURITECNIA Mayo 2015 Seguridad Rural files de guardas rurales existentes, lo que le dirigirá hacia una posibilidad la- boral concreta. En este sentido, el centro tiene sus- crito acuerdos de colaboración con asociaciones de primer nivel nacional que cuentan con programas de inter- cambio de docentes para varias de las disciplinas que están íntimamente re- lacionadas con los guardas. Así, nues- tros estudiantes son conocedores de todas las perspectivas de los proble- mas con los que tendrán que lidiar en su periplo profesional. Pero, nuestros alumnos no solo re- ciben una formación con “alma”, sino que también obtienen una formación con “cuerpo”. Cuando obtienen su di- ploma y rompen su relación con la es- cuela, se integran por derecho propio en los planes y proyectos de la asocia- ción. De esta forma, se implican, reci- ben ayuda y orientación o participan en numerosos casos de éxito que pro- tagonizan. Asimismo, promueven las estructuras oportunas para ganar un mejor futuro, como por ejemplo la empresa Guarderío. S prácticas que cada amanecer y cada anochecer llevan a cabo en el me- dio natural. Esas horas en las que el campo toma vida. La propuesta práctica de supues- tos reales incita al alumno, no sólo a recordar el conocimiento adquirido, sino a ponderar los elementos ne- cesarios en su formación para poder completar con éxito su trabajo. De este modo, sin el conocimiento prác- tico de la orientación y posiciona- miento en planos, su lectura, la neoic- nología, la lectura de huellas, rastros e indicios, el manejo del medio y las es- pecies para un efectivo control de po- blaciones y sus condiciones o la in- fluencia del factor tiempo/espacio en el ámbito de la seguridad rural, se- ría imposible que el habilitado como guarda pudiera tener la más mínima posibilidad laboral. Además, la presencia en la forma- ción de profesores, instructores y ex- pertos de diferentes ámbitos relacio- nados con el guarda aporta una visión enriquecedora y ayuda a su posiciona- miento dentro de los diferentes per- un personal que debe, no sólo cono- cer los procesos que acontecen en el campo, si no diferenciar las formas en las que se puede perjudicar u obtener un rendimiento ilícito, por obra u omi- sión, y cuáles serán beneficiosas. Un guarda no puede tener mucho recorrido si solo se le forma para rea- lizar una vigilancia por el campo, ya que realmente no tiene los suficien- tes conocimientos para saber qué tipo de infracción o delito es plausible en cada época del año, cómo se ejecuta, dónde y en qué franja horaria, etc. Definitivamente, este no es un tra- bajo que se pueda ejercer “paseando” en el convencimiento de que si algo ocurre es posible que lo veamos y po- damos actuar. Este trabajo consiste en tener claro las posibles amenazas y, consecuentemente, ir descartando su ejecución. Pero, para eso, hay que sa- ber y conocer al menos tanto como nuestros perseguidos, ladrones, furti- vos, saboteadores, recolectores desau- torizados, etc.; conocen de nosotros. “Hacer es aprender” Por todo ello, la Escuela del Guarde- río nació hace ya diez años bajo el impulso de la Asociación Profesio- nal de Guardas Jurados de Caza que apoya con la participación de guar- das a título particular. La escuela plan- tea una visión completamente dife- rente y nada convencional de lo que debe ser la formación de esta figura, ya que debemos formar a los que van a ser nuestros compañeros, hermanos de armas y, en definitiva, a quienes de- ben garantizar el futuro de este oficio. Asimismo, el centro ofrece un curso intensivo de más de 180 horas de ac- tividad. Durante sus dos semanas de duración, los alumnos vestirán la uni- formidad de la escuela, muy similar a la del guarda. Por su parte, y durante las horas de menor interés en el campo, nuestros alumnos asisten a clase para recibir la teoría. No obstante, la permanen- cia en estas clases no suele superar un tercio del total del horario del curso, que tiene su máxima expresión en las “Interior debe plantear un modelo de formación, de reciclaje y de especialización para los guardas rurales”