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34 SEGURITECNIA Junio 2015 Seguridad Integral dose llegado a un punto en el que las mejoras recientes de velocidad, con res- puestas en fracciones de segundo, se han vuelto casi imperceptibles para el usuario final. Actualmente, este empeño se ha tras- ladado al concepto de Big Data o meca- nismos para el tratamiento masivo de información. Todo ello para poder iden- tificar correlaciones entre los datos dis- ponibles, identificar patrones de com- portamiento dentro de esos datos, ge- nerar análisis de mayor dimensión y, para poder disponer en un futuro, no muy lejano, de suficientes datos histó- ricos, bien alimentados, que permitie- ran poder predecir la materialización de eventos de distinta naturaleza, entre ellos el riesgo de fraude. Riesgo de fraude Dentro de este campo, en el riesgo de fraude se han producido mejoras sus- tanciales en las tecnologías, asociadas éstas a la optimización de la gestión de las funciones de control interno y ma- trices de valoración de riesgo. También en el tratamiento ordenado de eventos, identificación de alertas e indicadores de riesgo (mediante técnicas de Data Mining , también denominadas Data Dis- covery ), en ciberseguridad, así como en los distintos procesos de captación y re- presentación visual de información in- terrelacionada, cuyo tratamiento y aná- lisis permiten una gestión y mitigación del riesgo razonable. Todo ello no sólo en eventos singulares de menor dimen- sión, sino también en aquellos otros que por su alcance requieren de proce- dimientos especializados de gestión de crisis o c risis management . Sin embargo, el avance de las tecno- logías ha sido el canal que ha permi- tido la generación de todo un mercado paralelo para el desarrollo de prácticas fraudulentas de naturaleza delictiva. Se ha generado toda una multiplicidad de redes y tecnologías utilizadas para la di- fusión de información (cualquiera que sea su formato digital), donde se pre- serva el anonimato de origen y destino de quienes intercambian esa informa- ción obtenida de forma ilícita y con fi- nes ilegales. En consecuencia, el mal uso de las tecnologías ha permitido el desarrollo de actividades que suponen en general una amenaza para los inte- reses de las empresas, los gobiernos y los ciudadanos, ya que estas activida- des pueden atentar contra la vida de ciudadanos, su intimidad, integridad fí- sica, su derecho al honor, a la propie- dad intelectual, entre otras situaciones. Todo ello con el objetivo de explotar, en la mayoría de los casos, las limitaciones o carencias de las distintas regulaciones nacionales e internacionales, en particu- lar, su rigidez y lentitud de adaptación a la rápida evolución del mundo virtual. E n las últimas décadas, el fenó- meno de la globalización se ha visto potenciado enorme- mente por los distintos avances tecnoló- gicos, especialmente en el campo de la información empresarial y corporativa. El entendimiento por parte de los distintos actores económicos sobre la importan- cia que tiene la información en el deve- nir de las organizaciones en cuestiones tales como el desarrollo de estrategias de mercado, la interacción con terceras partes con las que se relacionan las dis- tintas compañías, así como en la ges- tión de los riesgos a los que se enfren- tan a diario, ha generado toda una in- dustria de servicios diversos de gestión de aquella información que aporta valor a las organizaciones para la toma de sus decisiones estratégicas y la gestión de los distintos riesgos a los que están ex- puestas, como es el riesgo de fraude. En el pasado, la obsesión de las dis- tintas compañías tecnológicas se cen- traba en mejorar la velocidad de pro- cesamiento de la información, habién- José Luis Fajardo / Senior Manager de Riesgos Tecnológicos de Deloitte Tecnología, inteligencia y riesgo de fraude
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