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26 SEGURITECNIA Mayo 2015 Seguridad Rural L a seguridad rural es la gran in- comprendida de la seguridad privada. Se intuye que es un mundo con nuevas oportunidades y nichos de mercado. Cuando uno se asoma a estudiar más a fondo este en- torno, se vislumbra que en gran parte se trata de un mercado pobre, con poca capacidad de gasto (salvando las honrosas excepciones) y con una doble dificultad innata: la propia por sus ca- racterísticas de dispersión y la impuesta por una regulación de seguridad pri- vada que, pensada para los núcleos ur- banos, dejaba sin cobertura legal a gran parte del potencial negocio. Ha sido frecuente que ante esta falta de cobertura legal o ante la imposibili- dad de garantizar al medio rural lo que los usuarios de seguridad privada tie- nen en otros ámbitos, provocara que el usuario rural, a pesar de sentirse com- pletamente necesitado de un plus de seguridad, tuviera la visión de “inútiles” o “inviables económicamente” de los productos y servicios de las ofertas de seguridad recibidas. Empresa de seguridad No obstante, quienes se han adentrado en este mundo han visto que no es tan grave la cosa y que usualmente una buena parte de los productos pensados para las zonas urbanas funcionan, más o menos, en las rurales. A este respecto incluso la nueva ley 5/2014 parece que- rer una cara mucho más amable, que su antecesora, para los prestadores de ser- vicios en el Ager Agri . Este planteamiento de impulso de la seguridad en el medio rural parece que toma, entendemos que con buen criterio, un contexto de interdisciplina- riedad de los productos y servicios de seguridad privada, de tal forma que li- mita a la figura hasta ahora hegemó- nica en el medio rural, en guarda ru- ral en su faceta de autónomo, a cam- bio de una potenciación de facultades, actividades y nichos de trabajo, den- tro de las empresas de seguridad con- forme ordena el Art. 38.6 de la 5/1014. En ese sentido, impulsada y partici- pada por la Asociación Profesional de Guardas Jurados de Caza, con capita- lización de otros 23 guardas rurales, nace una empresa de seguridad, que previos los trámites de inscripción que ahora se sustancian, concurrirá al trá- fico mercantil con la marca Guarderío, de nuestra propiedad como empresa prestataria de servicios de vigilancia e instalación de sistemas. Tenemos una idea muy clara de los problemas del medio rural y queremos aproximar nuestras soluciones, cuyo planteamiento se hace bebiendo del fi- gurado espíritu de la ley y del previsi- ble desarrollo que ésta pueda tener en el esperado reglamento (que nosotros pensamos que se dirigirá hacia las Ór- denes Ministeriales ya existentes). Es muy cierta la posibilidad de que en territorio rural, la escasez de mercado pueda obligar a los proveedores de se- guridad a la supereficiencia. Para ello de- ben presentarse, como nosotros pre- tendemos, con un producto que sea un amplio abanico de las actividades y ser- vicios de los que no son propios, conju- gando entre ellos los efectivos, en la me- dida de lo posible o puntualizando de lo legalmente permisible. Puntualización ésta que se va a convertir seguro en la diferencia entre la posibilidad de instau- rar una serie de servicios y sistemas o de que los que se puedan prestar carezcan de interés, como de costumbre, incluso para los más necesitados. En este sentido, en gran parte de la zona rural como son aquellos entornos menos industrializados y poblados, con menos recursos o más difíciles de pro- teger, pero no por ello los menos ex- puestos, se debería fomentar el uso “co- lectivo” incluso “mancomunado” de los José Francisco Pinto / Administrador de la Empresa de Seguridad Guarderío La seguridad rural es la gran incomprendida de la seguridad privada

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