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SEGURITECNIA Julio-Agosto 2015 99 Protección contra incendios ‘Hot works’ Para paliar los efectos de situaciones si- milares, algunos países han establecido sistemas de hot works (trabajos en ca- liente) que obligan a las personas que realizan tareas de soldadura, oxicorte y similares a recibir una formación es- pecífica de protección contra incen- dios sin la cual no se les permite llevar a cabo estas actividades. Finlandia se lleva la palma en este campo con 300.000 de sus cinco mi- llones de habitantes habilitados para realizar hot works , incluyendo en su sistema una especialidad de cubiertas y tejados. Por su parte, otro tipo de incendio bien distinto es el doméstico. El CTE no entra en la protección del interior de las viviendas y la mayoría de las personas viven ajenas a este riesgo. A modo de ejemplo, recientemente fa- lleció una anciana en Barcelona por el incendio de una cocina y en Vélez- Málaga se desalojaron cinco viviendas por un incendio provocado por una vela que alguien olvidó apagar antes de abandonar su casa. En Francia, fallecen 800 personas al año por incendios domésticos. Las es- tadísticas realizadas por la Fundación Mapfre y la Asociación Profesional de Técnicos de Bomberos (APTB) indican que en España mueren 130 personas al año en incendios domésticos. En este sentido, la diferencia es abismal, sobre todo si tenemos en cuenta que los sistemas de edificación son muy si- milares en ambos países y que la po- blación de Francia no es mucho ma- yor que la de España. En mi opinión, la diferencia radica en la forma de realizar la estadística. En Francia disponen de un sistema centralizado y homogéneo, como po- demos tener nosotros para los acci- dentes de tráfico. Sin embargo, en Es- paña no hay un sistema global de re- copilación de datos para los incendios. Los datos de los que disponemos se basan en el esfuerzo que realiza la APTB recopilando información par- que por parque. Estas estadísticas úni- camente tienen en cuenta lo ocurrido en el día de la intervención, sin posi- bilidad de seguimiento del estado de los heridos, muchos de los cuales fa- llecen en días posteriores al incendio. Por tanto, los fallecidos en incendios en España deben de ser muchos más. Por todo ello, hay una campaña en el sector que pretende establecer la obligación de la instalación de detec- tores domésticos en todos los hoga- res. Su instalación es una buena idea. Yo he colocado uno en cada depen- dencia de mi vivienda. Obligar a su instalación puede ser práctico, siem- pre y cuando se explique bien para qué se instala y como debe usarse y mantenerse. Una campaña como la que en su día se llevó a cabo para fomentar el uso del cinturón de se- guridad sería imprescindible, pero al igual que el cinturón de seguridad, cuyo uso nadie discute, los detecto- res domésticos tampoco son la pa- nacea. En los países nórdicos, tras 25 años de obligación de instalar detec- tores, la reducción de las víctimas ha sido del orden del 10 por ciento. Fac- tores como problemas de movilidad, consumo de alcohol y drogas, taba- quismo, etc., están presentes en la ma- yoría de los fallecidos por incendios domésticos en estos países. No obstante, debemos continuar con el esfuerzo de concienciar en la medida de nuestras posibilidades a toda la población. Poco a poco, con- cienciando y convenciendo, conse- guiremos una sociedad cada vez más segura. Hablaba al principio de la legislación. Se escucha habitualmente en los fo- ros del sector de protección contra in- cendios en España que si no se obliga no se consigue nada. Yo mantengo que si se obliga, tampoco. Solo desde el convencimiento se puede abordar la protección contra incendios de forma eficaz, como demuestran los conatos ocurridos en Zara y El Corte Inglés. Sin embargo, siempre nos quedará la op- ción de promulgar una ley que nos obligue a estar convencidos. S Sólo desde el convencimiento se puede abordar la protección contra incendios de forma eficaz

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