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28 SEGURITECNIA Mayo 2015 Seguridad Rural E l guarda rural, tras estar mu- chos años arrinconado y, en cierto modo, marginado den- tro de la familia de la seguridad privada, evidentemente y acorde con los tiem- pos recobra cierto protagonismo. De las dos especialidades de guarda rural, el guarda de caza es, sin duda, la más co- nocida y, con diferencia, la más ejercida. Pero sin pretender entrar en paralelis- mos –que los hay– entre ambas, permí- tanme algunas reflexiones sobre la otra especialidad, el guardapesca marítimo, gran desconocido no tanto en el nom- bre como en las funciones que realiza y en la realidad cotidiana de su trabajo. No es necesario mencionar que, ale- jados de los litorales marítimos, difí- cilmente se puede encuadrar y ubicar esta figura, motivo principal que la hace más específica y favorece, en parte, el desconocimiento de sus funciones. El guarda rural, una vez adquirida su habi- litación en cualquiera de las especialida- des, se enfrenta a un proceso comple- mentario de nueva formación, relacio- nada con la legislación y la normativa propia de la comunidad autónoma donde desarrollará su trabajo. Como es sabido, este complemento formativo va desde normativas medioambientales genéricas a otras más específicas, a ve- ces exclusivas, de su comunidad, al ser la pesca marítima y caza competencias plenamente transferidas. En el caso de la pesca marítima, estas normativas son ingentes y muy variables: leyes, decre- tos y órdenes, que regulan autorizacio- nes, recursos, vedas, especies, tamaños, topes extractivos, zonas, etc. También son muy dispares las nor- mativas al margen de la seguridad pri- vada sobre la propia figura del guar- dapesca marítimo, dependiendo de la comunidad autónoma de la que ha- blemos. En la mayoría, es mencionada, considerada y reconocida plenamente su habilitación; además, y afortunada- mente, debemos felicitarnos pues no se ha incurrido, como ha sucedido en la caza, en intentar introducir “figuras sucedáneas” de ámbito autonómico. Sólo en el caso de Galicia, el litoral marítimo es muy amplio y rico en re- cursos naturales. Además de las islas, las rías gallegas penetran en el interior hasta 30 kilómetros, aumentando con- siderablemente la superficie de recur- sos a proteger; de ahí la importancia de actualizar y optimizar la preparación y formación genérica de los guardapesca marítimos. Labor a bordo Además, su trabajo en muchas oca- siones se realiza desde una embarca- ción, por lo que el guarda debe cumplir con los preceptos que exige la norma- tiva vigente en materia de embarques, y donde ya los requisitos mínimos im- plican más formación. Ésta última in- cluye: la competencia de marinero y un bloque de conocimientos en salva- mento, incendios y supervivencia en el mar, normalmente denominado forma- ción básica para embarcar. En el caso de ejercer de patrón de la embarcación de vigilancia, implica tener que despa- charla, los requisitos necesarios se in- crementan con más cursos de forma- Carlos Macho Eiras / Presidente de la Asociación de Guardas de Galicia (AGGA) El guardapesca marítimo Consideraciones y reflexiones sobre esta especialidad del guarda rural Las exigencias normativas de las capitanías marítimas están absolutamente alejadas de la seguridad privada e incurre en contradicciones

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